Archivo para octubre, 2016

ANUNCIOS FAMILIARES

  (ENTRADA 463)

 

Y como quien no quiere la cosa, nos hemos embarcado de nuevo en el camino al invierno. Sin embargo, el tiempo ha vuelto a colaborar y hemos disfrutado de días de muy buen tiempo, algo que me ha sorprendido. La semana ha terminado con una de las cosas que menos me gustan del año, el cambio de hora. En breve, tendremos noche cerrada a las seis de la noche. Por lo demás la semana ha sido bastante tranquila, a excepción de un anuncio familiar que nos ha tomado a todos por sorpresa. anuncios-familiares-31-10-16

La mala de la noticia de la semana me la ha dado el maldito colesterol, que me ha subido a doscientos cuarenta y tres. Me ha sorprendido bastante, sobre todo considerando que ya llevo tres meses y medio sin fumar. Hay determinados cambios en mi dieta que creo que han sido responsables de la subida, pero considerando que ya no fumo y que además he vuelto a correr además de seguir nadando, no puedo negar que la cosa me tomó por sorpresa. Por fortuna, como la cosa esta identificada, no dudo en poder corregir el asunto. Habrá que ver cómo va la cosa dentro de seis meses. Por lo demás, no tuve demasiada actividad por la semana, y por lo menos pude recuperar mi coche que ya había sido llevado a la revisión. Durante la semana también quedé para ir con Juan a ver la obra de Ángel la semana siguiente. Juan pretendía ir más de un día, pero yo le hice ver que solo iría uno.

La verdad es que no salí hasta el viernes, ya que el jueves no me apetecía nada. Por supuesto, el viernes acudí al bar habitual, que Miguel ya había decorado para las festividades del puente de Halloween. Me sorprendió ver bastante gente, y es que me dio la impresión de que no se había ido mucha gente de puente. También se había realizado el famoso mural dentro del bar, el cual Miguel llevaba bastante tiempo queriendo acabar. Lo curioso fue ver como el pobre Miguel se enfadaba cada vez que alguien se llevaba algo que formaba parte de la decoración. Por supuesto, coincidí con Juan y con Santi que también estaban por allí. Julian también estuvo con nosotros, aunque esa manía que le ha dado de cantar todas las canciones constantemente me pone bastante de los nervios. Por lo menos pudimos reírnos bastante con un video encontrado por Miguel, con una parodia de Heidi en el programa de Hermano Mayor. Después del cierre, Juan y servidor fuimos al Parque Jurásico a bailotear algo, aunque terminamos por retirarnos enseguida.

El sábado tocó comida familiar y compra. Por la noche volví a salir por el bar habitual, que estaba bastante petado de gente. Yo ya estaba bastante cansado, aunque por lo menos aparecieron por allí Antonio y su pareja Ángel, que además estuvieron hasta el cierre. Fue la noche del cambio de hora, así que por lo menos estuvimos allí una hora más.

Al día siguiente fui a comer con mis padres y mi hermano. Fue entonces cuando nos llevamos un notición a manos de mi hermano. Ya habíamos quedado en comer juntos el martes, que era fiesta. Mi hermano pidió entonces que se reservara para cinco, y como quien habla del tiempo explicó que vendría su novia. De esa forma nos enteramos que tenía novia desde hacía tres meses, llamada Ana, informática y de treinta y tres años de edad. Evidentemente comparte la práctica de triatlones de mi hermano. En fin, que será bastante interesante conocerla. Mi madre se emocionó mucho más, llegando a pronunciar la palabra nietos en un descuido. Tras una tarde tranquila, pasé a tomar algo con Juan en el bar habitual donde estuvimos de charla con Ángel, quien acababa de recibir otro desengaño amoroso. A veces reconozco que me pone nervioso su afán de protagonismo, como cuando puso varios videos musicales para cantar él. Ya al cierre regresé a casa. Veremos que sorpresas depara la primera semana de noviembre.

