Archivo para febrero, 2021

PINTANDO TECHOS Y PAREDES

  (ENTRADA 688)

 

Parece que esta semana ha servido para poder poner fin a todas las crisis de ansiedad que tenía pendientes. Pero sobre todas las cosas, me ha servido para poder poner fin a todas las crisis caseras que tenía pendientes. Llevaba desde principios de diciembre con la fuga de la bañera de la vecina de arriba sin reparar, aunque no se había estado bañando para que no me cayera agua. Finalmente se reparó dicha avería y pude pintar el techo de mi baño.

Sin embargo debo de decir que mi vecina es cortita, o directamente tonta la pobre. El portero ya me había avisado el viernes de que el fontanero había reparado el problema, y que la vecina llegaría el martes de París. Pues la pava decidió tomarse un baño sin avisarme primero para que comprobara si seguía habiendo una fuga de agua o no. Así que el miércoles la abordé en el local de abajo, y tras escuchar sus mil escusas e historias que no me interesaban quedamos en que por la noche dejaría la bañera llena para observar si todavía había algún tipo de fuga de agua. Afortunadamente esto ya no era así, y por fin quedó todo zanjado. Así que decidí que el fin de semana sería el momento de pintar y así finiquitar todo lo relacionado con la casa, que me había empezado a dar guerra tras mi visita al Museo del Prado allá por el mes de octubre.

Durante la semana tuve algunas novedades en forma de noticias por mi parte de mi amigo Juan. Me comunicó que no podríamos quedar el sábado, porque tenía el cumpleaños de su ahijado. La verdad es que me vino bien debido a que tenía que pintar. También me comunicó que se había encontrado con Javi, y que le había comunicado que ya era oficial que nuestro bar había cerrado para siempre. Nos habíamos quedado oficialmente sin nuestro bar, algo que me dejó hecho polvo porque yo ya estaba dispuesto a salir por las tardes en caso de que hubieran reabierto. La verdad es que en ese sentido David me ha defraudado, porque ni siquiera lo ha intentado. Juan me comentó que había posibilidades de que lo cogieran los dueños de un bar de osos. Yo me encontré con Josito en la calle, sin haberle visto desde el verano. La verdad es que me decepcionó que no llamara para quedar a tomar algo. Volvió a decirme que lo haría, pero lo dudo mucho. También me comunicó que la discoteca al lado de nuestro bar también había cerrado, y que allí pondrían un supermercado. Vamos, que nuestro barrio de marcha se nos muere sin darnos cuenta. Por otro lado, por fin pude recibir mi paquete el jueves, tras dieciocho días de pesadillas burocráticas.

Llegado el fin de semana me puse manos a la obra y logré pintar el techo de mi baño. La verdad es que me quedé sorprendido porque me había quedado bastante bien. Aproveché para pintar la zona del cabecero de mi cama, la pared de las capilaridades, y la de al lado de la puerta donde tengo colgadas las llaves. La verdad es que me llevó toda la tarde, pero quedé muy satisfecho con el resultado y me regalé unas cervezas y el ver la película de Chance y la del adolescente ciego gay de Brasil. A lo largo de la semana he seguido en contacto con el Cubano, aunque difícilmente la cosa va a llegar a más que algún breve chateo. Debido al haber tenido que pintar, al día siguiente fui a casa de mi prima para ducharme y comer en compañía de todos. Estuvo mi hermano, con quien tuve un rifirrafe más tarde, por cuestionarle sobre pagarle electricidad a mi prima cuando en contrato ponía que era cuestión de ellos. Según él lo habíamos pactado, aunque yo no me acordaba de nada de eso. Así que lo mejor que pude hacer es pasar olímpicamente de todo que bastante tengo.

Ya en casa por la tarde aproveché para retocar algunas zonas de pintura que no habían quedado demasiado bien, y por fin pude ver toda la casa completa después de tanta avería. Supongo que más adelante me animaré a remodelar el salón y aprovechar también para pintar. Y así seguimos adelante.

