Archivo para noviembre, 2022

CHARLANDO CON JOAO

  (ENTRADA 780)                                      

 

Lo más destacable ha sido que por fin me embarqué en un charla causal con Joao, quien a su vez pudo saber que yo había vivido en Estados Unidos. Todo se debió a que el Día de Acción de Gracias el Americano pesado quiso felicitarme y acabé acercándome a donde estaba sentado, al lado del guapo portugués.

CHARLANDO CON JOAO 28-11-22

Parece que los ruidos vuelven a invadir mi casa. Si no es el sonido de la puerta del garaje, son las obras en la casa de enfrente. El caso es que estoy llevando el descanso de forma bastante complicada. El lunes me levanté agotado, por lo que ni limpié la casa, ni fui a correr. Me llevé una gran sorpresa cuando me escribió un tío buenorro con el que había hablado hacía un año, pero que había acabado pasando de mí. Era un cachas de treinta años con bigote negro, que simplemente había considerado fuera de mi alcance. Sin embargo, esta vez quedamos y me llevé una sorpresa más que grata. Lamentablemente servidor estaba cansado, y parece que él se tomó mal que no estuviera al cien por cien. Así que me dio una combinación de subidón y posterior bajón con este tema. Sin embargo, me volvió a escribir un chaval que había conocido el año pasado y que me había plantado por un problema con su abuela, y quedamos en vernos el viernes. El resto de la semana me lo fui tomando con tranquilidad, saliendo a correr tres días y haciendo treinta y cincos. Recibí algunos pedidos pero realicé alguno más con la intención de acabar mi colección de steelbooks. También aproveché para salir a comprar un calendario para el año siguiente el jueves, día que encendían las luces de Navidad y en el que me lo encontré todo hasta arriba de gente. No logré encontrar un tomo de Namor que supuestamente había salido, pero en la tienda me aseguraron que me guardarían una copia cuando saliera.

Así que llegado el jueves me animé a salir, y me encontré el bar bastante animado. Joao apareció por allí tan guapo como siempre, y cuando el Americano se sentó a su lado y me deseó feliz Acción de Gracias desde el otro lado del bar, me acerqué para darle las gracias y estar cerca de Joao, quien se unió a la conversación. Gracias a esto descubrió que había vivido en Estados Unidos durante años, y pudimos charlar un poco. Sin embargo, creo que se marchó, en parte porque estaba ya un poco cansado de oir al Americano hablar de política. El Gallego pasó por allí y al marcharme le di un pico de despedida, porque la verdad es que me había puesto de bastante buen humor. Sin embargo, se me puso metafísico en plan que no le gustaban los picos y prefería los apretones de mano, por lo que me marché antes de que me aburriera. A la salida volví a encontrarme con Joao, que estaba hablando con gente del bar de al lado y se despidió. No volví a verlo el resto de la semana.

El viernes quedé con el chaval del año pasado, y la verdad es que pasamos un muy buen rato juntos. Esto me animó bastante y salí a tomar algo. Me encontré con Mariano, a quien hacía bastante que no veía, y estuve de charla con Melenas y Gordi.  Juanito llegó al poco tiempo, también se nos unió Pancho. Mariano quiso sacar una foto de todos juntos, aunque lamentablemente el imbécil de Jaime apareció y tuvo que estropear varias fotos. El Gallego intentó reestablecer contacto, pero pasé bastante de él. Pasé el sábado bastante tranquilo, y me sorprendió que mi prima tampoco organizara nada para comer en todo el finde. De todas formas, salí para encontrarme de nuevo con Melenas y Gordi, esta vez acompañados de Francisca. El relaciones públicas también pasó por el bar, y la verdad es que estuvo muy pesado. Juanito lo ha denominado el Genio de la Lampara, porque la verdad es que es igual al personaje, pero sin deseos ni gracia alguna. Juanito y yo estuvimos de charla con Roberto, mientras el bar se fue vaciando porque había fiesta.

El domingo estuve un poco de bajón, pero logré avanzar bastante en mi trabajo. Curiosamente ese día hacía doce años exactamente que me había instalado en mi casa. Imposible no acordarse de muchas cosas, demasiadas quizás. Por la noche volví a salir a tomar algo, a pesar de que estaba cayendo el diluvio universal. Juanito se me unió en el bar, donde estaban celebrando una fiesta nudista. En nuestra zona solo estábamos nosotros y un chaval joven bastante guapete, que acabó marchándose con un oso. Nos quedamos charlando con Elvira y Darwin, aunque el pesado del Genio también estaba allí ayudando. La verdad es que ese día me sentía muy bien y me hubiera quedado más tiempo, pero con el cierre del bar, ya no había sitios donde ir.

