Archivo para julio, 2017

DESDE EL PRIMER PELDAÑO

  (ENTRADA 502)

 

A pesar de la tensión de las últimas semanas tras el enorme bache al que hemos tenido que enfrentarnos, la semana ha sido bastante tranquila. Ha marcado el final del mes de julio, y por primera vez me veo atrapado en la depresiva capital en verano. De esta forma, he intentado aceptar esos pasos atrás que hemos dado, con la esperanza de que el próximo ciclo no traiga problemas. Así pues, toca empezar de nuevo y empezar desde el primer peldaño.  

 

El lunes pude descubrir finalmente que mi analítica había dado buenos resultados. Mi bicho volvía a estar indetectable, y parece que no tengo células cancerígenas tras hacerme una citología de colón. Es curioso, pero tampoco me importo demasiado aunque debería haberme alegrado. Ir a rehabilitación fue agotador y cansino, aunque debo admitir que me sentía especialmente negativo. Ya por la noche quedé para tomar algo con Juan, pero me retiré pronto.

El martes me sentí más relajado, y me limité a leer, jugar un poco a la consola y pasar una tarde tranquila. Una vez más, Juan salió a tomar algo conmigo, aunque nos retiramos pronto una vez más. Es lo peor de este verano, esa sensación de rutina sin emociones y deprimente. Es descorazonador pensar que ocho meses atrás pensáramos que para el verano mi madre podría caminar de nuevo.

El miércoles me tocó acudir a rehabilitación de nuevo, y a la vuelta mi madre orinó un poco sin necesidad de sonda. Esto nos alegró a todos una barbaridad, pero lamentablemente no ha vuelto a ocurrir desde entonces. Esto ha supuesto una falsa esperanza que nos alegró brevemente, para abatirnos de nuevo. La sonda es algo de lo que hay librarse, pues es una dependencia sobre mi padre y mi hermano. Una vez más salí por la noche, aunque el bar estaba bastante matado, y Juan no acudió al tener que comenzar a trabajar al día siguiente.

El jueves le tocaba a mi hermano a acudir a rehabilitación, pero la huelga de taxis provocó que se librara del coñazo. Aprovechamos para comer fuera en el restaurante asturiano. Tras la comida, Peke contactó conmigo aunque al final hubo cruces de mensajes pero no llegamos a quedar. Me dio la sensación de que mareaba un poco. No le he vuelto a ver desde que le conocí, lo que me hace sentir un poco como un repuesto. Por la noche quedé con Juan, y le regalé a Juan una colección de mapas de “Juego de Tronos” que le encantaron. También le había regalado una a mi hermano, aunque no se sintió muy agradecido que digamos. El bar estaba bastante más animado, y ambos pudimos ver a Fran brevemente.

El viernes también me tocó día libre y aproveché para ir de compras, recibiendo un regalo genial del trono de hierro. También hice una necesaria remodelación de espacio en casa tirando bastantes cosas que sobraban y ocupaban espacio. Por la noche quedé con Juan para cenar algo e  ir al cine, donde vimos “Spiderman: Homecoming”. Aunque me pareció una versión algo inusual del superhéroe arácnido, nos reímos un monto. Tom Holland es una monada.

 

Tras la película pasamos por el bar a tomar algo hasta el cierre del mismo.

El sábado tocó comida en petit comité, ya que mi prima tenía que llevar a mi sobrina a un campamento donde ejercerá de monitora. La sustituta de Lily comenzó y resultó ser muy simpática aunque tímida. Tras la comida y hacer la compra acudí a nadar. Por la noche quedé con Juan y de caminó al bar vimos al Fran de Ramón, ya que ambos habían roto una vez más. Por la noche lo pasamos bastante bien, y vimos a Fran de huevo, que se iba de vacaciones al día siguiente.

Ya de domingo acompañé a mis padres a misa, y comimos en el asturiano, que ya cerraba para la semana siguiente. Mi prima y familia también acudieron y después decidí dormir un poco la siesta debido a que lo necesitaba. Quedé con un chaval con el que había chateado en varias ocasiones, y que resultó bastante majo. Por la noche quedé con Juan una vez más, y vimos a María Jesús brevemente. También estaba por allí Baúl, aunque se retiró muy pronto. Yo regresé a casa para ver el tercer episodio de “Juego de Tronos”. Así finalizó una semana tranquila.