 Saludos


ANIMALES SOCIALES

  (ENTRADA 687)

 

La verdad es que la semana ha sido caótica debido a un paquete que tenía retenido en aduanas, aunque por lo menos he tenido la oportunidad de socializar un poco más, y me he llevado una sorpresa al establecer conversación internauta con un chaval cubano bastante majo llamado Jorge. Y es que al final hay un límite al estilo de vida que pueda llevar un ermitaño. A fin de cuenta los seres humanos somos animales sociales.

Esta semana tocó reunión de la directiva del edificio para poner en marcha todo lo necesario con zona ajardinada y piscina. Quedamos con el gerente de la nueva empresa de piscinas y le indicamos nuestras expectativas, con lo cual seguiremos adelante con ellos, esperando que salga bien. Aprovechamos para comentar otras cosas como la presencia de colillas en la zona ajardinada, ya que yo también llevaba tiempo limpiando ceniza de mi balcón. También seleccionamos otra compañía de jardinería, y ante la imposibilidad de entrar en la zona central, tuve la idea de que aparcara en el aparcamiento y nos pasara los costes de aparcamiento. El mayor problema ha sido el paquete, que estaba atascado el aduanas a pesar de que había enviado la información de despacho en numerosas ocasiones. Tuve que empezar a establecer numerosas quejas en su página de Facebook para que la cosa avanzara. Ya el viernes pareció haberse desbloqueado todo, pero me quedé con la duda todo el fin de semana, y no quedaba otra que esperar al lunes para ver si de una vez por todas se acababa eso. Afortunadamente encontré otra opción de venta en eBay, por lo que decidí intentar esa opción la próxima vez y abandonar mi compañía habitual. Yo entiendo que la situación actual de la pandemia dificulte las entregas, pero entonces no puedes seguir cobrando los mismos precios. Ya veremos si la nueva idea me sirve.

Por otro lado, me enteré de que el parque volverá a abrir parcialmente el día veintidós de este semana. La verdad es que para mi es un sitio esencial, que echo de menos desde que se cerrara durante la nevada. He seguido corriendo alrededor del perímetro, pero no es lo mismo. De hecho el martes tuve que correr con una tormenta que me dejó empapado y que durante un rato me regaló granizo. Hablando con el conserje me enteré de que la fuga del piso de arriba ya había sido reparada, aunque la inquilina no regresaría hasta el martes. Aproveché para ir a comprar pintura de imprimación y un rodillo, con la esperanza de que por fin eso quedará arreglado y pudiera pintar la semana entrante. Con lo que con suerte ese ha sido otro avance positivo. Por otro lado mi hermano se reunió para ponderar nueva oferta de trabajo, donde se establecieron algunas posibles flexibilidades.

El sábado quedé para comer con Juanito, y la verdad es que puedo decir que una vez más estuvo muy bien. Fuimos al mismo sitio, donde variamos un poco el menú con respecto al día anterior. El ya había dado su paseo habitual y luego por la tarde había quedado con otro amigo suyo. Era un día de mucho sol, algo que agradecí mucho. Por la noche decidí descansar un poco para ver la película “Cuando Harry Conoció a Sally”. Fue entonces cuando un cubano llamado Jorge me escribió por Internet después de haberlo agregado en Facebook. Me quedé un poco sorprendido al haber llamado su atención, y la verdad es que la conversación se prolongó hasta las siete de la mañana alcanzando temperaturas torridas. Yo había quedado en ir a comer con mi prima, así que apenas pude dormir. La comida estuvo bien, porque además mi hermano se presentó allí también. Al regresar a mi casa volví a hablar con el cubano. Ya agotado decidí acostarme, satisfecho de haberme relacionado algo con el resto de la humanidad, pues llevaba mucho tiempo aislado. Ya a punto de arreglar tecnicismos y asuntos pendientes, todo esto supone una inyección para seguir adelante.

