Archivo para octubre, 2019

ARRANCANDO DE NUEVO

  (ENTRADA 619)

 

La semana ha estado caracterizada por una rutina parcial, que todavía se me asemeja extraña. He dejado de salir todas las noches de la semana, ya que estaba claro que era algo que no me venía demasiado bien, y he cambiado de dieta también. El retorno al deporte me está costando, ya no por la lesión que sufrí, sino más por el trancazo. Así que en términos generales ha sido una semana de nuevo arranque.

La semana comenzó con la habitual limpieza de mi casa, algo que agradezco no haber abandonado otra vez. También reanudé mis visitas al italiano y fue la primera semana en la que decidí o salir los tres primeros días de la semana. A fin de cuentas eran los excesos con la cerveza los que habían ayudado a mi subida de Ácido Úrico, así como con el marisco. Con lo cual los tres primeros días de la semana me limité a salir correr, que me está costando un esfuerzo considerable, y a trabajar. El martes fui a comer con mi padre, ya que mi hermano no podía ir con mi padre.

El jueves fui a casa de mi padre por la tarde, para llevarle a cortar el pelo. Tuve una bronca con él y con la cuidadora, porque no habían tomado la saturación de la tarde. Ya es malo que mi padre no se concentre con estas cosas, pero que la cuidadora pasé con lo que está cobrando, me mosqueó bastante. La bronca pasó rápido y le llevé a cortarse el pelo, y luego de regreso a casa. Ya por la noche salí al bar, donde me encontré con los Javis y con Juanito, y estuvimos hablando de temas eurovisivos. Uno de los Javis se marcha la semana que viene, y nos invitaron a una despedida el miércoles, pero anuncié que no podría ir, ya que de lunes a miércoles me he propuesto seguir sin salir. Al cierre decidí acercarme al bar cerca de la plaza, pero la verdad es que apenas duré una cerveza. Los camareros estaban más pendientes de lucirse, y la verdad es que el bar no estaba demasiado animado.

Con el viernes llegó el fin de semana, y de nuevo salí por el bar habitual. Había algo de gente, pero el bar se fue vaciando poco a poco. Al principio La Rusa y Tristón estaban en el bar, pero terminaron marchándose a un bar más animado, pues Tristón no aguanta mucho los bares mataos. Para colmo, me convertí en objetivo de un borracho, que intentó besarme abordándome de forma faltosa, y continuó siguiéndome a pesar de ponerle freno inmediatamente. Me frustró José, porque me hizo gestos de no saber que más hacer, cuando este seguía a pesar de su advertencia. La solución era clara, echarlo. Los bares no se dan cuenta pero este tipo de clientes solo sirven para ahuyentar a otros. Juan llegó por fin y estuvimos charlando un rato, cuando ya solo quedaban tres clientes. Debido a esto el chuliboy de la noche fue cancelado, y nos retiramos al cierre.

El sábado fui a comer con mi hermano y con mi padre, para descubrir que la cuidadora se había pillado el día y mi hermano se quedaría en casa hasta la cena. No me pareció muy normal, y se lo hice saber a mi hermano. Aunque no le importaba quedarse, me parecía que era responsabilidad de la cuidadora buscar suplencias. Así que me fui a casa, algo mosqueado porque me parece que esta chica es bastante jeta. Ya por la noche salí, y tocaba cambiar la hora una vez más. Debido a esto, los días comenzaran a ser cada vez más cortos. Me encontré en el bar con Fran, Luis y Josito. Aunque fue con éste último con el que pasé la mayor parte del tiempo. Su marido llegó al poco rato, y también estuvimos de charla. Juan Carlos apareció para saludar y me comunicó que ya había pasado su colonoscopia con éxito. Al poco llegó Juan, por lo que Fran y Luis volvieron a unirse a nosotros en conversación. Giaco nos había enviado ese mismo día un video con las fotos de la boda, y estuvimos charlando sobre el tema. Al marcharse a su discoteca, Juan Carlos pasó a despedirse y charlar un rato. Me molestó muchísimo que un amigo viniera a insistir que se fuera, esperándole mientras miraba su móvil, dando a entender que el resto no éramos personas digas de su atención. De verdad que no entiendo que hace Juan Carlos con ese grupo, que cada vez me gusta menos. También me cabreó el Bruce, cuando me señaló que no le saludaba, mientras que siempre lo hago

