Archivo para marzo, 2019

CUESTIÓN DE ORINA

  (ENTRADA 588)

 

El alta de mi padre parece retrasarse inevitablemente debido a la limpieza de su vejiga con sueros. Mi semana de hospital ha sido agotadora, porque mi padre sufre episodios de perisonda que le producen un gran escozor. Por otro lado, he tenido que aguantar la apatía, frialdad, y falta completa de profesionalidad de una enfermera que me amargaba las tardes, aunque también ha habido luz, en forma de un enfermero guapísimo y con gran corazón y cariño hacia mi padre. Así que el poder regresar a casa es cuestión de orina.

La semana empezaba sin demasiado estrés, y yo lograba adaptarme a la vida de hospital mejor de lo esperado. Nunca había estado una semana entera, así que al mismo tiempo suponía todo un reto. Su médico decidió quitarle el oxígeno, y le mandó dar paseos por la habitación. Tampoco tenía problemas para ir al baño, aunque necesitara un poco de ayuda para limpiarse. La enfermera de la mañana, a la que llamamos Cielito, era atenta y un encanto. Sin embargo cuando le bajaron a realizar una placa, tardó en volver a conectar la sonda, y mi padre tuvo espasmos de dolor. Las primeras noches tuve que estar algo pendiente de que le repusiesen las bolsas de suero, pero un enfermero llamado Alvaro demostró mucho cariño hacia mi padre, y me alegró la vista porque era considerablemente atractivo. Sin embargo la enfermera de la tarde resulto ser una cabrona, olvidándose de sus deberes, tardando en reponer los sueros, e incluso olvidándose de informar para que subieran más bolsas por la noche. Convirtió mis tardes en una pesadilla, sobre todo cuando la doctora de urología comenzó a realizar lavados manuales para extraer coágulos. Estos eran viejos, por lo que parecía que no había sangrado importante. Sin embargo eso era lo que inevitablemente provocaba episodios de desbordamiento de líquido que le producían un escozor bastante insoportable a mi padre. El jueves encharcaba el suelo que yo limpiaba cada dos tres, y la enfermera cabrona pasó de mí hasta cambiar de turno. Intentar hablar con el amigo de mi hermano no sirvió de mucho, porque empezó a hablar del síndrome del recomendado. Casi llegó a insinuarme que tenía que estar pendiente de estas cosas incluso por la noche. Parece que mientras hace la vida de mi hermano más fácil, no parece estar dispuesto a hacer lo mismo en mi caso.

Por otro lado regresaron a nuestras vidas Elizabeth, Marisa y Lily, que amablemente visitaron a mi padre. Mi hermano organizó las cosas para que Lily, su hermana y una recomendada de ambas se turnaran para cuando mi padre tuviera el alta, no estuviera nunca solo. También llegaron mis tíos desde mi ciudad natal para realizar una visita, que creo animó a mi padre mucho durante el fin de semana. Mi prima también visitó más a menudo, aunque debo reconocer que sigo bastante enfadado por determinadas actitudes por su parte. También hablé con el Párroco de la iglesia a la que acude a mi padre, ya que llamó para interesarse por su estado. Durante la semana de hospital estuve mayoritariamente acudiendo a comer a un italiano cercano, donde había un camarero de pelo largo y canoso muy atractivo. Lamentablemente, decidió cortárselo esa misma semana. Por la noche iba a un restaurante enfrente del hospital, donde el camarero siempre me recibía amablemente. Decidí comunicar todo lo relativo a mi padre a mis amigos de mi ciudad natal, aunque todavía no lo hice a mi pandilla de juventud.

El sábado llegó el momento del relevo por parte de mi hermano, que siempre deja esa mezcla de alegría al verme liberado, y sentimientos de culpabilidad por dicha alegría. Regresar a casa fue genial, y una vez más realicé una extensa limpieza incluyendo el serrín de los balcones por las obras de la tarima, que ya estaba finalizada. Por la noche salí al encuentro de Juan y Giaco, que se mostraron muy cariñosos. Le tocaba vacaciones a José, que no estaba en el bar, y aunque vi a Ardilli y pareció mirarme, estaba demasiado cansado. De hecho estaba tan cansado que acabé por marcharme con una buena peonza.

De domingo fui a visitar a mi padre a la hora de la comida, tras lo cual fui al Corte Inglés a realizar una necesaria compra de productos de limpieza. También compré pantalones nuevos, unos nuevos cascos para correr, unos libros y unas zapatillas nuevas. Decidí comer allí y regresé a casa para retomar mi trabajo. Por la noche volví a salir con Juanito, aunque la verdad es que el bar estaba bastante matadillo, y solo se podía ver a alguna petarda ocasional. Por lo menos nos echamos unas risas antes de retirarme y poner fin a una semana de pesadilla, que esperaba fuera la última.

