Archivo para septiembre, 2020

HISTERIA COLECTIVA

  (ENTRADA 667)

 

No me gusta tratar el tema de la pandemia que nos asola, pero esta semana no he podido evitar observar que la gente empieza a estar considerablemente quemada. Parece que los deportistas estamos en el punto de mira, cuando hay países que ni siquiera tienen el uso de mascarilla obligatoria al aire libre. No creo que sean ataques realmente dirigidos a nadie en concreto, sino una forma de desahogo que la gente empieza a sentir. El desgaste psicológico se empieza a notar, y se palpa una histeria colectiva de la que intento escapar.

Yo siempre uso mascarilla de camino al parque, una vez allí me la quito porque elijo sitios para hacer mi recorrido por los que no pasa nadie. Una vez salgo del parque tengo un trecho a casa por aceras, pues me la vuelvo a poner. Lo hago más bien por cooperar y no fomentar histerias, porque al aire libre poco riesgo veo. Hay mucho más riesgo en los estudios de televisión, que no se sabe por qué estando en espacio cerrado no se les requiere. Yo lo único que puedo es recomendar calma, que no salte a la ira, y que se use el sentido común, eso que ningún político, de la rama que sea, tiene.

Pero, en fin, volviendo al deporte, esta fue la semana de una clara mejoría. El mismo lunes llegaron mis medias compresoras, y al usarlas noté una evidente mejoría. De hecho, esta semana estuve corriendo cinco kilómetros y medio, con dos pequeños paseos intercalados. Ya el viernes decidí forzar un poco más la máquina, y corrí seis kilómetros con un solo parón de paseo. Además, coincidió con que nos habían cerrado el parque por la meteorología, con lo que tuve por la acera perimetral, con la mascarilla y la verdad es que lo llevé bastante bien. Así que si hay suerte habré recuperado mis carreras mínimas antes de que nos confinen de nuevo.

En lo relativo a la familia, los compradores del barco dieron problemas. Querían llevárselo antes de que se cambiara la titularidad y, claro está, mi hermano no lo permitió. Mi prima sigue preparando la casa de nuestros padres para instalarse en ella, como muy tarde en noviembre. El domingo nos reunimos todos para ir a una misa por el tercer aniversario del fallecimiento de mi madre. Mi hermano volvió a no querer llevarse sus cosas de casa, y la verdad es que me empieza a molestar, porque ni las quiere dar ni se las lleva. También vimos a mis tíos de la capital, y llegué bastante tarde debido a esto a casa. En mi casa, se me rompió el primer disco duro multimedia que mi hermano me había regalado, así que he tenido que ponerme en plan de recuperar todo el material que estaba allí dentro.

Por lo demás, mi barrio sigue sin estar con movilidad restringida, y espero que sigamos así por lo menos hasta que pueda pasar por la farmacia hospitalaria para poder recoger mi tratamiento sin problema. El fin de semana volví a salir a dar un paseo tanto el sábado como el domingo, y observé que había más gente que en fines de semana anteriores, probablemente porque la gente se teme que nos confinaran pronto. Sin embargo, al final creo que la gente lo hará cuando llegue el mal tiempo, y ya no haya terrazas ni apetezca tanto salir. Por lo demás, me reiteró en la calma, si a mi me confinan, no voy a salta en ataques de histeria alegando que si lo hacen conmigo deben hacerlo con todos. A fin de cuenta, la verdad es que solo salgo para ir a correr, y el resto del día lo paso en casa tranquilo en casa.

 Saludos


IMPORTANCIA DE UN PARQUE

  (ENTRADA 666)

 

La semana se ha caracterizado por la venta del barco de mi padre, el nuevo ingreso del padre de Juan Carlos, y algún reencuentro familiar. Las posibles medidas de control de movilidad me han hecho temer perder el parque para correr, sobre todo ahora que poco a poco parezco ir mejorando. Y es que me vida se limita a estar trabajando en casa, y salir a correr al parque por las mañanas. Quedarme sin el parque sería un mazazo.

El lunes cerramos la piscina, aunque el socorrista decidió marcharse a las seis de la tarde por cuenta propia. Al día siguiente se lo comuniqué al administrador, que consiguió que nos retiraran un día del contrato establecido. De esta forma, el problema de la piscina ha quedado eliminado esta temporada. Me parece una lástima que el socorrista haya acabado por resultar ser un jeta, cuando todo parecía apuntar a que era un gran trabajador al principio. Mi hermano terminó por vencer el barco a un portugués, con quien mantuvo su palabra a pesar de que le apareciera un comprador mejor después, que además era dueño de Bellavista. De esta forma, parecía que mi hermano se había quitado otra carga. Sin embargo, cabía la posibilidad de que tuviera que subir a nuestra ciudad natal a firmar documentos. Finalmente no hizo falta, pues el documento fue enviado por mensajero. Mi hermano también me confesó que había tenido momento de nostalgia y tristeza durante todo el proceso.