 Saludos


SELLANDO FISURAS

  (ENTRADA 462)

 

La verdad es que ha sido una semana de lo más agitada, pero por lo menos parece que ha traído algunos eventos positivos. Si el grupo sufría de serias fisuras, parece que las celebraciones del cumpleaños de Miguel han ayudado a sellar algunas de estas fisuras. Por primera vez en mucho tiempo, desde antes del verano, el grupo ha funcionado como una unidad. Después de algunas tensiones, nos hemos divertido y hemos pasado un buen fin de semana. Eso no quiere decir que no queden fisuras, pero es un comienzo.

 sellando-fisuras-24-10-16

Con la semana han llegado las lluvias fuertes y una bajada de temperatura que ya tocaba, aunque no me ha molestado demasiado si he de ser sincero. El martes quedé con Joaquin, un tío que había conocido a través de Internet. Aunque pasamos un buen rato, yo por lo menos a pesar de estar bastante cansado, no sé por qué me dio que no lo volveré a ver, aunque quien sabe.

Ya el miércoles estuve en contacto con Santi para preparar aspectos para el cumpleaños de Miguel. Inicialmente iba a traer la tarta a mi casa para que se quedara en mi nevera, y así poder sorprenderle. Sin embargo, me comunicó que iba a salir tarde del trabajo, por lo que me pidió que fuera a recoger la tarta, a lo que le dije que sí. Pasó por casa y me dio las velas y unos globos que habían de ser entregados  Ángel. Ya por la noche, acudí a casa de mis padres ya que al día siguiente tenía extracción. Fue llegar a casa y tener bronca con mi madre, pues ese mismo día se había decidido organizar una cena al día siguiente por la confirmación de mi sobrina. Todo esto organizado un día antes por mi prima Lucia, y yo con la movida de tener que recoger la tarta al día siguiente. En cuanto comuniqué el compromiso que tenía con la tarta, me enfrenté a los morros de mi madre enfadada. Así que tras una dosis de gritos el uno al otro, accedí a hacer lo posible para ir al evento en cuanto recogiera la tarta.

Debido a la tensión, apenas logré dormir y me levanté agotado para ir a extracciones. Tras esto fui a hacer la compra, pues no tendría el coche el fin de semana. Por la tarde dormí media hora, pues estaba agotado, y Juan vino para ayudarme con la tarta que tenía que recoger pues estaba lloviendo. Así que recogimos la tarta y la llevamos a casa, Juan tapándome con su paraguas. Tras esto, dejamos los adornos en el bar de enfrente para que Ángel los recogiera. Así que tras todo esto fui a la confirmación. El Obispo había llegado tarde y la ceremonia duró dos horas que pasé paseando por las afueras, observando a estudiantes que habían acabado la ceremonia para fumar a escondidas. La verdad es que me daba la sensación de no encajar en ese mundo tan pijo y ficticio. Tras la ceremonia cené con la familia, aunque debo decir que el servicio fue bastante lento. Tras esto fue salir corriendo para quedar de nuevo con Juan, recoger la tarta y acudir a la puerta del bar donde Santi se reunió con nosotros. Por lo menos, la sorpresa fue todo un éxito y Miguel se quedó encantado, llegando a llorar. La verdad es que bebimos y nos echamos unas risas, estando allí hasta el cierre.

Al día siguiente estaba agotado, y aunque salí otra vez con Juan, no duramos demasiado. El sábado también tocó salir, pero como teníamos comida de cumpleaños con Miguel, tampoco estuvimos hasta muy tarde. Lo más sorprendente fue un reencuentro con un borrachísimo Aldo en el bar, que además estaba muy impertinente y que se había quedado atrás tras haber salido con su pareja Juan Pedro. Hubo suerte, y como estaba muy borracho no tardó en marcharse.

Ya en un domingo lluvioso, Miguel, Santi, Juan y yo fuimos al Centro Comercial, que estaba hasta arriba de gente. Tuvimos que comer en un chino ya que todos los restaurantes tenían una cola interminable. Tras la comida tomamos unas cervezas y fuimos a jugar un par de partidas de bolos, las cuales gané. No solo era la primera vez que ganaba, sino que era el primero que ganaba las dos y con record de puntos. Lo único malo era que la sala de bolos estaba llena de niños, como si hubiera múltiples cumpleaños en el lugar. La verdad es que hubo que armarse de paciencia. Por otro lado, el pobre Juan estaba fatal del estómago. Tras volver, Juan y yo fuimos a tomar algo para ver a Ángel. El bar estaba desértico, mayormente debido al día lluvioso. Solo llegó un cliente un tanto psicópata que lo único que logró fue poner al pobre Ángel de los nervios.