Saludos


ENCUENTROS CAÓTICOS

  (ENTRADA 779)

 

La verdad es que la semana se ha caracterizado por tres encuentros bastante caóticos. Esto me ha llevado a pensar en muchas cosas, pero sobre todo en que hace bastante tiempo que no logró quedar con alguien con quien tenga cierto grado de química. El último había sido el paciente de cáncer, que me había bloqueado o borrado mi perfil.

ENCUENTROS CAÓTICOS 21-11-22

Salir a correr está resultando más fácil, quizás debido a las bajadas de temperatura. Hice dos treinta y cincos y dos treinta y cuatros, aunque el viernes no me animé a salir a correr, porque estaba bastante agotado. El lunes quedé con chaval bastante majo, pero en menos de un minuto ya estaba despachado, y decidió dejarme bastante colgado. Por lo demás, me he embarcado en la tarea de hacerme con las ediciones metálicas de mis películas de superhéroes favoritas, y ya he empezado a recibir algunas, cosa que me ha alegrado bastante. El hecho de que esta semana no hubiera ninguna fiesta también me ayudó a obtener un necesario descanso. Llegado el jueves me animé a salir a tomar algo, y tuve la mala suerte de encontrarme con el americano pesado. Nada más verme empezó a hablarme de política, y Darwin se dio cuenta enseguida de lo pesado que estaba. Por fortuna se cansó pronto y se marchó a casa, dejándome libre. Los perris estuvieron por allí, incluyendo el baboso que va detrás de Joao, pero también se fueron temprano. Un tío de coleta, al que llamamos Rapunzel, estaba liado con un oso, al que dejó en el bar para marcharse. El oso estaba bastante borracho, y dio bastante la brasa el tiempo que se quedó en el bar. Por fortuna Roberto estuvo por allí, así como Michael, el ingles que esta de visita y a quien vi con Joao. Como el borracho no paraba de bailar y menearse de un lao a otro, opté por marcharme. Llegado el viernes salí de nuevo al bar, donde me encontré con Gordito y Melenas, y Juanito llegó para unirse al grupo.

Ya de sábado, me sorprendió no recibir mensaje de mi prima, lo cual me llevó a pensar que probablemente se habían marchado de puente. Quedé con un tío bastante majo, pero venía seriamente perjudicado y estuvo a punto de desmayarse en mi cuarto de baño. Encima había echado el pestillo, pero afortunadamente me abrió la puerta antes de que pasara algo. Le di un zumo y le hice tomar un poco al aire, hasta que se recuperó del todo. Me pareció que le había dado una bajada de tensión, pero por lo menos acabó por recuperarse y se marchó sin que llegara a pasar nada. Por la noche acudí al bar, aunque Juanito no iría porque tenía una quedada. Vi brevemente a Pedro, pero acudí al encuentro de Gordito y Melenas, porque Francisca estaba con ellos y me apetecía saludarle. El pesado de Llavero apareció borracho como siempre, pero le bloqueé fisicamente impidiendo que entrara en el grupo para dar la brasa. Pancho se nos unió y estuvimos charlando hasta que el bar se quedó bastante vacío. Luego me di cuenta de que Pedro charlaba con Joao, quien se fue sin que apenas pudiera verle. El domingo tuve más suerte y quedé con un tío bastante morboso, con falda escocesa y todo. Sin embargo, una vez más me di cuenta de que todo el esfuerzo lo ponía yo, y el no hacia nada más. Esto me llevó a pensar en los encuentros caóticos que estaba teniendo, y en como me estaba entregando siempre para no recibir nada. Sin embargo, el paso de los años me ha hace ver que no estoy para elegir tanto como quisiera. El día fue tranquilo y por la noche acudí al bar para encontrarlo completamente vacío. Estuve charlando un rato con Elvira y Darwin, que estaban preparando un pedido para la inminente quedada de osos. Afortunadamente se nos unieron Juanito, Marcos, Roberto y Michael. Estos tres últimos venían de otro bar y la verdad es que nos echamos unas buenas risas hasta que llegó el cierre. En especial, tuve la oportunidad de hablar más tiempo con Michael, que resulto ser un buen tipo. Y así acabó la semana.

Saludos


QUINCE AÑOS DE FORTALEZA

  (ENTRADA 778)

 

Poco antes de empezar a escribir, me he dado cuenta de que el viernes hizo quince años que empecé a escribir mis peripecias, en esta Fortaleza de la Soledad. Parece mentira que haya pasado tanto tiempo, y que las cosas hayan cambiado de forma tan radical a lo largo de estos quince años. Y sin embargo, seguimos adelante.