 Saludos


RECARGANDO BATERÍAS

  (ENTRADA 686)

 

El proceso de salir de una depresión, aunque sea leve, no deja de requerir de una batería humana bien cargada. Cuando las cosas se tuercen o ponen tristes, agotamos esas “baterías” que nos impulsan a seguir adelante. Por eso me pareció curioso que la batería de mi coche muriera esta semana y fuera necesario cambiarla. De esta forma me percaté de que me pasaba algo similar, y que de mi dependía recargar la mía.

Pendiente todavía de que arreglen la fuga de arriba, opté por pedir ayuda al administrador de mi edificio para que intermediara con el propietario. Aunque solo tenía el contacto de la agencia, pareció funcionar porque la vecina de arriba me aviso que el miércoles vendría un fontanero a arreglarlo. Sin embargo el fontanero vino sin utensilios y dijo que volvería el viernes… día que tampoco vino. Así que seguimos igual, sin poner avanzar ni ponerme a pintar. Por lo menos me acerqué a la ferretería del centro comercial cercano, y me informé sobre como pintar y que materiales utilizar. Sin embargo, me tocará seguir esperando para poner fin a esto.

La gran noticia vino de manos de mi hermano. Había recibido una oferta de trabajo en Italia, y me llamó para pedirme mi opinión. Le dije que dependía de él y lo que deseara hacer, pero que no me viera como un lastre para tomar esa decisión. Ahora nos toca vivir nuestras vidas y hay que aprovechar las oportunidades. Si yo tuviera una oferta en Estados Unidos, y no estuviera en mi situación actual de salud, no dudaría en aceptarla. Sin embargo también le hice ver que en plena pandemia, bien podemos tomar una decisión por motivos equivocados. De él depende, aunque me transmitió algo de inseguridad ante posibles imponderables del futuro. Decidí cuidar gastos y vigilar todo mejor, pero también le seguí viendo bastante paranoico. Solo espero que tome la decisión que tome, sea la que le haga feliz.

En lo relativo a las carreras, el lunes seguí teniendo algún problema con el gemelo izquierdo, pero en cuanto comencé a usar la media compresora, no solo pude ir mejor, sin que además logré hacer el perímetro del parque completo por primera vez desde el temporal de nieve. Lamentablemente nada apunta a que el parque vaya a abrir pronto. El miércoles fue el único día que no pude ir a correr, pues fue cuando tuve la crisis de la batería del coche. La verdad es que el seguro acudió raudo y el técnico que me ayudó fue muy atento. No había dejado ninguna luz interior encendida, pero la batería tenía diez años y ya había muerto. Así que optamos por la mejor solución, poner una batería nueva.

Esto fue lo que me hizo darme cuenta de que no podía seguir aislado como un ermitaño. Uno puede tener cuidado y al mismo tiempo contacto social. Así que escribí a Juanito y quedé con él para el sábado. Pude desahogarme con él explicándole la depresión que había sufrió tras perder contacto con Juan Carlos, de quien a fin de cuentas me había enamorado, así como por el total aislamiento que seguía y el añadido de los problemas caseros. La verdad es que Juan sabe apoyar y animar como nadie, y enseguida noté que me encontraba mejor. Paramos a tomar una cerveza, y vios a una camarera llamar la atención a unas chicas que se habían quitado la mascarilla, pero que no se atrevió con un tío en la tragaperras. Decidí ir a comer con él cerca de su casa, y pude comer unos callos, setas, croquetas, y albóndigas riquísimos. Tras la comida decidimos convertir esto en rutina para depurar y yo volví a casa mientras llovía. Fue un paseo de lo más agradable, y al ver a tanta gente en la calla me di cuenta de que mi aislamiento radical me estaba matando poco a poco, y que ser social no estaba reñido con tener cuidado.