 

Saludos


REPARANDO EL CORAZÓN

  (ENTRADA 587)

 

Es curioso como cuando uno pierde la fe, y tiende a sumirse en la más absoluta desesperación, es cuando puede tener lugar un milagro. Mi padre parece haber superado el cáncer, y se ve que hemos llegado justo a tiempo para que la buena suerte nos acompañara por una vez. De esta forma se puede concentrar en los problemas de corazón que le han detectado.

El lunes nos visitó el cardiólogo, que era muy guapo y francés, y nos explicó que tenía una arteria obstruida, para lo cual le pondrían un stent y le limpiarían la zona. La intervención fue efectiva y sin ningún problema; afortunadamente, mi padre empezó a notar pronto la mejoría y el martes ya lo teníamos sentado y con mejor aspecto. Fue el miércoles cuando le volvieron a subir a planta, y mi hermano reasumió lo que todavía era su semana hospitalaria.

Yo regresé a casa, ya que los días de UVI me habían interrumpido las tardes bastantes, aunque a partir del miércoles tuve tres tardes para mi solo. Dentro de la vida normal que llevo, parece que alguien me había echado una especie de maldición. Y es que me acompañó la mala suerte toda la semana. Comenzó con el hecho de que instalaron la tarima de mi piscina en mi semana de descanso, lo que me alteró por completo el sueño mañanero. El disco duro donde tenía gran cantidad películas se me estropeó sin posible arreglo. Así que me compré uno de seis teras, pero no había forma de que el televisor lo leyera a través del lector USB. El chaval de una tienda me dijo que usara un aparato multimedia como conector, pero tampoco funcionó. Al final descubrí que podía conectarlo a través de mi reproductor Blu-Ray, por lo que me embarqué en la misión de recuperar todas las películas que había perdido. Otro problema fue una uña enquistada que me amargó la vida, aunque por lo menos pude ir a correr tres días.

Las grandes noticias llegaron el viernes, primeramente, al quitarle la sonda antes de tiempo, y finalmente a través del oncólogo. Éste reveló que el Tac o mostraba metástasis, y que de los cuarenta y un ganglios extirpados ninguno estaba afectado. A nivel clínico le consideraban curado de su cáncer y, aunque normalmente lo hacen como medida preventiva, no consideraba necesario poner quimio considerando que además tenía un problema cardiaco. La verdad es que eran las mejores noticas que podíamos haber recibido al respecto. Ahora solo teníamos que concentrarnos en su recuperación cardíaca. Yo salí ese mismo viernes antes de que me tocara la sustitución en el hospital. Había salido toda la semana, y el bar había estado bastante vacío. Nica estaba de vacaciones, pero José me estuvo animando bastante. El viernes celebré las buenas noticias con Nica y Juan, y me retiré algo machacado.

El sábado todavía hubo reparación de tarima y apenas pude dormir. Papá había tenido un problema con un coagulo y la presión en la vejiga le había hecho una pequeña herida. Debido a esto, tuvo que ser sondado de nuevo, con un suero que le fuera limpiando hasta que la herida cicatrizara. La noche anterior lo había pasado mal por los espasmos, pero mi primera noche con el la cosa fue mucho mejor. Viajaba mucho mejor al baño, y la saturación no le bajaba de forma excesiva. Para mi lo más importante fue que la noche había estado muy bien,

El domingo tocó ir al baño y tuve que limpiarle a fondo, porque le había quedado pasta de haber hecho algo por la noche. Una auxiliar me prestó unas esponjas con jabón, y logré limpiarle muy bien. Lo de la vejiga era cuestión de que la herida cicatrizara, pero en general veía a mi padre mucho mejor. Aunque me llevé un chasco cuando me calentaron la leche de mi padre a regañadientes con un “Esto no lo teníamos que hacer”, que me pareció innecesario. Del mismo modo me molestó que mi hermano me ignorara mis quejas. La noche fue accidentada, en el sentido que mi padre mojó bastante la cama debido a una sonda desbordada… pero todo parecía indicar que mi semana de hospital no iba a ser tan complicada.

 Saludos


COMPLICACIONES POSTOPERATORIAS

  (ENTRADA 586)

 

Como parece ser que la mala suerte tiende a acompañarnos, nos tocó un postoperatorio complicado. Quizás debía decir que me tocó, porque era mi semana de hospital, y fue durante las tres primeras noches que todo se complicó. Afortunadamente, a lo largo de la semana las cosas fueron mejorando, y me proporcionó tres noches extras de descanso.