De este modo, la semana sirvió para sellar fisuras, y funcionar de nuevo como un grupo. No creo que eso signifique que todos los problemas estén arreglados, aunque un comienzo es un comienzo.

 Saludos


QUEMADURAS Y MORATONES

(ENTRADA 461)

Después de un verano bastante prolongado, parece que ha llegado el otoño acompañado de temperaturas bastante más bajas y algo de necesaria lluvia. La verdad es que en cierto modo lo he agradecido bastante. Añadido a esto, la semana ha quedado partida por la festividad nacional, con lo cual hemos salido algo más de lo habitual. Por otro lado, la semana terminó con algún moretón accidental, y algún accidente depilatorio.

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Por supuesto, he seguido con mis carreras y con mi natación, y por lo menos puedo decir que mis rutinas mañaneras han cambiado considerablemente. Como era festivo al día siguiente, me animé a salir el martes por la noche. La verdad es que no había demasiada gente, lo que me sorprendió porque un miércoles festivo no daba lugar a coger puentes. Sin embargo, la noche estuvo bastante floja. Aunque ciertas asperezas parecían limadas, sigo pensando que el grupo se ha fragmentado de algún modo. Debido a las obras al lado de casa, y la constancia de la taladradora dormir no está siempre garantizado; y por eso estaba cansado. Charlé un poco con Juan, pero no decidí seguir con la noche.

Ya el miércoles acudí a comer con mis padres y aproveché para recoger un pedido de tebeos que tenía en casa de mis padres. El día había sido lluvioso y la temperatura había bajado bastante, por lo que pasé el resto del día en casa.

El mal tiempo continuó toda la semana hasta el viernes, día en que aproveché para realizar una necesaria limpieza de la casa. Acudí al bar junto a Juan, y la cosa también estuvo bastante tranquila. Añadido a esto, el aire acondicionado se había estropeado por lo que hacía bastante calor. Curiosamente, Juan estaba bastante cansado, por lo que no se animó a ir a bailar después, y yo me retiré.

Para ir a comer el sábado, fuimos a un nuevo restaurante asturiano, bastante pijotero para mi gusto. Sin embargo, debo reconocer que comí un cachopo de solomillo que estaba muy bueno. Supongo que tanto lujo ha terminado por alejarse de mis gustos, o quizás estoy cada vez más acompañado de gente que dista mucho de dicho ambiente. Tras la comida hice la compra y tocó depilación masiva, con la mala suerte de que calculé mal los tiempos. Esto provocó que me provocara ligeras quemaduras en zonas delicadas. La verdad es que estas cosas parecen pasarme solamente a mí. Por la noche volví al bar, donde hacía un calor atroz y el aire seguía sin funcionar. Además, el bar estaba bastante lleno de gente, algo que empeoraba la supervivencia dentro. Yo estuve de charla con Juan, y ocasionalmente con Santi, aunque curiosamente no había demasiados habituales por allí. Estaba el engreído del bajito canoso, lo que provocó ciertas confrontaciones posteriores. Al cierre del bar, Juan, Ángel, Miguel, Santi y yo nos quedamos tomando algo y surgió el tema de los celos. La verdad es que no tiendo a apoyar a Santi en este aspecto, pero no fue el caso. El canoso bajito será muy guapillo, pero me parece un engreído follonero y provocador. Tampoco me gusta que todos ataquen a una persona acorralándola, a pesar de que Santi me haya defraudado bastante últimamente. Salimos a las cinco del bar y me fui a casa algo incómodo por las quemaduras. Lo que no me pase a mí…

El domingo fui a comer con mis padres y rompí la rutina de natación para quedar por segunda vez con Jota, aunque para mi sorpresa el joven estaba bastante agresivo. Tanto lo fue, que me pegó un mordisco en el bíceps derecho, dejándome un enorme moratón en medio de sus ansias. El chaval me parece atractivo, pero me da que le decepcioné, pues estaba cansado, y se retiró de una forma un tanto indiferente. El bíceps todavía me duele después de la experiencia. Por la noche, y luciendo moratón, acudí a tomar algo con Juan, estando Miguel en el bar. Charlamos un rato y nos echamos unas risas, retirándonos al cierre.

