Archivo para octubre, 2022

DESPEDIDA Y FUTUROS CAMBIOS

  (ENTRADA 776)

 

Después de diecisiete años atendiéndome, mi médico se jubila. Cuando comencé este modesto diario-blog, todavía estaba adaptándome a mi vida como enfermo crónico, así que esto me hace ver como han cambiado las cosas desde entonces. Esta no fue la única mala noticia, ya que nos devuelven al hospital donde comenzó todo, y que me produce tanto rechazo.

DESEDIDAS Y REGRESO AL PASADO 31-10-22

Comencé la semana con suerte, ya que al pedir cita para llevar el coche al taller, me la dieron esa misma tarde. Así que algo nervioso, partí hacia allí con cuidado al llevar la rueda de repuesto, y aproveché para dejarlo para la revisión. Como ese día habíamos quedado para ir al cine, opté por no realizar la limpieza habitual y así acabar las cosas que tenía pendientes. Darwin me dio un toque a la hora de comer, pues él y Roberto se habían animado a venir y necesitaba saber dónde estábamos sentados. Así que por la noche acudí al cine y me encontré a todos esperando en la heladería del frente. La ventaja de ir un lunes al cine es que no había nadie y tuvimos la sala prácticamente para nosotros solos. Pedro el brasileño se nos unió y vimos “Black Adam”, que me pareció bastante buena. Además debo reconocer que disfruté con Elvira de acompañante cinéfilo.

BLACK ADAM

Al acabar la película decidimos ir al bar Caliente a tomar unas cervezas, y me sorprendió que Juanito se animara a venir con nosotros, tratándose de un lunes. El bar estaba animado y reconocí al camarero griego y a Josito, que vino a saludarnos. Aunque apareció un rubiaco cachas, iba acompañado y evidentemente ni me miró. Sin embargo, pasamos un rato bastante agradable charlando y tomando algo.

El martes salí a correr, y por la tarde ya pude acudir a recoger el coche. Esto me sorprendió bastante, pues por el tema de las ruedas pensé que tardaría más tiempo en tenerlo listo. Solo corrí el miércoles y el jueves, y únicamente logré un treinta y cinco, con lo cual bajé un poco de nivel con respecto a la semana anterior. El jueves me tocó ir a consulta, que resultó ser la última con mi doctora, que se jubilaba. Después de diecisiete años con ella, me dio bastante pena. Al despedirnos me dio un fuerte abrazo y me retiré desolado. Para empeorar las cosas, me comunicó que nos trasladaban de nuevo al antiguo hospital, ocho años después de habernos sacado de allí, porque el hospital estaría en obras durante un tiempo. Esto fue lo que me dejó completamente abatido, porque odio el antiguo hospital y me recordaba el traumático ingreso que había sufrido allí. Por la noche salí a tomar algo, y me encontré el bar bastante matadillo. Había un mexicano que triunfo bastante y pude ver a Joao brevemente. Me dio la sensación de que intentaba hacer contacto, pero me dio miedo.

El viernes por la mañana quedé con un cubano y, aunque la cosa prometía, creo que había estado de demasiada fiesta y yo no estuve al nivel. Así que se marchó y acabó por bloquearme. Por la noche volví a salir y me encontré conque había un nuevo camarero ayudando a Darwin, mientras Elvira se encargaba de la barra del fondo. El nuevo era osazo, con barba negra, y con una incapacidad absoluta para sonreír. Casi todos los habituales se habían ido al fondo, porque Elvira estaba allí. Pude ver a Gordito y la Marquesa, aunque esta iba acompañada de una de esas petardas que se cree graciosa. Yo además estaba algo machacado, porque el estómago me había estado dando la brasa. Juanito estaba hablando con el mexicano del día anterior, que resulto ser bastante majo y apreció la historia de las alianzas de mi madre y mi tía.

Ya de fin de semana, comencé el sábado con esos problemas de estómago, aunque se fueron atenuando durante los siguientes días. Estuve tranquilo adelantando el trabajo acumulado y por la noche volví a salir. Aunque había más gente, el bar no tardó en vaciarse debido a la fiesta que se celebraba. Gordito ya se había ido a la mencionada fiesta, con lo que estuve con la Marquesa hasta que llegó Juanito. El marido de Elvira también pasó por el bar, así como el relaciones, disfrazado de algo similar a un Ewok desangrado. Así que terminamos por retirarnos sin más que hacer. El domingo fue cuando empecé a mejorar y pasé la tarde viendo una película rarísima de Sean Connery, titulada “Zardoz”. Salí a tomar algo con Juanito pero no había nadie porque el día siguiente era laboral. Juanito empezó a mostrar paranoias respecto al marido de Elvira, y descubrimos que Elvira no estaría para el estreno de la siguiente película Marvel. Así que tras tomar algo, nos retiramos sin más eventualidades

Saludos


PINCHAZO

  (ENTRADA 775)

 

Parece que la tranquilidad se me escapa, aunque sé que tiendo a magnificar lo que deberían ser meros accidentes. Y es que la semana se ha marcado por el pinchazo de una rueda delantera de mi coche, que me ha vuelto a sumir en un nuevo episodio de ansiedad, del que me he recuperado pronto.