De domingo tocó el regreso de mi padre a Misa, y para mi sorpresa lo llevó muy bien, regresando con unas saturaciones muy mejoradas. Después tuvimos comida familiar con la familia de prima, y la verdad es que también estuvo francamente bien. Tras dejar a mi padre en casa, regresé a la mía y fui a comprar el último Astérix, titulado “La Hija de Vercingétorix”, que me pareció bastante plano. Por la noche volví a salir, aunque la cosa estuvo muy tranquila. Juan llegó y estuvimos de charla un rato hasta el cierre, para el que ya estábamos solos. David pasó al cierre, y esa vez nos saludó de forma muy afectuosa. Al retirarnos Juan me preguntó si iría a lo de los Javis, y yo le señalé que no porque los miércoles ya habían sido eliminados de mi rutina de salida.

Y así terminó una semana bastante plana, en la que aunque no pasó nada destacable, si pude sumirme un poco en la rutina.

 Saludos


TOQUE DE ATENCIÓN

  (ENTRADA 618)

 

A veces no vemos las cosas venir, a pesar de que puedan luego tener todo el sentido del mundo. Mientras mi padre sigue recuperándose, está semana me ha tocado acudir a por los resultados de mis análisis. Después de pasar todo el verano comiendo y cenando al estilo de mi padre, y salir a tomar algo todos los días, a mi también se me ha disparado el ácido úrico. Así que en los próximos seis meses, me toca cambiar de rutinas y recuperar la que una vez fue mi perfecta salud. Más que como una mala noticia, me lo he tomado con un toque de atención y un reto a superar.

La semana estuvo llena de obligaciones y eventos a los que tuve que acudir, así que el lunes decidí tomarme el día libre. Pude hacerlo gracias a que mi padre tenía comida de sobra en casa, y no hacía falta que fuera. Así que fui al italiano al lado de mi casa, donde muy amablemente me regalaron una carta para que mi padre pudiera seleccionar platos que se ajustaran a su dieta, pues la pasta no le da problema alguno. También aproveché para realizar una muy necesaria limpieza de mi habitación, que había descuidado durante tres semanas. Ya el martes fue el primer compromiso, y mi prima me acompañó a las consultas de mi padre. Resultó que se encontraba bastante mejor de los pulmones, y que al final todo había sido debido a la retirada de demasiados medicamentos demasiado deprisa. La verdad es que fue una mañana completa en la que tuvimos que ir a hacer analítica, placa y luego consulta con neumología y cardiología. Debido al ataque de gota, el ácido úrico le había subido a once, pero el cardiólogo nos indicó que bajaría ahora que había pasado y podía volver a tomar la medicación para rebajarlo. Tras todas las consultas, fui a por algo de comer y después regresé a casa. Como tenía que madrugar al día siguiente, tampoco salí.

Y es que el miércoles por la mañana, tuve reunión con la Junta Directiva de mi casa en una cafetería cercana. Ya me imaginaba de que iba la cosa, y efectivamente se trataba del portero. Yo no estoy muy satisfecho con la limpieza y estado del edificio, y Raquel añadió otros fallos que ya no podemos seguir evitando un año y medio después de que comenzara a trabajar para nosotros. Así que me llevé una sorpresa al descubrir que la decisión era reemplazarlo, pero si he de ser sincero no podía encontrar motivo alguno para mostrarme en contra, considerando que se le había llamado la atención. Tras ir a comer con mi padre, continúe trabajando por la tarde, y tampoco salí porque al día siguiente me tocaba mi consulta. Y el jueves fui en plena tormenta y en taxi a consulta, llegando media hora tarde, ya que ahora hay que pasar por otra oficina a tomar peso y altura. Mi médico lo entendió perfectamente porque tampoco había logrado llegar puntualmente debido al tráfico. Todo estaba bien, excepto el ya mencionado ácido úrico en nueve, y el colesterol en doscientos dieciocho. La lesión del pie y no poder hacer ejercicio durante un mes, sumado a comer marisco constantemente al ir con mi padre, también me había pasado factura. Mi médico tampoco se alarmó porque me conoce, así que me tomé las cosas con calma. Mi hermano había regresado esa mañana, pero me pidió no ir a comer, con lo que tuve que quedarme con mi padre. Lamentablemente acabé teniendo una bronca con él, y es que a veces parece que la situación con su enfermedad no va con él, y encima me ha terminado por afectar. Tras la gran bronca, terminé por disculparme y me retiré a casa. Esa noche si salí, aunque las cosas estuvieron bastante tranquilas. Tras estar un rato con Juan y contarle las novedades, acabé yendo al Elle, donde estuve un rato con Josito y su pareja, antes de retirarme. Casuario fue bastante majo y me invitó a un chupito.

