Archivo para enero, 2024

DECEPCIONES INESPERADAS

  (ENTRADA 841)

 

Sin entrar en dramatismos innecesarios, está ha sido la semana de las decepciones. Aunque no me he sentido hundido por ello, no puedo negar que me ha dado un bajón. Solo intento concentrarme en sobrevivir a estos meses, para poder iniciar una nueva vida en mi ciudad natal.

El lunes tuve que recibir al inquilino impuesto por compromiso de mi amiga Natalia. Encima, ni siquiera me había dado la hora de llegada correcta. Natalia me había dicho que llegaría a las ocho de la tarde, y Pablo estaba aquí a mediodía. El chaval es bastante majo, y además me presentó a su amiga Inés. Simplemente es que no me gusta tener gente en mi casa, siempre lo he llevado mal. Afortunadamente pasó la tarde y noche con su amiga, aunque por la tarde estuve charlando un buen rato con ellos. El martes nos despertamos sobre las doce y media, tras lo cual Pablo hizo las maletas para ir a la residencia de sus colegas y partir en su viaje de fin de curso al día siguiente. No voy a negar que recuperar mi apartamento ayudó a que me relajara del todo.

El miércoles comenzó una racha de buen tiempo completamente inusual para el final de enero. Las carreras de la semana fueron mejorando con tres treinta y cuatros. Con la esperanza de quedar con Alex, decidí ir al sexshop a comprar algo de ropa y material, así como una cadena que me había dicho que le gustaba. Ya de jueves pasé por la tienda de cómics y me encontré con Agus en la puerta del nuevo bar que por fin había abierto. Acababa de abrir, por lo que me enseñó el interior. Aunque no conocía el antro anterior, debo reconocer que encontré que el bar estaba muy bien, era espacioso, y además habían puesto suelo nuevo, pintado, y creado un rail de iluminación de lo más genial. Así que por lo menos se abría otra opción, porque la verdad es que el bar grueso no me molaba nada. Como no sabía nada de Alex le escribí, y me confirmó que había llegado el lunes pero que estaba vaciando el piso, por lo que no se había puesto en contacto conmigo. La verdad es que me molestó, porque me podría haberme avisado de su llegada. Así que dejé que dependiera de él quedar el fin de semana. No volví a saber de él en toda la semana.

El viernes tuve mi última carrera de la semana, y Natalia me llamó para decirme que los de la reforma iban a ir a medir algunas cosas a casa. Por lo menos parecía que aquello empezaba. Por la noche me animé a salir al bar de la garra. Pasé un buen rato porque vi a Emilio y Juan Toledo y nos reímos un poco; pero ya es evidente que nunca me integraré allí. A la salida me animé a ir al nuevo bar de Agus, que no estaba ya demasiado lleno. Eso sí, era como el nuevo Parque Jurásico. Pedro el portugués estaba allí y charlamos un rato, pero sigue como siempre, a su bola. La verdad es que para ser el fin de semana que tenía para mí solo, no me surgió ningún ligue ni nada, y me dio bastante rabia. El sábado me dio un buen bajón, principalmente porque Alex no se había puesto en contacto conmigo. Por la noche fue al bar garra, pero la verdad es que estuve bastante colgado, y Emilio y Juan pasaron delante de mí y no me vieron, o hicieron que no. Al final me retiré a casa muy abatido, y no quise pasar por el bar de Agus. Parecía que las cosas mejoraban para quedar, e hice un Bizum a un chaval para que pudiera venir a casa, pero me robó y bloqueó en todas partes. Esto ya me dejó completamente abatido.

Todo el domingo estuve triste. Avancé en el trabajo, pero estaba abatido por las decepciones que me había llevado.

 

Saludos


COMPROMISOS

  (ENTRADA 840)

 

Tras la colonoscopia que tenía pendiente, he podido por fin volver a la relativa normalidad. Pude salir por primera vez en dos semanas, y volví al bar de la garra después de casi un mes. Sin embargo, cuando creía haberme librado de las pruebas pendientes, me vi atrapado en el compromiso de aceptar a alguien en mi casa como favor.