PINCHAZO 25-10-22

La semana había empezado bastante tranquila y, de hecho, había tenido un encuentro cuanto menos interesante por la noche con tío que resultó ser mayor de lo que aparentaba. Estuvimos unas tres horas juntos aunque debo reconocer que no me acabó de convencer, y resultó ser bastante egoísta. Sin embargo, hubo momentos bastante interesantes (Ander). Otro elemento que me alteró bastante fue la operación de mi hermano, a quien le retiraron las placas sin problemas el miércoles. Mi prima Lucia acudió a recogerle al hospital, ya que le dieron el alta el mismo día, y pasó la noche con ella para regresar a casa. Yo me quedé en casa, pues al día siguiente tenía extracciones, y necesitaba estar tranquilo sin nada que me alterase. El jueves acudí a extracciones, que la verdad estaba bastante petado de gente. A pesar de esto acabé relativamente pronto y cogí el metro para ir a recoger mi reloj, que por fin estaba reparado, y pasé para comprar varios tomos que habían salido a la venta en la tienda de cómics. El tiempo fue empeorando a lo largo de la semana, y las temperaturas bajaron dándonos un respiro más que necesario. Aunque al principio de la semana noté que me costaba trabajo correr, mejoré mucho a lo largo de los últimos días. Esto tuvo su recompensa y el jueves marqué mi primer treinta y cinco desde el verano, estando a seis segundos de marchar un treinta y cuatro el viernes. Esto fue lo que verdaderamente logró animarme.

El jueves acudí al bar a tomar algo y me lo encontré completamente petado de gente. Esto se debía a que se celebraba la reunión de los Perris durante todo el fin de semana, y se habían congregado allí para tomar sus copas de bienvenida. Esto me obligó a estar algo arrinconado al no conocer a nadie de los que estaban allí. Por fin me enteré de que el portugués mayor se llamaba Pedro, y tuve que impedirle que me presentara al portugués guapo, porque me parecía bastante forzado, y le expliqué que tenía que hacerlo de forma lógica y natural. Se quedó un rato charlando, cuando la gran cantidad de gente comenzó a marcharse, pero acabó por irse al empezar a quedarse dormido en la silla donde estaba de charla conmigo. Ya el viernes volví a salir, y el bar no estaba tan lleno como el día anterior, pero estaba cayendo una tormenta considerable. Llegué empapado, y al encontrarme con Pedro, éste me presentó al portugués guapo, que resultó llamarse Joao. Charle brevemente con ellos, porque Joao no parecía mostrar interés y se había cambiado de sitio. Así que acudí a charlar con Melenas, Gordito y la Marquesa, hasta que Juanito llegó para unirse a nosotros. La noche estuvo bastante tranquila, y pronto nos quedamos los de siempre hasta el cierre.

De sábado, al ver que no me comía una rosca, decidí ir a comer a casa de mi prima, que había preparado codillo. La comida estuvo muy bien, pero el fue el día fatídico, ya que pinché el coche al volver a casa. Afortunadamente, había una policía muy maja que me ayudó y permitió aparcar en una zona reservada para un casino cercano. Cuando el aparca del casino salió hecho una furia para decirme que no podía parar ahí y que le daba igual si había pinchado, la policía volvió a mi rescate y le puso en su lugar. Por suerte, la asistencia en carretera llegó en solo quince minutos, y no tardó nada en ponerme la rueda de repuesto, avisándome que no podía pasar de ochenta con ella. Como me coincidía ir a revisión, decidí llamar el lunes para poder dejar el coche en el taller. Inevitablemente, la ansiedad de la tensión del momento me invadió y me arruinó bastante el fin de semana. Salí a tomar algo y coincidí con Joao a la entrada, ambos saludándonos brevemente. Estuve con Melenas, Gordito, Roberto, Francisca y Juanito. La verdad es que me planteé invitar a Joao, que estaba a su bola, a acercarse para conocer a los habituales, pero me pudo la timidez. Al final, Joao se marchó, y yo solo pude contar la experiencia del pinchazo a la pandilla del bar, para intentar desahogarme un poco.