Juan Carlos me comentó que su padre volvía a estar ingresado, cosa que lamenté. También que le habían recetado un diurético que le había costado mucho trabajo encontrar. Curiosamente, era un medicamento que tomaba mi padre, y durante la limpieza de mi habitación había llevado toda su medicación a reciclar. No parecía que fuera algo grave esa vez, pero Juan Carlos ya estaba al límite del estrés. Sabiendo cómo es esto, no pude hacer otra cosa que entenderle y darle todos mis ánimos.

El miércoles se declaró el posible confinamiento de distritos, y uno podía acabar siendo el mío. Así que el jueves pasé por nuestra casa para ver si había algo de correo. Había notificación de juzgado a nombre de una tal Alicia, y temimos que el remitente fuera equivocado y fuera una denuncia de la jeta de nuestra asistenta. También fue el cumpleaños de mi hermano, así que después de felicitarle avisé a mis primos por ambos lados de la familia para que lo hicieran también, ya que había tenido algo de bajón. Por la tarde fui a comprar un juego de “Campeones” que había salido, así como algunos tomos recopilatorios de cómics. Me pilló una tormenta considerable, pero casi lo agradecí.

El viernes pasé por la casa de nuestros padres para enseñar el aviso de la carta certificada al portero, que identifico a la tal Alicia como la hija de nuestra vecina de enfrente. Sin embargo, debo reconocer que durante un rato tuve un estrés considerable. A la vuelta me dio tiempo a correr, y logré aumentar la distancia a cinco kilómetros y medio, cuatro de ellos seguidos. La verdad es que me costó menos, en parte porque el tiempo había refrescado. Sin embargo, el resto de la tarde tuve la pierna completamente machacada y decidí encargar unas medias compresoras. Finalmente, el viernes me enteré de que mi distrito no quedaría confinado, aunque no me quedó claro si cerrarían todos los parques, o solo los de los distritos afectados.

El sábado estaba mucho mejor, así que fui a dar un paseo por el parque, ya que no había forma de saber si lo tendríamos abierto la semana siguiente. Era un día nublado, pero disfruté del paseo y no tuve demasiadas molestias en la pierna. Mi prima me escribió e invitó a comer en su casa, y decidí acudir para verla tanto a su familia como a mi hermano. Sin embargo, la noche del sábado al viernes la pasé con insomnio. A pesar de esto, el domingo no me levanté muy machacado y fui a misa cerca de casa de mis padres, para confirmar la misa por el aniversario de la muerte de mi madre la semana siguiente. Coincidí con mis tíos de la capital, y el Párroco me saludó con mucho cariño. Aproveché para reservar misa para mi padre en marzo, y tras esto fui a casa de mi prima. La comida estuvo muy bien y la verdad es que agradecí charlar con alguien. Mi hermano también estuvo más dispuesto a ultimar eliminación de muebles de la casa de nuestros padres, y se mostró dispuesto a que se instalaran cuando quisieran. Así que fui a casa de mis padres con Lucia, y tiramos más cosas que ya no íbamos a necesitar, y le entregué el mando del garaje para cuando viniera el pintor. Tras esto regresé a casa bastante tarde y cansado, aunque agradecí cambios positivos en nuestras vidas. Ahora solo queda esperar que no me cierren el parque.

 Saludos


LARGOS PASEOS

  (ENTRADA 665)

 

Como el retorno al deporte me sigue costando a nivel de piernas, me he propuesto algunos cambios durante el fin de semana, en los que apenas hacía nada. Ya la semana anterior me había animado a dar un paseo corto por Recoletos, pero este fin de semana comencé a dar paseos mucho más largos, y de paso conocí a fondo el parque en el corro, algo que tenía pendiente.

Poco a poco voy subiendo el nivel de carreras, aunque sigo con dos bloques de paseo. La verdad es que las piernas se me ponen como yunques, lo que me impide alcanzar velocidad. Así que me he tomado las cosas poco a poco. Por lo menos esta semana he logrado correr hasta cinco kilómetros, con dos parones de 500 metros para caminar. Así que es cuestión de ir viendo cómo van las cosas a ese nivel, sin prisas pero sin pausa también.

Sin poder socializar, las semanas pasan con bastante tranquilidad. Me llegó mi pedido de cómics y mi revista de cine vuelve a publicarse. También pude quedar con Luis para un muy necesario desahogo, aunque al final la cosa no fue tan satisfactoria como podría haberme imaginado. Al parecer nos han robado el interruptor de la luz de nuestra casa en el norte. Mi hermano tuvo que irse a nuestra ciudad natal y volver en el mismo día, para enseñar el barco de mi padre, el cual por fin podremos vender para quitárnoslo de encima. El único coñazo es que a lo mejor todavía me toca volver a subir para firmar algún papel. Lo curioso es que mi hermano subió justo cuando se celebraba el Día de Asturias, y más curiosamente, a Juan Carlos le dio por escribirme para felicitarme por la celebración de dicho día. También ha sido la última semana de piscina, que la verdad es que apenas ha sido utilizada. Sin embargo, me fijado que el socorrista ha seguido viniendo tarde, y me lo he encontrado varias veces en portería de charla, y saludándome de forma seca, o no haciéndolo. Así que cuando observé que había llegado una hora tarde, no dude en comunicarlo al administrador.