 El lunes fue el día de la esperada colonoscopia, así que me tuve que levantar a las seis y media de la mañana para empezar con la preparación, y después mi prima me llevó al hospital. Me dio rabia que saliéramos más tarde de lo que quería, porque me gusta ir con tiempo y mi prima resulta ser pesada con este tipo de cosas. Afortunadamente, me llevé una grata sorpresa al no ver casi gente en la sala de espera, y no tardaron mucho en llamarme. Me hicieron la colonoscopia, y me lleve otra sorpresa aún mejor al descubrir que en esta ocasión no tenía ningún pólipo. Como cinco años atrás había tenido dos, me llevé toda una satisfacción. Después de comer unas albóndigas con pasta que no me convencieron, regresé a casa en autobús. La verdad es que estaba bastante cansado por haber dormido poco y por sentir todavía los efectos de la sedación. Juan Carlos me dio un toque y me explicó que había tenido un accidente laboral y estaba de bajo. Tenía el brazo inmovilizado y le dolía el costado, pero parecía que no había tenido una fractura. Estaba desbordado y yo le hice ver que era el resultado de tomarse un tiempo para descansar. Ya agotado me fui a dormir.

El martes salí a correr y no me fue mal, aunque solo hice un treinta y cinco de tiempo. Por la tarde fui al dentista, y me llevé otra sorpresa al ver que me realizaba un tercer blanqueamiento del diente. Le informé de que me marcharía de la capital para el verano, y quedamos en programar una limpieza. Antonio el brasileño me dio un toque para ver cuando quedábamos. La verdad es que no me apetecía mucho hacerlo en un tiempo breve. El resto de la semana consistió en un retorno al trabajo y seguí saliendo a correr, aunque no repetí un treinta tres. La temperatura fue bajando para el fin de semana. El peor día para salir a correr fue el viernes, porque llovía torrencialmente. Sin embargo, tuve la suerte de que parara de llover en el momento en el que yo salí.

Ese mismo día recibí un mensaje de Natalia, que me puso en todo un compromiso. Su hijo se iba a Grecia de viaje con su clase, y me lo encasquetó en casa para la noche del lunes. Aunque decía que no debía verme en el compromiso de acceder, me puso en uno, pues me han ayudado a poner en marcha la reforma de mi casa en mi ciudad natal. Así que acepté, aunque la verdad es no me hace ni puñetera gracia tener gente en casa. Esa misma noche pude salir a tomar unas cervezas, aunque la verdad es que estaba bastante cansado. Emilio y el portero me saludaron de forma cariñosa, ya que casi hacía un mes que nos los veía. Sin embargo, no me hizo gracia volverme a ver apoyado en una pared sin poder hablar con nadie mientras tomaba algo. Pude ver a Juan Toledo y Emilio brevemente, pero ya cansado me retiré. Mi prima no tenía comida el sábado, pero no tuve suerte de poder contactar con nadie para quedar por la app. Por la noche volvía a salir y me llevé la grata sorpresa de que Miguel estaba de portero en el bar de la garra los sábados. Esto quería decir que al menos no tendría que hacer cola para entrar. Charlé con él un rato, y me llevé la gran sorpresa de que Emilio me invitara a la primera cerveza. Alex me escribió mandándome fotos, y comenzamos a chatear un poco sobre nuestra inminente quedada. La verdad es que ya tenía ganas de verle.

Esa noche dormí mal, pero fui a comer a casa de mi prima, cuya lasaña tampoco me entusiasmó. Mi hermano no fue a comer, pero si estuvo el novio de mi Sobrina Cova, que cada vez está más gordo. Después de comer pasé a llenar el depósito de gasolina, y regresé a casa, donde estuve tranquilo y tampoco pude quedar con nadie. Charlé de nuevo con Juan Carlos, a quien expresé mi descontentó por el invitado que tendría al día siguiente, y después me puse a dormir.

Saludos


VEINTICINCO AÑOS POR CHUECA

  (ENTRADA 839)

 

Hoy mismo que escribo esta entrada hace 25 años que comencé a salir por Chueca. Eso supone un cuarto de siglo apoyando el ambiente, que se dice pronto. Es curioso que sea el año en el que tengo planeado regresar a vivir a mi ciudad natal. También me ha llamado la atención que esta semana falleciera un DJ que conocí durante mis primeras exploraciones por el barrio, un tío muy majo llamado Mariano. Me llama la atención que utilice la expresión de exploraciones, ya que era una época en la que salir suponía toda una aventura.