Ya las noches del sábado y el domingo habían sido complicadas, con síntomas de taquicardia, noches en las que la respiración de mi padre empeoraba, y otros problemas de ese tipo. El lunes empezó mal, porque la enfermera no deseaba sentarle, tal y como nos habían recomendado que hiciéramos, y al insistir en que era necesario se me enfrentó un celador que era un gilipollas. Cuando llegó la doctora confirmó que lo que decía yo era lo que había que hacer. Curiosamente mi padre se encontraba muy bien en ese momento. Cuando mi hermano pasó por el hospital, aproveché para ir a comer, y a la vuelta me encontré con otra taquicardia de mi padre. Por la noche me acerqué para cenar algo a un asturiano que resultó estar verdaderamente bien, y al regresar mi padre seguía sentado y había convencido al celador para que no le acostara. Debido a esto tuvimos que esperar hasta las once y media y el efecto del calmante ya había pasado. Tuvo otro ataque de taquicardia, y el intensivista que estaba de guardia consideró que lo mejor que podía hacer era bajarle a la UVI. Yo contacté con mi hermano para explicarle lo ocurrido y me quedé en la abandonada habitación llorando de la frustración. Por lo menos el contacto de mi hermano lo arregló todo para que pudiera dormir en la habitación, que se quedaría cerrada hasta que mi padre regresara. Bajé brevemente a ver a mi padre que no parecía estar muy mal con una enorme máscara que le cubría el rostro.

Amanecer el martes solo en la habitación del hospital fue extraño, mi hermano llegó y acudimos al horario de visita de la UVI, donde vimos a mi padre algo hecho polvo, pero por la tarde ya se encontraba mucho mejor. Al final también estuvo el miércoles y el jueves en la UVI, algo que agradecí porque me daba la oportunidad de dormir por las noches en casa y adelantar bastante cantidad de trabajo. Cuando le vimos mañana y tarde ya estaba sentado en una cabina a la que le habían trasladado, y la mejoría era notoria. Mi prima acabó yendo a ver a mi padre la última tarde de la UVI, pero tanto mi hermano como yo seguimos bastante cabreados con sus prioridades. Mi hermano me trajo mi pedido de tebeos, y el jueves me animé a ir a tomar algo con Juan, aunque ni José ni Nica se encontraban en el bar. Javi parecía más interesado en un muchacho de sonrisa atractivo, que al parecer era artista, pero poco interesado en quedar con el camarero. Es curioso con lo que se entretiene uno cuando pasa por crisis

El viernes fue cuando finalmente le subieron a planta, y descubrimos que los tres días en la UVI le habían venido muy bien, ya que ya había empezado a beber, comer, e incluso defecar. La tarde fue muy tranquila, y por la tarde recibió la visita de mis tíos de la capital, así como mi primo Pablo y su esposa, que le hicieron compañía. Mi prima también acudió de visita. Afortunadamente la noche también fue tranquila y pudimos dormir muy bien.

Ya de sábado estaba con la incertidumbre de si mi hermano me reemplazaría o consideraría que le debía por los días en la UVI, pero no podía estar más equivocado y mi hermano fue tan legal como siempre. Pude llevar a mi padre a hacer deposiciones andando hasta el wáter, y aunque le cuesta algo caminar no tuvo ningún problema. Ya a la hora de comer, mi hermano me reemplazó y pude marcharme a casa tras una semana verdaderamente infernal. Así, y una vez más, lo primero que hice fue una intensiva limpieza de mi casa. También salí por el bar, donde Giaco me estuvo animando mucho, y también pude ver a la Mística. Juanito llegó bastante tarde, casi al cierre por un compromiso. Yo ya cansado me retiré a dormir.

El domingo se complicó la cosa otra vez. Mi hermano me llamó a las ocho de la mañana para informarme de que mi padre había vuelto a tener otra crisis respiratoria, y volvía a estar en la UVI. Esto hizo que me viniera completamente abajo, sobre todo por la dificultad de comunicarme con ciertos segmentos familiares para actualizar novedades. Fuimos a verle por la mañana, donde coincidimos con un grupo de transexuales, y una familia que había sufrido una pérdida. Papá estaba mejor, aunque tumbado. Tras la visita acudía  misa a la parroquia cercana, donde nos tocó un cura algo gritón y peculiar. De visita de nuevo por la tarde, mi sobrina Sara se nos unió. Papá estaba tumbado todavía y algo incómodo. Tras la visita realicé un peculiar viaje en coche para ir a mi antiguo hospital y donar ropa que ya no iba a usar. Tras esto fui directamente en coche al encuentro de mi buen amigo Juan. Fuimos a ver “Capitana Marvel”, y aunque no teníamos expectativas, la película nos sorprendió muy gratamente, y lo que es mejor me ayudó a desconectar.