Solo espero que la próxima semana siga igual, y que el nuevo ciclo de quimio no nos traiga más problemas u hospitalizaciones. Habrá que tener fe, pero en el fondo estoy aterrado.

 

Saludos


PASOS ATRÁS

  (ENTRADA 501)

 

La semana ha supuesto un conflicto de emociones, en parte porque marcaba el fin de temporada y en parte porque quedo atrapado en la ciudad sin poder salir de vacaciones. Aunque el alta de mi madre se llevó acabo y ella se encuentra mejor, queda la incertidumbre de qué pasara con el tratamiento. Lamentablemente, también hemos dado ciertos pasos atrás, ya que vuelve a depender de la sonda.

 

El lunes fue cuando mi madre recibió el alta, ya que estaba completamente recuperada. Tras pasar la interminable mañana con ella en el hospital, mi padre y servidor la llevamos de regreso a su casa. De esta forma la semana comenzó de forma esperanzadora. Yo aproveché para quedar con Carlos, y empezar a ver la nueva y esperada temporada de Juego de Tronos. También salí a tomar algo, aunque regresé pronto debido al cansancio.

El martes tocó regresar a la rutina de la natación, celebrando que hacía un año que había dejado de fumar. Considerando por todo lo que he pasado en los últimos siete meses y medio, me parece todo un mérito. Acudí a comer a casa de mis padres. Aunque mi madre orinaba bastante, dependía un poco de la sonda, quizás debido a la semana entera que había estado sondada. Por la noche salí otra vez a tomar algo, y pude ver a Raúl brevemente.

El miércoles me tocó llevar a mi madre a rehabilitación, y nos tocó un eurotaxista inútil que no sabía ni poner los anclajes. Para más inri, ya no nos podían garantizar el mismo horario en la clínica la segunda semana de agosto. De regreso de rehabilitación pudimos ver un accidente en casa bastante aparatoso entre un coche, un taxi, y una moto. Por la noche volví a salir y vi a Raúl otra vez. Sin embargo, me tocó ver como se iba con los dos babosos que eran parte de la pandilla de Edu y Raúl, y que había visto el verano pasado en mi ciudad natal. La verdad es que me dio bastante rabia. El día  no fue el ideal para mí.

A partir del jueves mi madre comenzó a depender plenamente de la sonda para orinar, y así ha sido hasta la fecha. De esta forma, hemos caminado hacia atrás y perdido el único avance con el que contábamos. Ha sido un mazazo tremendo a pesar de la alegría que nos había proporcionado el alta. La natación fue un tanto accidentada debido a un obeso empeñado en nadar a estilo mariposa. Por la noche salí otra vez, y de camino me crucé con Miguel, algo que fue un tanto tenso aunque no nos dirigimos palabra. La noche fue bastante floja y terminé por retirarme a casa.

El viernes acudí de nuevo a natación, donde una chica que nada muy bien y yo casi chocamos por mi culpa. Pero no hubo mal rollo, debido a que coincidimos en que un paisano que nada como una galera romana no estaba molestando bastante a ambos. Me dolió ver fotos de mi amigo Javi en el orgullo de este año, ya que nos hemos distanciado y era algo que siempre habíamos celebrado juntos. Me tocó llevar a mi madre a rehabilitación, y la verdad es que estaba un poco quejica y acabó con mi paciencia. Para redondearlo todo, me salió un eczema alrededor del ojo que me dio bastante la brasa. Por lo menos salí a tomar algo, y de vuelta en casa quedé con César, un tío con el que había estado en un episodio algo divertido y relacionado con fundas de almohadas. La verdad es que estuvo muy majo y divertido, y fue toda una evasión.

El sábado acudí a comer con mis padres, mi prima y familia. Estaba agotado porque solo había dormido tres horas, así que tras la comida y hacer la compra me acosté y dormí unas cuantas horas. Por la noche salí de nuevo, y brevemente pude ver a Raúl, aunque estaba acompañado. Sin embargo, a veces me da la sensación de que me observa desde lejos. José también me dijo que al día siguiente partía de vacaciones.