Llegado el sábado, me animé a salir a dar un largo paseo. Me recorrí todos los rincones del Retiro, y que seguía sin conocer porque me limitaba a hacer el recorrido de mis correros. No hubo demasiadas sorpresas, aunque por fin pude ver la antigua casa de fieras, y algún que otro parque por el que nunca pasaba. La verdad es que me animé y me pegué una buena pateada de hora y media. Me pareció que aunque había bastante gente, no estaba ni mucho lleno para ser un fin de semana. Dado el éxito del paseo, lo repetí el domingo después de ir a misa. Aunque atravesé el parque, esta vez salí a una zona urbana y acabé en una zona de venta de libros. Estuve echando un vistazo y me hizo gracia ver cómics de “Guay” o de “Erase una Vez el Hombre”, también algún libro suelto de “Los Cinco”. Volviendo al parque, pude encontrar un par de zonas que no había visitado el día anterior. Uno era un parque en homenaje a las víctimas del terrorismo, y otro un curioso monumento a los hermanos Alvarez Quintero, que me llamó bastante la atención por mostrar dos enamorados. La verdad es que ese día llegué a casa bastante agotado, pues la caminata fue considerablemente larga. No pude evitar pensar que va a hacer diez años que me independicé, y que podría haber aprovechado todo mucho más.

Por la noche decidí llamar a Juan Carlos, pero una vez más no me cogió el teléfono, así que he optado por pasar del tema, porque no parece que vaya a pasar nada con este chaval. Más tarde me escribió para contarme que tenía el teléfono en silencio, al estar en una terraza con uno de sus amigos. En fin…

 Saludos


COMIENZA LA 14ª TEMPORADA

  (ENTRADA 664)

 

Comienza la décimo cuarta temporada, y tengo la seguridad de que no puede ser peor que la anterior. Es cierto que todavía no hemos salido de esta situación actual, y queda mucho camino por recorrer. Aunque la temporada comienza sin vida social, y bastante incertidumbre, quiero pensar que al final de la misma habremos puesto fin a esta pesadilla. Es curioso, porque la peor temporada de este humilde blog ha sido la del número de la mala suerte. Así que aferrado a la esperanza, encaró esta nueva y… sigo caminando.

El lunes me tocó ir a hacerme una PCR, y la verdad es que tuve suerte porque todo fue rápido y no me tocó hacer cola. Mi hermano me había advertido ante lo desagradable de la prueba, pero la verdad es que a un servidor le pareció una verdadera tontería. Al día siguiente tuve el resultado, que fue negativo. Así que la temporada comenzó libre de infecciones y encarando con optimismo esta nueva temporada. Durante la semana seguí saliendo a correr, y esta vez comencé a hacer tres kilómetros corriendo, una caminata de descanso y kilómetro y medio corriendo al final. El tobillo y el gemelo no me han dado problemas, pero reconozco que los tres kilómetros seguidos del principio todavía me cuestan un poco. Me frustra bastante no poder correr todavía los seis kilómetros a los que estaba acostumbrado, pero lo importante es haber retomado la actividad.

Por otro lado, Carlos de Facebook siguió chateando conmigo durante todo el miércoles, y al final resultó que en realidad le gustaba. Así que quedamos el jueves para un encuentro que fue decepcionante. La verdad es que me dejó bastante hundido, porque me sentí utilizado. Sin embargo, no tardé en darme cuenta de que lo sucedido carecía de importancia y no debía darle más vueltas. Sin embargo, no voy a mentir al reconocer que me molestan las largas que me han dado Luis, esta semana incluida, Carlos, de quien no sé nada desde hace dos meses, e incluso por parte de César.

Por otro lado me he sometido a un cursillo de plancha de sabanas que me ha ayudado considerablemente a aligerar mi trabajo. También acudí a la compra de cómics, y pasé para comprar unas películas que tenía pendientes desde hacía bastante tiempo. La Consejería de Salud me llamó para confirmar mi negativo en la PCR, y he comenzado a avanzar un poco más en mi trabajo, cosa que estoy disfrutando. La lesión piramidal que tenía ha desaparecido prácticamente, y el domingo después de misa di un paseo bastante agradable. Fui por todo el paseo cercano a mi casa, y la verdad es que me di cuenta de que era algo que tenía que haber hecho antes. El domingo charlé con Juan Carlos, y me alegró muchísimo saber que ya le habían dado el alta a su padre, aunque el pobre estuviera tan machacado.

Así que, aunque sin vida social, pues tardará mucho en volver, creo que he tenido un buen comienzo de temporada. Es hora de dejar atrás la mala suerte, la energía negativa, y hacer de la situación actual lo mejor que podamos. Yo seguiré, como siempre, caminando con la esperanza de que la vida me sorprenda positivamente.

 Saludos