 Saludos


CORRIENDO OTRA VEZ

  (ENTRADA 685)

 

Después de tener la ciudad invadida por la nieve, por fin he podido empezar a correr de nuevo. Sin embargo, tenemos el parque cerrado y todo parece indicar que seguirá así durante largo tiempo, hasta que puedan retirar los árboles dañados. Eso sí, después de estar diecisiete días sin deporte, he tenido alguna lesión. Supongo que es cuestión de coger la práctica otra vez.

Con el parque cerrado no queda otra que correr por el perímetro. Con las aceras tan estrechas que tiene no me queda otra que hacerlo con mascarilla, lo cual es posible aunque incómodo. Pero más que eso, el problema ha sido alguna lesión que me volvió a dar la brasa. Primero fue en la espalda, aunque afortunadamente pasó pronto. Lo peor fue el tirón en el gemelo izquierdo, que me obligó a descansar el viernes. Eso sí, he tenido que hacer mis seis kilómetros con paradas debido a la falta de práctica y la gran cuesta que tiene el perímetro. Uno de los días hizo sol, y fue muy agradable correr con menos ropa. Fue ese día cuando me crucé con Luciano, al que no veía desde que trabajaba en el bar hace más de un año. Evidentemente no me reconoció porque apenas habían intercambiado palabras y yo iba con mascarilla.

La semana tuvo sus cosas buenas, y mis dos pedidos de Guardianes de la Galaxia y Deadpool llegaron con una semana de antelación. La verdad es que fue todo un respiro, para no tener que estar pendiente de más historias. Echaron a unos indigentes problemáticos del barrio, pero para el fin de semana los teníamos instalados aquí una vez más. También tuve un encontronazo con el portero, cuando el de enfrente entro como emisario del pago de un alquiler. El portero se empeñó en llamar al intermediador en lugar de al administrador, tal y como le había indicado. Por fortuna el administrador lo solventó todo, aunque me costara una considerable dosis de estrés. Con el fin de semana llegaron las reuniones ilegales en casa así como otros incidentes de los inquilinos negándose a cumplir las normas de Covid. También me encontré con la inquilina de arriba, a la que había escrito y que me confirmó que la fuga de su bañera seguía sin solventarse. Así que tendré que recurrir también al administrador para solventar ese problema.

Eso fue todo rutinario en una semana en la que no puedo negar que caí en depresión, aunque llevadera. Me enteré de que mi antiguo amigo Javi tenía a sus padres ingresados por el Covid, y a los tres días su padre lo había superado pero su madre había fallecido. Le escribí para comunicarle cuanto lo sentía y para hacerle saber que estaba aquí si quería pasear y charlar. La verdad es que uno de los mayores errores que he cometido es haber dejado que el tiempo nos distanciara. Echo mucho de menos nuestras cinepizzas. Quizás no este de más el intentar volver a soldar esa amistad que tantos buenos momentos nos proporcionó. No he podido sentir más su pérdida, porque me ha tocado vivirla primero. Curiosamente, tras años distanciados había llegado a pensar que su padre podría haber fallecido, pero al final ha resultado que sus padres seguían con vida. A su madre la había conocido en una ocasión en la que nos había acompañado a ver una película de Tintín al cine. Me pareció una mujer simpática y encantadora, y me cayó muy bien.

Ya de fin de semana no pude evitar regalarme cerveza para el viernes y sábado noche. A esto le añdí canciones románticas poco conocidasde esas que te conmueven por sorpresa. Supongo que no es bueno beber solo, pero por lo menos me ayudó a relajarme. Si Juan Carlos siempre me había atraído de forma intensa, nuestras conversaciones telefónicas desde el verano me habían confirmado que mis sentimientos se habían convertido en algo más profundo. Me había acabado por enamorar, y ya no me acordaba de la última vez que lo había hecho. Nuestras charlas telefónicas eran la única ilusión que tenía en las circunstancias que vivimos actualmente, y es complicado seguir adelante. Pero como siempre he pensado, en esta vida toca caerse y levantarse después, no importa las muchas veces que esto ocurra. Y así seguiré… caminando.

 Saludos