Ya de domingo, la cuidadora de los fines de semana nos presentó a su amiga que al reemplazaría durante el siguiente mes, y nos pareció muy maja. Tras comer, regresé a casa y volví a dormir un poco seguía muy cansado. El hecho de que mi madre siguiera sin orinar por su cuenta era especialmente frustrante, y me había dejado muy agotado y triste, como si volviéramos atrás. Por fortuna, Juan regresó de Rusia y quedó conmigo para tomar unas cervezas en el bar. Fue entonces cuando le comenté todo lo ocurrido, pues antes no deseaba arruinar sus vacaciones. También charlamos bastante con Fran, con quien terminé por intercambiar números de teléfonos. Sin embargo, y a pesar del alta, la semana se ha marcado por una sensación de tristeza, de cansancio. Esto es una pesadilla que parece no va acabar pronto. Acordarme de que hace un año ya estaba disfrutando de mi ciudad natal no ayuda demasiado. Solo espero recuperar las fuerzas para seguir adelante.

 

Saludos


CUARTO INGRESO

  (ENTRADA 500)

 

Me hubiera gustado una entrada número 500 espectacular, positiva y alegre; pero a veces no se nos concede lo que más deseamos. La enfermedad de mi madre sufrió un nuevo bache y acabamos teniendo que ingresarla una vez más después de cuatro meses sin conflicto alguno. Aunque no pareció ser un bache de mayor importancia, y las cosas podrían haber sido peores, volver al hospital supuso un fuerte bajonazo para todos nosotros.

 

La semana comenzó bien. El lunes me reuní con mis padres, mi tía Rosa y mi hermano para tomar un aperitivo. Marcos estaba contento de haber podido participar en su triatlón, y después de comer me tocó llevar a mi madre a rehabilitación. Tuvimos un túnel cortado que provocó un poco de atasco, pero no hubo mayor problema.

El martes ya comenzó mal. Alguien me robó la llave del candado de mi taquilla y me tuvieron que romper el candado para que pudiera acceder a mis cosas. Fui a comer con mis padres, y como no me tocaba acudir a rehabilitación decidí hacer unas compras. Me hice con un nuevo candado de combinación, unas zapatillas nuevas, y ropa interior que también necesitaba. Intenté ir a mi piscina, pero charlé con el portero porque me da la sensación de que este año no existe control alguno de las invitaciones. Fue después cuando mi hermano me llamó informándome de que mi madre estaba orinando sangre y coágulos. Así que abatidos la llevamos a urgencias, donde la analítica rebeló que sus defensas estaban por los suelos, así como su potasio y sodio. El médico de urgencia nos comunicó que se temía una metástasis en la vejiga o el riñón, por lo que la ingresaron de nuevo. Para más inri, le tocó la misma habitación de cuatro meses atrás con la misma hija puta de enfermera carente de empatía o humanidad alguna. Abatido regresé a casa entre lágrimas, y como me era necesario fui al bar a tomar un par de cervezas. Como Juan se iba de vacaciones decidí no contarle nada, pues no quería amargárselas. Sin embargo, acabé charlando con José y recibí inesperado apoyo.

El miércoles comenzaron los turnos de hospital. El oncólogo también acudió y nos tranquilizó diciendo que no podía ser metástasis dado el último Pet Tac de dos semanas atrás. El Tac lo confirmó y resultó que la complicación se debía a un gran coagulo que tenía en la vejiga. Esto nos lo comunicó el médico que nos había tocado cuatro meses atrás, y que llamamos afectuosamente Camilo Sexto. Como las defensas estaban muy bajas, el oncólogo decidió que se saltara un ciclo, asegurándonos que no pasaba nada por ello. Para que mejorara, decidieron realizarle una transfusión de sangre, y la sondaron comenzaron a sacarle parte del coágulo. Agotado, regresé a casa.

El jueves me llevé una agradable sorpresa ya que encontré con que mi madre estaba completamente revitalizada. La transfusión había funcionado, y además la orina ya salía bien. De todas formas, Camilo era partidario de darle el alta lunes o martes para asegurarse que todo estaba bien. Una vez acabé mi turno en el hospital, aproveché para ir a lavar el coche, algo que necesitaba desde hacía tiempo. También me animé a salir a tomar algo por mi cuenta.

El viernes la analítica que le hicieron a mi madre salió perfecta, y Camilo nos comunicó que si todo salía igual de bien, el lunes le darían el alta. También vino Victoria de visita, y me alegré mucho de verla. Además hizo que la mañana fuera mucho más llevadera. A pesar de que era viernes, opté por no salir decidiendo descasar.