De domingo tuve un encuentro bastante desastroso con un chaval, que iba bastante puesto, así que opté por intentar dormir y relajarme todo lo que pude. Por la noche volví a tomar algo, y quedé con Juanito y Elvira para ir al cine al día siguiente. Tuvimos un encuentro inesperado con Diego, su ex y su chapista, que la verdad es que nos alegró bastante. Estuvimos de risa con ellos hasta que se marcharon, pero la verdad es que me dio mucha alegría ver a Diego mucho mejor. Y así acabó esta semana con bastante estrés.

Saludos


SEMANA NOCTURNA

  (ENTRADA 774)

 

Esta ha sido la semana de las salidas nocturnas, pues hemos tenido un día festivo que ha caído en miércoles, quedando justo en medio. Así que acabé saliendo el día previo al festivo, el festivo, y luego ya el resto de la semana en el que estoy acostumbrado a hacerlo.

SEMANA NOCTURNA 17-10-22

Empecé la semana bastante hecho polvo, pues no había descansado bien. Decidí no ir a correr para no forzar la máquina, y por lo menos llegó el paquete que estaba esperando. Por fin pude hablar con mi agente de seguros, que me prometió miraría una opción mejor para mi coche el año siguiente. El martes me animé a ir a correr y por la tarde me tocó dentista, teniendo que someterme a una limpieza más. Sin embargo, parece que el problema de las encías estaba solucionado. Ya por la noche salía tomar algo, pues era el día previo al festivo Estuve justo al lado del portugués, pero a Elvira le dio por señalarle la fiesta que había en una discoteca y el chaval se marchó. Para colmo, el día supuso el regreso del Cara Luna al bar, que seguía igual de pesado que siempre. Por lo menos, a mi no me saludó, probablemente al acordarse del corte que le había metido. Juanito estaba conmigo, y estuvimos charlando con Pancho y Javi sobre las leyes acordes a inspecciones de locales. Juanito se lio con la historia de la barra del bar perruno al que solíamos ir, y como siempre se puso tozudo asegurando que su versión era la correcta. La verdad esa actitud que tiene con estas cosas me tiene bastante harto. El miércoles fue el día festivo, por lo que estuve tranquilito en casa. Por la noche me animé a salir de nuevo, pero el bar estaba completamente matado. El Cara Luna volvió por el bar y estaba más pesado todavía. Afortunadamente, se puso borde con Elvira al pedirle que pusiera su móvil a cargar, y éste se negó provocando que se marchara asegurando no volver. Solo espero que esto sea verdad y no tengamos que aguantarlo más.

El jueves no pude evitarlo y contacté con un chapista. Nuestro encuentro tuvo sus cosas buenas, aunque no fue todo lo que esperaba. Para desahogarme después, me animé a salir a correr y la verdad es que lo llevé bastante bien. Como era jueves, esa noche también salí y los perris se encontraban en el bar, celebrando su habitual fiesta, acompañados de la Experimento, que estaba igual de pesada y gritona que siempre. Cuando la fiesta hubo acabado, el bar quedó vacío y hablé hasta el cierre con el Portugués mayor, Pedro, que se había hecho amigo de Juanito. Ya de viernes volví a salir a correr, aunque me costó más esfuerzo del esperado. La tarde la pasé tranquilo, aunque no me encontraba bien del todo. Como por la noche estaba mejor, me animé a salir y pude ver a Pedro, charlando con un grupo en el que estaba el Portugués guapo. Me lo quiso presentar pero le dije que quedaría demasiado forzado, y además porque estaba convencido de que no era su tipo. Estaban por allí la Marquesa, Melenas y Gordito, aunque se retiraron bastante pronto, dejando a los habituales allí para cerrar el bar.

El sábado estaba todavía bastante ajado, pero fui a comer a casa de mi prima, porque además tenía que mover el coche un poco. La comida tenía un toque picante y creo que me provocó una diarrea que dio bastante la brasa toda la tarde. A la hora de salir estaba mejor, aunque estuve muy cansado en el bar. Me fastidió porque me iba a animar a ir a la disco esa noche, y no pudo ser. El domingo me levanté en mucho mejor estado, y estuve acabando de hacer cosas en casa. Por la noche salí en plan tranqui, y estuve de charla con Juanito y Roberto el tiempo que estuve en el bar. Había poca gente en el bar, y me marché enseguida, después de haber ayudado a Elvira a contar algunas monedas.