QUINCE AÑOS DE FORTALEZA 14-11-22

La semana empezó muy bien, cuando conocí a un chaval de lo más majo que venía de Kuwait. Pasamos un rato muy divertido y agradable, y lamenté que tuviera que marcharse, pero le señalé donde podía ir a comer. El resto de la tarde la pase con mi habitual limpieza. El martes reanudé mis carreras, pues el día anterior había fallado. Logré hacer treinta y cincos toda la semana, y la bajada de temperaturas fue de indudable ayuda a la hora de hacer ejercicio. Como el miércoles era fiesta, me animé a salir, aunque el bar estaba completamente vacío. Darwin estaba con el nuevo, a quien me presentó. La verdad es que me pareció un tío muy majo que compartía mis gustos por videojuegos y alguna serie. Sin embargo, el bar estaba bastante vacío. El gallego también pasó por allí y nos confirmó que se llamaba Marcos. El miércoles fui a comer a casa de mi prima, donde por fin pude ver a mi hermano. Comimos una fabada riquísima, tras lo cual regresé a casa. Por la noche salí, porque Juanito me había señalado que también lo haría. Una vez más el bar estaba vacío, y tuvimos que aguantar a un americano bastante ofensivo, que le dio por intentar adoctrinarnos en sus ideas políticas. Juanito llegó a ponerse de bastante mala leche, y eso que tiene mucha paciencia. El jueves volví a lanzarme a salir a tomar algo, y había bastante gente debido a la visita de los perris. Allí estaba Joao, con el tío inglés con que le había visto la primera vez. Darwin me dijo que se llamaba Anthony. Debo reconocer que tuve un silencioso ataque de celos cuando uno de los perris se puso a hablar de Joao justo detrás de mío. Se trataba de un tío al que había visto, y la verdad es que estaba muy bien. Se puso a hablar con un colega sobre él, reconociendo que le ponía bastante. En cuanto Anthony se fue al baño, el perri atacó y se llevó a Joao a ver las máscaras. Aunque el chaval volvió con Anthony, me molestó que no tuviera timidez para ir y nunca se acercara a mí. Son tonterías mías, pero debo reconocer que me sentí bastante mal. Pedro apareció por allí y estuvimos de charla, y debo reconocer que se mostró bastante comprensivo.

El viernes fue el día del aniversario de esta Fortaleza, y quedé con Juanito para ir al cine. Nos tocó al lado de unos pijos petardos que no callaron en toda la película. Vimos “Black Panther: Wakanda Forever”. Me pareció que estaba bastante bien, pero debo reconocer que no me moló nada lo que hicieron con el personaje de Namor.

BLACK PANTHER- WAKANDA FOREVER 14-11-22

A la salida del cine fuimos al bar, donde nos encontramos con Gordito y Melenas, con quienes estuvimos charlando. El americano pesao estaba por allí e intentó volver a sacar el tema de la política, pero pasamos bastante de él. El bar estaba bastante animado, aunque como siempre, no tardó en quedar vacío. El sábado estuve tranquilo en casa y volví a salir por la noche. Había bastante gente, pero no duró demasiado porque había fiesta en la disco. Gordito y Melenas se fueron pronto, pero Juanito y Pedro me hicieron compañía y estuvimos hablando sobre Tim Burton, porque al parecer había una exposición. Roberto también estuvo de charla con nosotros, y debo reconocer que me va cayendo mejor. Esa misma noche al volver a casa, contactó conmigo el Tocayo Vecino, a quien no había vuelto a ver por la app. La verdad es que sospechaba que me había bloqueado, pero me dio un toque para que fuera a verle. Sin embargo, el encuentro fue un desastre y enseguida me dio largas asegurándome que estaba mareado. Regresé a casa tarde y con un bajón considerable.

Ya de domingo me limité a estar tranquilo en casa, y la verdad es que me dio bastante bajón, también en parte por el desastre de la noche anterior. Por la noche me acerqué a tomar algo y estuve con Juanito, Roberto, y llegué a charlar con Anthony. Durante el fin de semana también había hablado bastante con Marcos, aunque en ocasiones se pone bastante pedante. Estuvo por allí un cachas muy bajito que me llamó la atención, pero acabé por marcharme al sentirme muy cansado.

Saludos


REVISITANDO A TINTÍN

  (ENTRADA 777)          

 

La verdad es que con el puente, ha sido una semana que ha pasado con bastante rapidez. Me empujé a revisitar a un personaje de mi infancia, Tintín, acudiendo a una exposición con mis amigos. La verdad es que este tipo de eventos me obligan a tener una vida más activa fuera de casa. Fue como si me montara en su famoso cohete lunar para recordar cosas de mi infancia.