El sábado me molesté un poco con mi hermano, porque le dio por aparecer por la mañana debido a que había llevado el coche a revisión. Podríamos haber cambiado los turnos y yo podría haber salido la noche anterior. Acerqué a Victoria a mi casa para entregarle mi anterior teléfono, y después se despidió de nosotros para partir de viaje. Fui con mi padre y mi hermano a un restaurante a comer, mientras Lily se quedaba con mamá ese rato. Tras la comida regresé a casa y chateé algo con Juan, aunque seguí sin contarle nada para que estuviera tranquilo.

El domingo ya estaba muy cansado y cuidar de mamá en el hospital se hacía insoportable, pero ya se veía la luz al final del túnel. Acudí a misa a la parroquia al lado del hospital, y volvimos a comer al restaurante del día anterior. Tras mi turno decidí dormir un rato y acudí al cine a ver “La Guerra en el Planeta de los Simios”, que me encantó.

 

Tras la película fui a tomar unas cervezas y me agradó ver a Ramón, también nos hicimos una foto con los camareros para enviársela a Juan como saludo. Acudió al bar un pintoresco turista de Dinamarca, y pude conocer a Raúl, un joven en el que me había fijado previamente. Ya cansado puse fin a la semana tan triste y agotadora, esperando que al día siguiente pudieran darnos el alta de mi madre, y no hubiera más problemas.

 

Saludos


NAUSEAS Y BAJONAZO

  (ENTRADA 499)

 

La semana ha estado acompañada de un bajonazo considerable, no solo por el regreso a la rutina tras las fiestas y mis dos días de uso personal. Principalmente se ha debido a que ha sido la ocasión en la que mi madre ha llevado peor los efectos secundarios de la quimio. Aunque solamente una vez en toda la semana, ha vomitado; y se la ha visto considerablemente más agotada.

 

Fue el lunes cuando volví a la rutina, que me percaté de la cansada que estaba mi madre, mucho más que en anteriores ocasiones. También había tenido problemas para defecar, aunque por fortuna la vejiga seguía funcionando perfectamente sin necesidad de sondajes. Mi padre y yo la llevamos a rehabilitación, donde la fisio aseguró que a pesar del cansancio había trabajado bastante bien.

El martes fue cuando más me preocupé. Tras la comida vomitó, algo que no había pasado hasta la fecha. Sin embargo, no estoy convencido de que se debiera del todo a la quimio, sino mucho más al hecho de que su potasio había bajado considerablemente, y podría haberse empachado con la comida. A pesar de esto fue a rehabilitación con mi hermano. Yo regresé a casa bastante preocupado, y bajé a la piscina para intentar relajarme un poco. Allí estaba Rafa, con Jorge y Cristian de invitados. Por la tarde le pegué un toque a mi padre para averiguar cómo iban las cosas, y me aseguró que estaba mejor.

Sin embargo, el miércoles apenas comió nada ya que no tenía apetito, y añadido a esto cancelaron la rehabilitación porque el fisio estaba malo. Por un lado agradecí no tener que ir, pero por otro me di cuenta de que a mi madre le venía bien esa actividad. Tras nadar un poco decidí quedar con Carlos poco antes de que comenzara una tremenda tormenta que marcaría fortísimas lluvias durante los dos siguientes días.

El jueves volvieron a cancelar rehabilitación, así que mi hermano y servidor trabajamos con mi madre poniéndola de pie en cinco ocasiones. No me gustó escuchar que en la clínica la ponían de pie con la camilla elevadora, algo que hacían en enero. Cada vez me fio menos de la clínica de rehabilitación y de los resultados que podamos esperar de ellos. Llegada la noche quedé con Juan para ir a tomar algo al bar, donde se encontraba el dueño Ángel. Por fin le pude conocer y me pareció bastante agradable aunque ingenuo, alguien a quien se puede manipular con facilidad. Ese mismo día cayó una tormenta impresionante, de las peores que puedo recordar.

El viernes mi madre seguía cansada, aunque algo menos. No había vuelto a tener nauseas ni a vomitar desde el martes, por lo que estábamos más tranquilo. Mi hermano partió para acudir a un triatlón, y la rehabilitación no fue cancelada. Así que acompañado por mi padre llevé a mi madre en medio de una tremenda tormenta y un considerable atasco. Tras la sesión de rehabilitación no solo llovía a mares, sino que además llegó a granizar y yo estaba preocupado por haber dejado las ventanas de mi casa abiertas. El taxi tardó media hora en llegar, pero por lo menos el chaval que vino fue muy majo y agradable, entrando hasta el garaje para que mi madre no se mojara. Fue volver a casa, y el sol volvió a salir. Por la noche quedé con Juan para tomar algo, aunque el bar resultó estar muy tranquilo, algo normal tras el fin de semana de las fiestas.