Saludos


EL PORTUGUES SONRIENTE

  (ENTRADA 773)

 

Debo reconocer que me ilusionó con poco, y es que últimamente tengo algo que me lo hace en el bar osuno al que voy. Desde hace unas tres semanas, pasa por allí un chaval portugués joven y con una sonrisa arrebatadora. Por lo que he observado le va la gente aún mayor que yo, por lo que no tengo oportunidad alguna. Sin embargo, debo reconocer que me hace ilusión ver al portugués sonriente.

EL PORTUGUES SONRIENTE 10-10-22

La semana comenzó con una limpieza muy necesaria de la casa. Llamé a Juan Carlos para charlar un poco, pero no me lo cogió. Me devolvió la llamada el martes y estuvimos charlando un buen rato. Me molestó descubrir que el sábado se había animado a salir, pero lo había vuelto a hacer con sus petardos de amigos. Siempre me dice que ya no depende de ellos, y al final siempre acaba con los mismos y pasa de verme. Podría haber venido a verme perfectamente, y lo hubiéramos pasado genial, pero esta claro que no hay manera. El resto de la semana estuvo tranquila y seguí con el deporte. No salí a correr el lunes, pero si lo hice el resto de la semana. Conseguí seguir mejorando mis tiempos, pero no soy capaz de marcar un treinta y cinco todavía. El jueves fui a realizar unas compras de tebeos y a por la última película de Thor. De la que volvía pasé por la tienda de Fran de huevo, y compré algo de ropa deportiva que siempre había estado interesado en tener. Fran estuvo bastante majo, aunque tardó en atenderme y le vi bastante agobiado para cuatro o cinco clientes que había tenido. Me dijo que la boda había sido una mierda, y debo reconocer que tampoco me interesé en preguntar más. Ese mismo jueves me animé a salir algo, pero me encontré con el bar prácticamente vacío. Por no estar, no estaban ni los perris. Estuve de charla con Elvira y Darwin, quienes me animaron a descargar una aplicación que deformaba las caras y que estaba bastante divertida.

Ya de fin de semana me animé a salir el viernes por la noche, consciente de que Juanito estaba de vacaciones. Me encontré con Melenas y Gordito, que estuvieron muy majos y con los que pude charlar bastante. Sin embargo, iban acompañados de otros dos tíos a los que no conocía. El portugués guaperas estaba allí, pero ya estaba siendo acosado por dos maduritos. Así que al final estuvimos tomando algo hasta el cierre. El sábado por la mañana me desperté sobre las ocho y media de la mañana, pero pude chatearcon el tío que me había contactado. Vino a casa y estrené mi nueva ropa, pero la visita no duró debido a la incontinencia del tío, que se marchó. La verdad es que esto me jorobó considerablemente, pero intenté pasar el día con tranquilidad. Volví a salir por la noche, y aunque había bastante gente en el bar, acabó vaciándose de nuevo debido a la fiesta de la discoteca. El guapo portugués también se fue, no sé si acompañado de un rubiaco que había aparecido por el bar, y que me parecía que me miraba al principio. Darwin hizo alguna broma sobre presentarme, pero enseguida le hice entender que de hacerlo me bloquearía por completo. Al margen de esto, esa noche estuve pendiente de mi hermano, que competía en el Iron Man de Hawái. Afortunadamente completó la prueba sin que hubiera más problemas.

El domingo me llamó Lucia por si quería ir a comer, y la verdad es que no me apetecía nada, por lo que puse una excusa para quedarme en casa. Por la noche volví a salir y me reencontré con Juanito, que ya había vuelto de su semana de vacaciones. Había fiesta nudista en la sala contigua del bar, pero al poco de llegar se acabó. La verdad es que había un par de chavales muy guapetes, pero parecían estar bajo el control de otro. También había un asiático cachas con camiseta de tirantes verde militar, pero acabó en un grupo de americanos que no sabían hablar sin gritar. Ya al cierre, regresamos a casa.

Saludos


INJUSTICIAS DE LA VIDA

  (ENTRADA 772)

 

Aunque la semana ha supuesto mi completa recuperación, también ha servido de testimonio sobre como en esta vida las cosas suelen no ser justas. Y es que durante los últimos años me he visto enfrentado a la felicidad constante de aquellos que tanto daño me hicieron en su momento. Este fin de semana marcó su boda, el sumun de su felicidad, mientras yo sigo recogiendo piezas tras el fallecimiento de mis padres.