REVISITANDO A TINTÍN 07-11-22

El lunes comencé la semana saliendo a correr en un día de llovizna, y me embarqué en la limpieza de mi casa, como era habitual. Ese mismo día me llamó Juan Carlos, para mi sorpresa porque no le tocaba hacerlo, y estuvimos charlando un rato. Por lo menos parecía que las cosas iban mejor con sus padres. Llegada la noche de Halloween, salí al bar para encontrarlo algo flojo, y sin nadie disfrazado. En parte se debía a la fiesta que celebraban en la disco, donde al parecer si fueron bastantes personas disfrazadas. Yo estuve tomando algo en plan tranqui con Juanito y Pedro, con los que quedé al día siguiente para ir a la exposición de Tintín. Al día siguiente quedamos a la una menos cuarto en Gran Via, donde ya habían retirado el cohete del personaje que habían puesto durante una temporada. Juanito llegó justito y con una sudada tremenda por la que había empapado la parte trasera de su camiseta. Aunque la exposición estuvo bien, me pareció bastante incompleta para el precio de la entrada. Hubiera deseado ver más maquetas de otros elementos como el Unicornio o el submarino tiburón entre otras cosas. Me sorprendió ver a Pedro sacar fotos de absolutamente todo, incluyendo las placas explicativas. A la salida me compré un pequeño cohete para poner en casa, y me cabreó bastante que me cobraran cincuenta céntimos por una cutre bolsa para poder llevármelo. Tras la exposición fuimos a un japones, donde Pedro me molestó un poco al pedir demasiadas cosas del buffet cuando ni siquiera habíamos acabado el pedido anterior. Tras la comida estaba tan cansado que me pegué una buena siesta. Nos volvimos a reunir en el bar por la noche, porque era festivo, aunque no había casi gente allí.

El miércoles me llevé una gran alegría al hacer mi carrera en un treinta y cuatro por primera vez en muchísimo tiempo. La verdad es que fue bastante inesperado y me tomó por sorpresa. Como era el día de difuntos, me acordé mucho de mis padres y me acerqué a la iglesia, porque sabía que le hubiera gustado. El resto de la semana seguí corriendo bien, pero una ligera lesión en el pie me dejó un poco lastrado llegado el fin de semana. Como estaba cansado y había salido bastante, decidí no salir el jueves y me quedé tranquilo en casa, donde por fin vi “Halloween Ends”. Llegado el viernes volví a salir aunque apenas vi a gente conocida en el bar. La Marquesa estaba con gente que no conocía, pero Juanito llegó pronto para unirse a charlar conmigo. Pedro también pasó por el bar y estuvimos charlando un poco hasta el cierre con Elvira y Darwin.

Ya de fin de semana opté por no ir a comer con mi prima, porque la verdad es que quería estar tranquilo y ver si podía tener algún encuentro que no tuvo lugar. Por la tarde Juanito se puso en contacto conmigo para explicarme que no saldría, porque al día siguiente tenía su visita anual al cementerio con su hermana. Yo salí para encontrarme con el bar inusualmente hasta los topes. Aunque Juanito no estuvo allí, pude charlar con el americano gordito que había conocido haría un mes, y que estaba preocupado por las inminentes elecciones. También pude charlar con la Francisca, a quien no veía desde hacía bastante tiempo, y hasta Javi habló un poco conmigo. Pancho también estaba por allí, y debo reconocer que cada vez me cae mejor. Lo más curioso fue que a pesar de que había fiesta, el bar aguantó con mucha gente hasta casi el cierre. Había un rubito de camisa de leñador bastante interesante, pero no llegué a decirle nada. También descubrí que el colega de Roberto y Darwin, con quien ambos habían estado era gallego, y hablaba el inusual dialecto que mi padre y colegas conocían. El domingo fue tranquilo y me lancé a escribir a un profesional llamado Pedro, pero de quien no pude obtener respuesta. Lo intenté en dos ocasiones pero no hubo manera de lograrlo. Pasé un día bastante tranquilo acabando bastante trabajo y por la noche me encontré con Juanito en el bar. Me comentó que la visita al cementerio había sido bastante sosa comparada con otros años. Elvira ya se había ido de vacaciones, por lo que estuvimos de charla con Darwin, y el gallego. Éste se sorprendió al ver que Juanito hablaba gallego, y Darwin nos comentó que creía que se llamaba Marcos. Ya al cierre, nos retiramos, poniendo fin a la semana.

Saludos