El sábado fuimos a comer fuera, y nos llovió un poco durante el camino, aunque sin mayores problemas. Observé que mamá estaba muy negativa, ya que se negaba a la visita de mis sobrinos en un par de semanas. Esto provocó el cabreo de papá, y un poco de tensión ante tanta negatividad. La verdad es que resulta agotador cuidar de alguien tan negativa y que no pone nada de su parte, especialmente cuando es alguien tan querida. Tras la comida fui a hacer la compra para la semana, y por la noche salí solo hasta que Juan se reunió conmigo después de la cena que tenía. Fran fue bastante majo ofreciéndose a que me uniera a su grupo el rato que estuve solo, aunque me dio algo de apuro aceptar la oferta. Así que tome algo con Juan cuando llegó y nos retiramos.

El domingo acudí a misa de una con mis padres. Ese fue el día en que noté que mi madre estaba muchísimo mejor. Fuimos a comer al asturiano, y mi prima y familia también vinieron. Tras la comida yo decidí bajar a mi piscina donde hice una rutina bastante larga, y charlé luego con mi vecino Miguel. Pasé la tarde jugando a “Horizon”, y con alguna molestia en la piel que rodea el ojo izquierdo que fue remitiendo. Quedé de nuevo con Juan para tomar algo y despedirme, ya que se iba a Rusia de vacaciones el miércoles. También estuvimos acompañados por Ramón, César y Fran durante un rato. De esta forma acabó una semana de considerable bajonazo, que por lo menos parecía haber ido remitiendo. Mi hermano también pudo hacer su primer “Iron Man”, poniendo fin a la maldición del año pasado cuando se había roto la clavícula. Esperemos que mi madre coja fuerzas y que solo haya sido un pequeño bache.

 

Saludos


SÉPTIMO CICLO EN EL ORGULLO MUNDIAL

  (ENTRADA 498)

 

La semana se ha caracterizado por la fortuna de recibir buenas noticias respecto a mi madre, aunque al mismo tiempo fueron acompañadas de algún susto menor. Pero lo importante es que el tratamiento sigue funcionando, el bicho sigue menguando, y mi madre puede seguir con el tratamiento. Esto fue suficiente para poder desconectar y disfrutar en cierta medida del Orgullo Mundial de este año. El uno de Julio hizo siete meses ya que toda esta pesadilla había comenzado. Mi madre también pudo recibir su séptimo ciclo de quimio.

 

El lunes mi padre fue a recoger el informe de Pet Tac, el cual leyó comunicándonos los resultados. Todos los tumores habían menguado en tamaño, pero sobre todo habían menguado en sus funciones metabólicas. De todas formas decidimos no decirle nada a mi madre por si interpretáramos algo mal. Me toco llevarla a rehabilitación, donde estuvo algo más floja de lo habitual. Sin embargo, siguió sin hacer uso de la sonda para orinar. Al llegar a casa, pude relajarme jugando a un juego bastante entretenido llamado “Horizon”.

El martes mi madre pareció mejorar mucho, estaba con más fuerzas. Mi hermano la llevó a rehabilitación con un problema surgiendo, ya que los taxistas habían anunciado huelga para el jueves y el viernes. El jueves no era problema, pero el viernes teníamos que llevarla a la cita con el oncólogo, con lo que las cosas se nos complicaban. Mi hermano decidió que de alguna forma la llevaríamos en coche, aunque con su incapacidad de andar, no sé cómo lo íbamos a lograr. Como tuve la tarde libre, bajé a nadar a la piscina de mi casa, donde me quedé sorprendido ante un socorrista substituto de lo más atractivo.

El miércoles comenzó estupendamente, ya que los taxistas habían desconvocado la huelga del jueves y el viernes. Llevé a mi madre a rehabilitación, y regresé a casa después. Decidí quedar con Juan por la noche, ya que el barrio había quedado invadido de gente por las celebraciones del Orgullo Mundial de este año. Nunca había visto un miércoles igual, parecía el sábado del Orgullo de otros años. Acudimos al bar, que estaba completamente lleno, con  el dueño haciendo acto de presencia para variar. Por lo menos nos divertimos un rato, algo que yo necesitaba mucho.