 Saludos

 


UN GRUPO FRACTURADO

(ENTRADA 460)

La verdad es que las cosas parecen seguir el mismo rumbo, e incluso cuando se realizan intentos de reparar nuestro fracturado grupo, no logran funcionar o se me antojan forzados. Sin embargo, en lugar de hundirme he llegado a aceptar que hay ciertas cosas que no se pueden evitar. El egoísmo existe mientras sigo y seguiré siendo el chico substituto. Por otro lado, una discusión con Juan me ha afectado bastante, aunque en seguida se hayo una solución al dilema. La cuestión es el grupo se ha fracturado, o si siempre lo estuvo. 

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El lunes quedé con Luis, quien la verdad es que llegó bastante tarde a casa, algo que me molestó bastante. La verdad es que ya siento poca atracción hacia él. Ya se había hablado de acudir al cine esta semana, aunque Juan tiene la idea de que era una quedada para compensar otra posterior con el Sapo. Miguel nos envió un mensaje para ir al cine, a lo que Santi no tardó en apuntarse. Yo decidí esperara ver que decidía hacer Juan, pues su conflicto con el segundo todavía no se había resuelto. Así que me dispuse a hablar con Juan, quien a su vez habló con Santi llegando a una supuesta solución, de manera que todos nos apuntamos para acudir al cine el martes. Por otro lado, al final del lunes acudí a recoger mis alfombras, las cuales por fin estaban limpias. De esta forma, ya toda mi casa está limpia y sin rastro de olor a tabaco.

Ya el martes, nos reunimos en el Centro Comercial habitual, donde decidimos tomar unas cervezas antes del film. Mientras Miguel y Juan recogían el pedido, Santi me intentó informar de que el segundo se había cabreado con él, pero yo decidí darle largas. Fuimos a ver “El Hogar de Miss Peregrine para Niños Peculiares”. Pese a pasados desastres de Tim Burton la película me gustó mucho, y a Juan y Miguel también. Sin embargo, Santi la despreció, aunque poco se puede esperar de alguien con la sensibilidad de una ameba. Sin embargo me pareció irritante que durante todo el viaje de vuelta no parara de poner la película a parir.

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Por lo demás, he continuado con mis rutinas de natación y correr durante toda la semana, algo que la verdad consigue que me relaje por completo. Aunque el miércoles no hice nada, el jueves recibimos una invitación para tomar unas sidras en el bar habitual por parte de Miguel. Tampoco es que me apeteciera demasiado, pero me animé a ir junto a Juan. Lo bueno fue que Santi no se quedó porque tenía que madrugar. Que diferente es todo cuando no está, y que majo y participativo puede ser Miguel. Tras tomar esas sidras y echar unas risas, nos retiramos a nuestras respectivas casas.

Y así llegó el viernes y el fin de semana. Aunque fui al bar, estaba francamente agotado y con ganas de dormir un poco. Estuve acompañado por Juan, y también vi a Santi, Miguel y Julian, éste último mostrándose bastante raro. Al cierre, se quedó con Miguel y Santi para ir a su discoteca osuna, mientras que yo me fui a casa y Juan al Parque Jurásico. Yo estaba demasiado cansado para nada más.

Ya el sábado tocó comida familiar, compra semanal, y de nuevo practicar algo de natación. Es curioso, pues aunque me fijo en algún nadador, ya no tengo ilusión ni fantaseo con que pueda pasar nada. Por la noche salí de nuevo, y el bar no estaba demasiado lleno. Estuve con Juan, y un cliente muy alto acaparó a Santi, mientras Stefan se retiró muy pronto para nuestra sorpresa. Al cierre, yo me fui a bailotear con Juan, y conocí a uno de sus ex, que se dirigió a mí de forma grosera interrogándome sobre si estaba interesado por mi amigo. La verdad es que reaccioné pronto mandándole a paseo. Y cansadillo me retiré a dormir.

Tras comer de nuevo con mi familia el domingo, me animé a salir a tomar algo con Juan y Ángel. Lamentablemente la conversación derivó en un momento algo tenso, en el cual Juan llegó a llamarme egocéntrico, algo que me dejó bastante sorprendido, aunque las cosas se solucionaron mediante más conversación. Sin embargo, no puedo evitar esa sensación de que el grupo está roto.