El viernes volví a salir a correr, y no lo llevé tan mal como esperaba. Fui a comer al italiano, donde por fin habían actualizado la iluminación. Por la tarde recuperé el coche que le había prestado a mi prima, que me lo trajo a casa. Por la noche me reuní con Juan en el bar, donde también estuvieron la Rusa y su amigo David un rato. Volvió el chuliboy amigo del inglés que me había plantado, Adam, aunque por lo menos éste no vino. También estuvieron allí Adolfo y el traidor de Antonio. Aunque Juan no me lo creía, cada vez estaba más convencido de que se habían convertido en pareja.

El sábado mi padre volvió a comer fuera, y la verdad es que lo llevó muy bien. Mi primo Pablo y su mujer vinieron con nosotros y después y regresé a casa. Por la noche cayó una tormenta muy grande, justo cuando me tocaba ir a reunirme con Juan para ir al cine. A pesar de la lluvia logré llegar y tomé algo con él donde siempre, donde había un camarero jovencillo, que me pareció que me miraba. Tras tomar algo fuimos al cine a ver “Joker”.

Todo el mundo habla maravillas de la película, pero a mí solo me pareció que estaba bastante bien a nivel de trama, aunque la labor de Joaquin Phoenix me pareció sobresaliente. Tras esto fuimos al bar, aunque debido a la película llegamos a una hora del cierre, justo cuando estaba allí el chuliboy. De hecho nos tuvimos que quedar a la entrada, justo cuando en la zona en la que solemos ponernos surgió una pelea. Así que nos la perdimos y nos reunimos con los Pacos que habían pasado por allí. Fuimos después al sustituto del Parque Jurásico, donde la verdad es que lo pasamos bastante bien. Bailoteé y tuve algo de éxito con los Jurásicos, aunque a la entrada Bruce me señaló que había comido muchos donuts últimamente. Había un chico de color en la barra de abajo que me pareció guapísimo. Ya a cierta hora nos retiramos.

El domingo tocó comida con la familia de prima, incluida su suegra a la que mi padre regaló una moneda conmemorativa. Tras pasar la tarde tranquilo, pasé por el bar donde Juan y servidor nos encontramos con Euge. Fue genial, porque además nos confirmó que Adolfo y el otro estaban juntos, algo que dejó a Juan de piedra. El resto de la noche estuvo tranquila, y nos retiramos. De esta forma fue la primera semana en ocho meses que no salí todos los días, y me enfrenté al reto de mejorar.

 

Saludos


SEMANA CUESTA ARRIBA

  (ENTRADA 617)

 

Afortunadamente, el bache de mi padre no requirió de otro ingreso, aunque efectivamente sus pulmones volvían a retener líquido y la cosa podría desembocar en neumonía. Aunque más aliviado ante esto, me tocó enfrentarme a una semana de incertidumbre en la que mi hermano estuvo ausente por un maratón, y yo tuve la mala suerte de acabar poniéndome enfermo. Fue una semana cuesta arriba.

SEMANA CUESTA ARRIBA 14-10-19

Fue el lunes cuando nos dirigimos a consulta con el oncólogo, neumóloga y el cardiaco. El primero dio el visto bueno, ya que no había nada extraño en el Tac, aunque nos anunció que en Marzo tocaba colonoscopia. El tac no mostraba mayor daño en los pulmones, pero ya había pasado una semana desde que lo habíamos hecho. Fue la neumóloga la que vio que las cosas habían empeorado, y la auscultación y pruebas que le hizo fueron malas. Así que aproveché para sugerir que le hicieron una placa, y a ella le pareció muy buena idea. Y tal y como temía, la placa mostraba que había empezado a retener líquido en los pulmones, con lo que le volvieron a poner corticoides y aumentar diuréticos. La doctora parecía creer que era el reajuste de medicación lo que había provocado la crisis, aunque no se podía descartar futura infección y habría que mantenerle controlado. El cardiólogo los confirmó lo mismo, aunque el parecía estar más seguro de que era una retirada de medicamentos prematuros. Así que para estar más tranquilos quedamos en vernos el martes de la semana siguiente, y comprobar como evolucionaba todo. Mi hermano pretendía cancelar su maratón, pero le animé a que o lo hiciera. A fin de cuentas los problemas de salud de nuestro padre ya eran crónicos, y nos iban a acompañar siempre. Debido a esto era importante que intentáramos no perder la rutina de nuestras vidas. Así que logró animarse y se marcharía el miércoles a hacer su competición en Chicago. Por la noche pasé por el Elle, donde tuve un encuentro con Euge que me hizo mucha ilusión, el camarero chivo siguió flirteando con servidor y me encontré con Julian, que me informó de que me había grabado la serie “Segunda Enseñanza” y que la tenía disponible en el bar habitual para descargarla.