El jueves tuve que ir a extracciones para realizar un control, que espero que refleje que todo va bien conmigo. Justo después pasé por casa para saludar a mi madre y marcharme después, ya que no me tocaba llevarla a rehabilitación y apenas había dormido. Tras echar una larga siesta, decidí nadar algo y luego por la noche, salí de nuevo con Juan. La noche fue incluso peor que la anterior en cuanto a cantidad de gente. Esto nos hizo temer que el viernes y el sábado iban a ser una auténtica locura. Sin embargo, nos divertimos bastante.

El viernes acudí al hospital para la consulta del oncólogo. Mis padres ya habían llegado y recibido la analítica del viernes anterior. Mi madre estaba llorosa porque las defensas estaban muy bajas, a lo que señalé que tuviera paciencia que a lo mejor ya le habían subido en esa semana. La consulta confirmó que la respuesta al tratamiento había sido muy buena y todo había menguado. Había un par de puntos óseos que no salían en el primer Pet Tac, pero el oncólogo se percató que desde esa a prueba hasta que mi madre había empezado con tratamiento, había pasado mes y medio. Mi madre también tenía el potasio por los suelos, por lo que el doctor decidió meterle una hora de potasio en vena; y hubo que echarle una pequeña bronca por su negativa a tomar bebidas isotónicas y sus cenas algo escasas.  El oncólogo le pidió una nueva analítica, que mostró que sus defensas ya estaban bien, con lo que decidió que siguiera con tres ciclos más y hacer pruebas después, ya que todo iba bien. De esta forma mi madre tuvo su séptimo ciclo de cuatro horas y pico, más una hora de potasio, con lo que nos fuimos bastante tarde del hospital. Por lo menos ha recuperado completamente la vejiga, y el oncólogo nos prohibió volvió a hacer uso de la sonda. Tras esta mañana y comienzo de la tarde agotadoras regresé a casa para descansar algo. Volví a salir con Juan para tomar algo al bar habitual, aunque había todavía más gente de la habitual. Como mi barrio quedaba cercado al tráfico, había acordado no ir a comer con mis padres el fin de semana, logrando tomarme dos días libres para mí, que la verdad me sentaron muy bien.

 

El sábado iba a quedar con un chico que había conocido, pero al final me dejó plantado. Así que comí algo y quedé con Juan para acudir a la manifestación del Orgullo. Hacía muchos años que no acudía, porque me había encontrado solo para hacerlo. Así que fue la primera vez que vi el recorrido desde Atocha hasta Colón, y me quedé sorprendido ante la cantidad de gente que invadía la marcha y todos sus alrededores. La policía realizó un trabajo formidable proporcionando seguridad, y debo admitir que fue bonito ver tanto arco iris en la ciudad. Sin embargo, debo reconocer que las carrozas me parecieron tan poco originales como de costumbre, reduciéndose a gente bebiendo y bailando, sin temáticas ni disfraces que dieran originalidad y colorido. Por otro lado me dio algo de morriña, porque me hizo recordar aquellos primeros Orgullos, no tan masificados, que tanto había disfrutado en el pasado. Pero Juan y yo nos divertimos, y nos hicimos con banderas para el recuerdo, recorriendo todo el paseo hasta Atocha. Ya agotados fuimos a cenar algo, conociendo a una pareja bastante maja que nos preguntó cosas sobre la ciudad. Tras la cena, acudimos al bar que no tardó en llenarse, y donde estuvimos verdaderamente aplastados. También miramos con poca gracia al recogevasos, carente de gracia o educación al que ya habíamos visto en el anterior bar. Cuando el bar cerró ya estábamos completamente agotados, aunque Juan todavía se fue discoteca. Yo me retiré a dormir.

El domingo desperté algo tarde y me animé a ir a nadar. Fui a misa de ocho a una iglesia cercana a casa, donde no había estado nunca y que me pareció bastante bonita. Por la noche salí de nuevo con Juan, que había tenido una caída que le había dejado las rodillas doloridas. El bar volvió a estar lleno, y vimos a Ramón y Adolfo por allí. Tras tomar algo, y ya cansados, nos retiramos poniendo fin a las celebraciones del Orgullo Mundial de este año.

 

Saludos