INJUSTICIAS DE LA VIDA 03-09-22

Al principio de la semana todavía me sentía agobiado por la tos, pero me las arreglé para completar todo lo que tenía pendiente. Por fin pude acudir a renovar mi DNI, para encontrarme conque el sistema estaba caído y tendríamos más de una hora de espera. Así que me armé de paciencia y tuve la suerte de que muchos aceptaron la oferta de cambiar la cita y se marcharon. De esta forma pude renovar el DNI en solo una hora, me alegré la vista con algunos policías de lo más atractivos, y ya no tendré más tramites de documentos hasta dentro de diez años. A pesar de ser la hora de comer, decidí hacerlo más tarde y acudí en coche a la farmacia del hospital. Tuve suerte y no había casi tráfico, por lo que pude llegar a casa sin problemas. También compré un nuevo jarabe, el cual fue el que logró acabar con el problema de la tos.

El martes fue el quinto aniversario del fallecimiento de mi madre. Esta vez salí con tiempo suficiente para poder charlar con el párroco y pude reservar las misas de mis padres para el año siguiente. Una vez más, mi hermano llegó tarde a la ceremonia, pero lo que no me hizo demasiada gracia fue el hecho de que mi prima se olvidara de la misa. La llamamos a la salida, y tras recibir numerosas disculpas decidimos ir a cenar al restaurante al que tanto íbamos con mis padres. No hubo mesa para nosotros, porque estaban celebrando un congreso. Aunque a mi hermano y primos no pareció importarles, debo reconocer que me molestó bastante. La fidelidad de nuestra familia a ese restaurante había sido absoluta durante décadas. Incluso cuando mi madre quería ir a otros sitios, continuamos yendo allí. Si mi padre siguiera con vida habría habido una mesa para nosotros, y una vez más veo la realidad, sin mi padre ya no somos respetados. De todas formas fuimos a la cantina, donde cenamos bastante bien y desconectamos. Mi hermano partió al día siguiente para competir en Hawái.

El resto de la semana fue tranquilo y acabó culminando en mi recuperación. El miércoles tuve un encuentro con un chaval llamado Ignacio, que había conocido en la aplicación. Resultó ser un tío bastante majo, que además era un paciente de cáncer. De esta forma, conectamos y pasamos un buen rato. El jueves volví a salir a correr por primera vez desde la semana anterior, y logré llevarlo mucho mejor de lo esperado. Esa noche salí a tomar algo para enterarme que Elvira había subido el precio de la cinco estrellas. Estuve de charla un rato con Roberto y Darwin, pero cuando llegó más gente me sentí bastante fuera de lugar. El viernes me levanté y volví a salir a correr, logrando mi mejor tiempo desde que había vuelto de las vacaciones. Sin embargo, todavía no fui capaz de hacer marca en los treinta y cinco minutos.

Fue el viernes cuando salimos, que nos enteramos de la fortuna de la mala gente. Nos llevamos una sorpresa al encontrar a Fran de Huevo allí, y es que ahora trabaja en la tienda leather enfrente del bar. Fue él quien nos contó que Miguel se casaba con Gorilongo al día siguiente. Su bar estaría cerrado y celebrarían su triunfo absoluto después de haber descartado nuestra amistad, y haber pisoteado la memoria en repetidas ocasiones de su anterior prometido. La falsedad triunfaba, y alcanzaba esa felicidad después de apuñalarnos en la espalda y descartarnos como clínex usados. Charlamos un rato con Fran, que iba tan drogado como en sus mejores tiempos, y después de un rato terminamos por retirarnos.

Debo reconocer que el sábado estuve de apagón. No debería dejar que el recuerdo de las personas que me han hecho daño me afectara, pero lo hizo. Me acordé de aquel par de años en los que parecía haber logrado tener todo a nivel social, y como durante la enfermedad terminal de mi madre todo se había venido abajo. Y aún así, yo salía solo una noche más, mientras esas personas viles celebraban toda su felicidad. Juanito pasó pronto por el bar, donde además estaban Melenas y Gordito. Josito pasó brevemente de traje, pues venía de la boda, y se marchó enseguida. Por lo menos estuvimos de charla con el grupete en el bar, que estuvo acompañado de un tío en camisa roja que me recordaba a alguien y que, según me contaban, había superado un cáncer. No llegué a conocerlo, pero pasamos un rato agradable charlando con Melenas y Gordito, aunque el bar se vacío porque había fiesta en la discoteca.

El domingo fue un día más tranquilo, en el que logré adelantar mi trabajo mucho más de lo que esperaba. Salí a tomar algo de nuevo con Juanito, quien se iba una semanita de vacaciones. Estuvimos de charla con Elvira y Darwin, y charlamos brevemente con el barbas de la gorra que me llama la atención. Sin embargo, terminamos por retirarnos pronto.

Saludos