El martes me lo tomé libre y aproveché para ir a nadar y correr, cosa que no debía haber hecho, porque me había visitado un trancazo en el momento menos indicado. A pesar de esto, no llegué a los 37 y medio de fiebre, con lo que me animé a tomar algo por la noche, porque además lo necesitaba encarecidamente. Me encontré con la Rusa, con quien estuve de charla un buen rato. José también me recordó que trajera un USB para la serie.

El miércoles mi hermano se fue a Chicago, y yo quedé para comer con papá, llevando puesta mascarilla para asegurarme de que no le pegaba nada. También hablé con mi prima, que me confirmó que nos acompañaría a las pruebas del martes, ya mi hermano todavía estaría ausente. Al día siguiente me tocaba ir a extracciones, por lo que no pude salir. Lo peor de todo es que dormí bastante mal, con lo que el día siguiente sería agotador.

Así que el jueves cogí un taxi para ir al hospital, cosa que me costó bastante, porque uno pasó de largo para coger a una señorita. Hacía un día bien feo, pero me atendieron bastante rápido, y una vez elogiaron lo fáciles que eran mis venas. Tras extracciones regresé a la cama, porque estaba francamente agotado, y después fui al italiano para coger comida que cambiara la rutina alimenticia de mi padre por el ataque de gota. Tras una tarde tranquila fui por el bar habitual, donde vi a Carlos en la puerta brevemente. Juan apareció  por allí, aunque estaba más pendiente de sus historias que de otra cosa, hasta que se percató de la semana que había tenido. Luego fui al Rico, donde Carlos volvió a aparecer de forma inesperada. Aunque acabamos con mucho besuqueo, terminé por retirarme a casa porque estaba agotado.

Ya el viernes, volví a comer con mi padre, y tras esto seguí trabajando en mis cosas. Por la noche fui por el bar habitual, donde no había demasiada gente y estuve más bien a mi bola. Juan llegó bastante tarde, porque había tenido uno de sus muchos compromisos. Yo estuve en compañía de la Rusa y David, y me sorprendió como este último triunfaba bastante con alguno de los clientes que estaban por allí. De nuevo actuó Luciano, aunque el pobre tuvo un público bastante escaso, porque el bar ya estaba prácticamente vacío.

El sábado mi padre quiso repetir comida italiana y así lo hicimos, porque mi prima haría comida al día siguiente en casa. Tras esto regresé a casa y decidí ir a misa en mi parroquia a las ocho de la tarde. La verdad es que me gustan más los servicios de mi parroquia que los de la de mi padre. Por la noche acudí al bar habitual, donde cada vez echo más de menos a Giaco, que me hacía compañía hasta la llegada de Juan. Por lo menos la Rusa había vuelto por allí, y estuve de charla con él. Apareció Juan Carlos a saludarme, aunque como tres cuartos de hora después de que llegara con su sequito. Juan llegó muy tarde, de hecho después de la actuación de Luciano, y la verdad es que me molestó bastante, porque está había sido una semana muy difícil para mí y él lo sabía. A la salida nos encontramos con Luis, y estuvimos a punto de ir al Rico, pero el portero no señaló una cola de dos personas, con lo que Juan y yo nos echamos para atrás.

El domingo volví a dormir más bien poco y fui a comer con mi padre y la familia de mi prima, que hizo paella. Como nos iba a acompañar y ayudar, y se le había estropeado el coche, le dejé el mío. Yo regresé a casa, donde estuve bastante machacado. A pesar de todo salí un rato con Juan, y nos retiramos pronto, encontrándonos con el antiguo camarero José Manuel a la salida. Así acabó una semana realmente difícil, con la esperanza de que las cosas volvieran a mejorar para mi padre.