La semana comenzó con mi viaje de regreso a la capital. La verdad es que tuve un buen viaje y me di cuenta de que había tomado una sabia decisión adelantándolo. El único problema fue que se me fundió la luz de cruce izquierda, por lo que no pude parar a comer para llegar antes del anochecer. Al llegar me encontré la casa en buen estado. Juan Carlos me llamó por teléfono y estuvimos charlando un rato, pero enseguida tuvimos que cortar la conversación.

El martes volví a correr y me sorprendió hacer un treinta y cuatro en el circuito más complicado del parque. Por la tarde llevé a cabo una necesaria limpieza de la casa. Me sorprendí a mi mismo dando largas a un tío tocayo que me escribió, pero que estaba colocado. Decidí que no merecía la pena y me abstuve de quedar con él. Fue ese día que Jorge decidió escribirme para alegarme que había estado con el bicho y que por eso no me había dado un toque en dos semanas en la ciudad. Que me escribiera cuando ya había vuelto y no durante mis vacaciones me molestó bastante y procedí a bloquearle también. El miércoles me llevé una gran sorpresa al salir a correr y lograr un treinta y tres. De hecho fue el mejor tiempo que había hecho en el parque desde hacía casi cinco años. Por la tarde me limité a retomar el trabajo y entrar en la rutina de nuevo. Lo único que me jorobó fue sufrir un dolor en el costado derecho, a la altura de las costillas flotantes. Decidí observarlo porque se iba al correr y entrar en calor, por lo que sospeché que se podría tratar de haber cargado con cosas para tirar al vaciar mi casa en mi ciudad natal. Fue ese día cuando me enteré del fallecimiento de Mariano. Sin que fuera un amigo, era un conocido a quien tenía carió. Cada vez que nos veíamos nos reíamos mucho, y él siempre parecía encantado de verme. Fue como una forma de sellar el final de toda una época en el barrio.

El viernes llevé el coche a que cambiaran la bombilla de la luz de cruce y pude volver a casa. Comencé mi dieta para la colonoscopia que me tocaba el lunes. Continué con la dieta el sábado, por lo que me quedé en casa excepto por la tarde que me animé a ir a misa y poner necesarias lavadoras. El domingo fue el peor día porque no podía comer absolutamente nada. Ya por la noche me fui a casa de mi prima, que me acompañaría a la prueba al día siguiente. Solo deseaba quitármela de encima y poder salir un poco.

Saludos


LA ÚLTIMA DESPEDIDA

  (ENTRADA 838)

 

Como es costumbre, la primera semana del año fue la última en mi ciudad natal, pero por lo menos ya estaba completamente recuperado. Las temperaturas comenzaron a bajar, pero batí récords corriendo. Además tuve un par de encuentros sorpresa y dejé la casa lista para la reforma. De esta forma, me enfrenté a la última despedida de mi tierra.

El lunes fue el día de Año Nuevo, que como siempre es un día tranquilo. Me sorprendió que Lucía no me diera un toque para ir a comer con ellos, pero me animé a dar un paseo por el muro de la playa. Por la noche fui a la ruta de vinos, donde me encontré con Ramón, Susie y Antonio. Aunque estaba todo matado, estuvimos de charla y compré una hamburguesa para cenar y compartí unas patatas fritas con ellos. La verdad es que creo que hacía mucho tiempo que no pasaba algo de tiempo en compañía el primer día del año. El martes me costó volver a correr, y estuve a punto de hacer un treinta y cinco, pero fui a comer a casa de Lucía para descubrir que todos estaban malos. Después seguí viendo la serie que mi hermano me había recomendado, continué con la limpieza de mi casa. Descubrí objetos tan dispares como un arpón, y a lo largo de la semana me deshice de objetos como las alfombras, la lampara que quedaba, distintos cuadros o las mesillas de noche de la habitación de mis padres. Con los montantes vacíos pude guardar otros objetos hasta el final de la reforma.