Tras el cine fuimos por el bar a tomar algo, donde coincidimos con Clark Kent. Estuvimos de charla, hasta que llegó el momento de retirarnos. De esta forma acabó una semana de complicaciones, que todavía nos dejan muchas dudas y preocupaciones en esta nueva pesadilla.

 Saludos


EL CÁNCER REGRESA A NUESTRAS VIDAS

  (ENTRADA 585)

 

Es horrible cuando el instinto suele estar acertado. Las dos caídas que había sufrido mi padre me parecían demasiado extrañas, no encajaban con su estado físico habitual. Mientras todos me hablaban de achaques de la edad, de problemas a la hora de defecar, yo era el único (quizás mi hermano también), que seguía sospechando que algo grave estaba sucediendo. Al final mis sospechas se vieron confirmadas, y el cáncer regresó a nuestras vidas. Mi padre tiene cáncer de colón.

La colonoscopia se le practicó el martes, y era tal el tamaño del tumor que no dejaba pasar el tubo. Así que el médico decidió que no se podía esperar a disminuirlo, y había que operar ya. Inicialmente sospechaba que ya había una metástasis en hígado, pero al final esto no fue así. El día que mi hermano me llamó para descartar esto, ya que era mi semana libre, rompí a llorar de la alegría. La tensión que llevamos sufriendo desde el diecinueve de enero ha sido considerable. La operación fue larga, de un total de cuatro horas y media, debido a que el tumor era inmenso. Se había pegado a la vejiga, por lo que hubo que recortar una sección de la misma y ponerle una sonda, que tendrá que llevar un mes hasta que los puntos se sequen. Así que al igual que con nuestra madre, regresa la sonda a nuestras vidas. Eso es lo que más me preocupa, sobre todo el tiempo que tenga que llevarla fuera del hospital. De todas formas, decidieron que quedaría ingresado diez días más en el hospital. La familia fue enterándose de los acontecimientos, y mis tíos de la capital fueron a visitar a mi padre.

La operación y lo relativo a ella alteró bastante mi semana de descanso, en la que tuve que finalizar algunos tramites y obligaciones. El lunes tuve la junta de propietarios del garaje, y a la salida fui con el Presi, Alex y el administrador a tomar algo a un restaurante muy elegante cerca de casa. Como iba a visitar a mi padre a la hora de la comida, solo pude ir a nadar un día, y fui a correr cuatro días. Uno de ellos corrí ocho kilómetros, para así poder finalizar mi primer hito azul. Y es que el viernes tuve que ir a recoger mi tarjeta de crédito a la oficina. Por lo menos eso fue un paseo agradable en uno de los muchos días soleados que hemos tenido en el mes de febrero. Por las noches siempre iba a tomar algo, ya que sí algo aprendí de la experiencia con mi madre, es que en los descansos hay que disfrutar y relajarse, para cuando haya que dar el do de pecho. José y Miguel fueron especialmente amables en el bar, escuchando los progresos de las noticias según se nos iban presentando.

La gran sorpresa fue que mi prima y familia decidieron marcharse a esquiar justo el día después de la operación de mi padre, sin siquiera pasarse el día de la misma. Mi hermano y yo nos quedamos alucinados ante semejante muestra de prioridades. De hecho, ella debió coscarse de nuestro cabreo, ya que mi hermano estuvo especialmente seco con ella. Ese mismo viernes era mi último día de libertad, y salí de nuevo a tomar algo. Pude ver brevemente a Adolfo, que iba acompañado del impresentable viudo del tío que había arruinado nuestras amistades. Pero de quien estuve realmente acompañado fue de Juan y Giaco, y éste último incluso me dio su número de teléfono para estar informado de los acontecimientos.

Ya de sábado me tocó relevar a mi hermano en lo que será una semana completad de hospital. La verdad es que mi hermano estaba agotado, y me percaté de que se sentía aliviado de poder descansar. El pobre lleva ya mes y medio sin ver a sus perros, y mi prima y familia se van a esquiar. En fin, que el sábado se me quedaba dormido mientras estaba sentado, aunque Pablo tuvo la amabilidad de venir a visitarnos por la tarde. La noche fue complicada ya que estuve sin tapones para poder estar pendiente de mi padre. Tuvo problemas de respiración, que además influían en su lesión cervical. El enfermero de noche es muy majo, y bastante atractivo, aunque un poco zote.

De domingo seguía con un nivel bajo de oxigeno en sangre, pero por la mañana pudo dormir un poco. Yo desayuné en una cafetería que no conocía, cerca del hospital. El turno de tarde decidió que se sentara después de sufrir una taquicardia, con lo que la decisión de mantenerlo en cama por la mañana pareció ser equivocada. Sentarse le vino mejor, aunque la noche volvió a ser complicada. Y es que me ha tocado el principio del postoperatorio.

Saludos