 Saludos


BACHE EN EL CAMINO

  (ENTRADA 616)

 

Está semana nos hemos encontrado con un nuevo bache en el camino, que esperamos no sea nada grave. Yo ya había notado que tras la reducción de la cantidad de oxígeno, las saturaciones de oxigeno de mi padre habían bajado un poco. Sin embargo, no parecían afectar su vida normal. Sin embargo, tras la reducción de diuréticos, mi padre ha achacado la falta de oxígeno y no ha sido capaz de caminar de la misma forma. Con el oxígeno todo se estabiliza, aunque no a los niveles propios de él, por lo que la ansiedad e incertidumbre han regresado a nuestras vidas.

Tras el regreso de la boda tocó volver a la normalidad, y sobre todo fue una semana de deporte en la que nadé y salí a correr cuatro de los cinco días de la semana, aunque no si gran esfuerzo tras recuperarme. También estuve saliendo, y acudí al bar habitual para ver a José y enseñarle fotos de la boda. Los dos días siguientes también estuve por el bar, aunque algo solo. Solamente el miércoles pude ver a Pedro y Josito brevemente, porque estaban con el otro gilipollas. Fue el jueves cuando Juan vino al bar. En teoría íbamos a ver a Giaco y Alfredo, pues al segundo le quedaba ese fin de semana por trabajar, pero no aparecieron. Así que Juan y servidor estuvimos charlando sobre la boda con Javi, hasta marcharnos al cierre.

El viernes volví a salir, y ese día si vi a Giaco, acompañado de Luis, Nines, y algún conocido más. Juan llegó más tarde, por lo que no pudo verles. Así que nos quedamos y los dos y vimos a un stripper que era verdaderamente guapo. Ya al cierre nos marchamos. El sábado Juan sí llegó a tiempo de ver a Giaco, y además vinieron los Pacos, por lo que pasamos un rato bastante divertido. Juan Carlos estuvo allí toda la noche, aunque vino a saludarme bastante tarde, y luego a despedirse. Al cierre, Juan y los Pacos se quedaron charlando y yo me retiré temprano para poder ir a misa con mi padre al día siguiente.

La semana no fue lo que se dice optimista en lo relativo a mi padre. El martes me tocó llevar a mi padre a extracciones para sus inminentes pruebas. Fuimos en taxi el martes, y lo llevó bastante bien con la excepción de un ligero cojeo por lo que siempre ha definido como artrosis. Pues resulta que sus excesos con el marico le han llevado siempre a desarrollar problemas crónicos de gota. Así que para evitar que mi hermano tuviera que madrugar, acudí el jueves a buscar su medicación al hospital. El cardiólogo me recibió y fue muy majo, y ahí fue donde decidió retirar el medio seguril de la tarde. Como tenía gota, mi hermano le llevó la comida a casa, hasta el sábado, momento en el que salió a comer con nosotros y Sara y lo llevó muy bien. Sin embargo el domingo no quería ir a misa. Yo pensé que era por miedo, y le animé a ir, acercándole a la puerta en coche. Me pareció que lo llevaba bastante bien, pero me di cuenta de que las saturaciones al volver eran muy bajas. Fuimos comer con el oxígeno con Lucia y compañía, y encontramos allí a nuestros tíos. Al salir del restaurante, mi padre necesitaba el oxígeno, y ya en casa recuperaba bien, sin problemas y por la tarde estuvo estable con el oxígeno. Yo tuve que ponerme a caminar por todo el barrio para calmar mi gran ansiedad. Es curioso cómo ni Carlos, ni César, ni Luis pudieron estar disponibles para un muy necesario desahogo. Aunque los datos eran estables, por el oxígeno, era inevitable estar nervioso. Afortunadamente, teníamos cita con neumología al día siguiente, que nos aclararía todo, y con cardiología. Para más decepción, Juan tampoco salió por la noche, dejándome bastante devastado. Para calmarme decidí ir a misa otra vez por mi padre, y tuve detrás a un chaval muy majo y atractivo que me dio la paz. Más tarde fui por el bar habitual para encontrarlo matado, con la excepción del llavero borracho. Así que decidí ir al Elle, donde me encontré con Euge, Pedro y otros. Estuve charlando con un paisano mayor, creo que se llamaba Pepé sobre ligues y cosas triviales. Me hizo particular gracia que el camarero chivo no dejara de flirtear conmigo, y que me recordara de una época en la que iba a menudo. Así que por lo menos pasé un rato de desconexión.

Ahora solo falta esperar que no haga falta ingresar a mi padre de nuevo, y que este bache no sea nada grave.

 Saludos