El miércoles seguí con la limpieza, pero no comí en casa de mi prima porque iba a hacer lentejas. De todas formas me alegró hacer un treinta y tres corriendo. Me mosqueó ver que Jorge no contactaba conmigo para quedar tal y como habíamos planeado, pero yo me fui a tomar algo con la pandilla a la ruta de vinos. Después me acerqué a tomar algo al bar osuno, pero me lo encontré cerrado y me fui para casa. El jueves quedé con un chaval, algo más gordito de lo que parecía en las fotos, y descubrí que el interfono de mi casa no funcionaba. Ese día opté por no ir por la ruta de vinos y fui directamente al bar osuno para encontrarme a Álvaro como camarero. Víctor había estado pachucho, por lo que habían cerrado el día anterior. A pesar de que no me gusta Álvaro como camarero, estuve charlando un rato con él y le comenté que me regresaría a la ciudad para vivir allí.

El viernes fue la noche de Reyes, y mi regaló fue lograr un 32 corriendo, algo que me sorprendió muy gratamente. Por la noche charlé con Pablo, quien me dijo que los críos ya no tenían interés en la cabalgata. Fui con su familia al antiguo Players para tomar algo con Santi, Juan y Nieves, viendo a estos dos últimos por primera vez en mucho tiempo. Después, Pablo y Bea me invitaron a cenar, y me calmaron al verme nervioso por la inminente obra. Me fui al bar osuno, donde me encontré con Ramón y no nos tocó el décimo que sorteaban. La verdad es que encontré el bar muy vacío, siendo la peor Noche de Reyes que recordaba. Víctor se encontraba mejor, pero acabé marchándome ya que no quedaba gente.

El sábado comí con mi prima, quien me regaló un jersey muy chulo por Reyes. Después de descansar un poco, fui a tomar algo con Santi, Natalia y Graciela en la Terraza, donde concretamos cosas sobre la obra y Graciela se mostró interesada en algún mueble. Ya de domingo, me llevé la sorpresa de quedar con un chaval muy guapo de Venezuela, llamado Edu. Fue todo un regalo. Por la tarde fui a dar un paseo por la ruta costera viendo el anochecer, y llegué a bajar a ver el colector que llegaba a una playa nudista. Nunca había estado cerca y me dio un poco de mal rollo, pero me fascinó por sus grafitis. Durante el paseo pude ver y saludar a mi amigo Jeremías, pero Natalia se rajó a la hora de tomar algo. Hablé con mi tía Begoña para averiguar que podía cambiar la ventana del cuarto de estar, y se lo comenté a Natalia. También llamé a Susie para despedirme de ella y fui a tomar algo al bar osuno, donde solo quedaban dos clientes. Descubrí que Víctor se planteaba dejar el bar a al chaval que trabajaba con ellos cuando se jubilara, pero tenía serias dudas. También charlamos sobre como muchos bares de ambiente habían fracasado tras ser traspasados.

Ya cansado me retiré tras haber decidido irme al día siguiente, ya que anunciaban mal tiempo y nevadas a lo largo de la semana. El domingo se había convertido en mi última despedida de mi ciudad natal, a la que esperaba volver de forma definitiva en cuatro meses y medio.

Saludos


DESPIDIENDO UN MAL AÑO CON OPTIMISMO

  (ENTRADA 837)

 

Finalmente, y tras un inicio de temporada que solo puedo describir como bastante desastroso, tocó regresar a mi ciudad natal. Desafortunadamente, sufrí un ataque de tos bastante fuerte a mi llegada, y luego la sinusitis me dio bastante la brasa. Sin embargo, elijo concentrarme en las cosas positivas de este final de año.

El lunes fue Navidad, y acudí de nuevo a comer a casa de mi prima, donde Marcos había pasado la noche con sus perris. Mi mención de tirar su cómoda, en la casa de nuestra ciudad natal le provocó un cabreo monumental. Creo que únicamente lo hace por llevarme la contraria, sabiendo que acabaré por comprarle su parte de la casa. En parte lo haré por su insistencia, y en parte para poder hacer lo que me de la gana. La tarde la pasé tranquila, preparando el equipaje e intentando ligar sin éxito alguno. Así que me acosté y preparé para el viaje del día siguiente.

El viaje fue largo por culpa de una retención provocada por un accidente cerca de un pueblo. Un coche había quedado hecho polvo y un camión bastante largo había volcado. Esto me produjo un gran retraso en viaje, por lo que tuve que bajar el puerto de montaña de noche y con niebla. Una vez en mi ciudad natal, no logré encontrar donde aparcar, por lo que tuve que volver a hacer varios viajes desde el garaje para trasladar todas las cosas que había traído. Llamé a Santi para decirle que estaba aquí y preparara la cita con el reformador para arreglar la casa, y me fui a dormir.

A lo largo de la semana salí a correr los tres días que necesitaba hacerlo y logré batir mi récord anual de kilómetros. Este año corrí 1115 kilómetros, y el anterior récord era de 1110, dos años atrás. El miércoles me dediqué a instalar las cosas que había traído y a tirar las de sobra. Fui a comer al restaurante de la plazuela, donde saludé a Paloma y Héctor. También fui a tomar algo con Ramón, Pilar, Antonio, Charo y Susie. Comuniqué a todos oficialmente que volvería a vivir a mi ciudad natal, y lo acogieron con bastante entusiasmo. Susie también me recetó algo para acabar con la sinusitis, aunque lo que me dio me provocó un leve colocón. El jueves Natalia se presentó con el encargado de la obra, y comprobamos que debajo de la moqueta del salón había parqué. Me dijo que podría recuperar el de mi habitación acuchillándolo, y ya de paso decidí acuchillar toda la casa. También me dijo que su equipo retiraría las cosas que quisiera tirar, y optó por laminado para el suelo de la cocina. Decidí cambiar los rodapiés, quitar el gotelé u arreglar los armarios del pasillo. Después de la reunión fui a tomar algo con Natalia y Santi se nos unió después del trabajo. Nos reunimos con Pablo, y les confesé mi profundo nerviosismo ante el cambio inminente que daría mi vida.

Ya de viernes fue cuando logré batir el récord, y estuve de nuevo a punto de hacer un treinta y tres, por un solo segundo. Aunque comí en el restaurante enfrente de mi casa, no pudieron reservarme para el día siguiente porque estaban completos. También me enteré de que Geli se había prejubilado para cuidar de su madre. El restaurante había cambiado de nombre, y el menú era más limitado. Sin embargo, me jodió bastante que no lograran hacerme un hueco para comer. Por la tarde di un paseo por el muro, y pude ver algún surfero espectacular. También aproveché para visitar el columbario de mis padres y familia, algo que todavía no había hecho. Por la noche fui a tomar algo con la pandilla de la ruta, donde también pude ver a Marisa, los de la autoescuela, Sandra y Annie. Yo decidí pasar por el bar osuno, que estaba bastante matado, y donde no había nadie conocido. Para mi sorpresa, Ramón acabó pasando por allí, pero su conversación cada vez era más limitada. El sábado comí en casa tranquilo, y no logré quedar con nadie de la app. Como siempre, recibía muchos mensajes, pero al final todo quedaba en nada. Aproveché para seguir tirando cosas, y dejar libres los muebles de los que me quería deshacer. Por la noche salí de nuevo por la ruta de vinos, y estuve de charla hasta que me retiré al bar osuno con Ramón. Una vez más estaba flojo, y Ramón me agotó bastante hablando siempre de lo mismo y rajando de las personas que estaban allí. Lo curioso fue que estaba uno de la app, al que vi charlando con unos tíos, y que no me reconoció o no quiso hacerlo.

El domingo fue el último día de un año que quería ver acabar de una vez por todas. Me acerqué a la ruta a brindar con Ramón, Susie y pandilla, y me sorprendió ver que el bar habitual no les había reservado mesa. De todas formas, pasamos un rato agradable y decidí pasarme la tarde echando una cabezadita. A las ocho salí al local donde celebraría el Año Nuevo con Pablo, Bea, Santi, Natalia, Esteban y pareja, Jorge, María, Yogui y Carmen. Lo pasamos francamente bien, aunque sigue sin gustarme la frialdad del local para celebrar la Nochevieja. Después de entrar en 2024 llamé a mi hermano para felicitarle las fiestas, y pasamos un rato divertido viendo videos musicales. Yo me retiré al bar osuno, donde Ramón llevaba un rato esperándome. No nos tocó la cesta, y el bar empezó a vaciarse rápidamente. No había nadie conocido y Ramón se marchó temprano. Yo me fui a las cinco menos cuarto al ver como Alvaro echaba el cierre, pues no entraría ya nadie interesante. Así que fue una Nochevieja más bien tranquila. Solo espero que el nuevo año superé el anterior, atacado por la enfermedad y la soledad, quizás las dos relacionadas.

Saludos y Feliz Año