 Saludos


UN AÑO DESPUÉS

(ENTRADA 459)

Aunque parezca imposible, un año ha pasado ya desde la muerte de Raz. Dicho evento ha marcado un cambio radical en lo que lleva de año. Si hace un año alguien me hubiera explicado cómo iban a evolucionar los acontecimientos, no me lo habría creído. Y si ya de por sí ha sido una semana de difíciles recuerdos, varias tensiones albergadas se han incrementado considerablemente.

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La semana comenzó con la usual rutina de deporte, y fue el miércoles cuando tuvo lugar el temido aniversario de la muerte de Raz. Miguel ya había hecho una publicación de recuerdo, por lo que Juan y un servidor decidimos ir al bar para tomar unas cervezas y estar en compañía. La verdad es que hablamos bastante de lo acontecido un año atrás, y un poco sobre cómo habían evolucionado las cosas. Desde mi punto, Santi sobraba un poco en todo este proceso, por muy pareja que sea de Miguel y por las actitudes que ha mantenido últimamente. Por otro lado, me dolió que Miguel solo tuviera palabras de agradecimiento hacia él en las redes, olvidándose de los que estuvimos allí antes de su aparición… por muy pareja que sea. La verdad es que la situación me parece tan similar a otras pasadas. Lo peor fue que Santi tuvo una mala contestación hacia Juan, que le dejo seriamente rallado. Según él, le había dicho que no se acercara más a Miguel, sugiriendo que Juan pudiera tener algún interés en él. Yo no creo que fueran por ahí los tiros, aunque sí creo que Santi se obsesiona demasiado con establecer barreras que nadie debe cruzar, y con tener a Miguel para sí solo. De esta forma, el aniversario no acabó demasiado bien. A pesar de todo, volvimos por allí el jueves, día en que Santi se retiró algo temprano. Sin embargo, no dudó en intentar llevarse a Miguel a casa, a pesar de que éste había convocado a sus clientes para celebrar su santo. La verdad es que fue refrescante que se marchara, y disfrutar de la compañía de nuestro amigo sin la pareja para variar. Tras echar unas risas en compañía, cada mochuelo partió a su olivo. Sin embargo, Juan seguía mosqueado y razones no le faltaban, aunque exagerara un poco la situación.

Por lo menos la llegada del fin de semana supuso que la parejita se marchara de la ciudad para obtener unos tatuajes. Consideré que no nos venía nada mal ese descanso separador, sobre todo para que las cosas no acabaran demasiado tensas. Juan y servidor acudimos al bar habitual, donde Ángel recibía la ayuda de Diego. Apareció también Juan Toledo y algún conocido más. Al principio tuve que aguantar bastante a Ramón que estaba pesadillo, aunque por fortuna Fran también estaba por allí. Tras el cierre del bar acudimos a bailotear un rato al Parque Jurásico. Allí estaba la Rusa, a quien no veía desde hacía bastante tiempo, y acabé liado un rato con él, aunque me llamaba más la atención su amigo bailarín. Como tampoco me apetecía mucho lío, opté por irme a casa solo.

El sábado tocó comida familiar y compra semanal. Tras esto me animé a ir a nadar también. Por la noche salí de nuevo y me reuní con Juan. Ambos nos encontramos con Antonio y pareja en el bar. Hacía mucho tiempo que no veía a Antonio, y me agradó estar un rato con él. Charlamos y le pusimos al tanto de todo lo ocurrido últimamente, dejándole bastante alucinado. La verdad es que estuvieron poco rato, pero yo agradecí ver sobre todo a Antonio. Stefan estaba también por allí, aunque no me dio por aguantarle porque cada vez me creó menos sus historias. Si de verdad había estado ingresado toda la semana, no procedía que hubiera salido. Como de costumbre acudí al Parque Jurásico a bailar con Juan, y la verdad es que pasamos un buen rato de bailoteo.

Acudir a la comida familiar del domingo fue toda una aventura debido a los cortes de tráfico por el día de la bicicleta. Tras comer e ir a nadar, terminé por dormir un rato, pues estaba francamente agotado. Por la noche estuve tomando algo con Juan, Ángel, y el amigo de éste también llamado Juan. La verdad es que nos echamos unas risas comentando las publicaciones amorosas de la parejita, lo cual mitigó bastante a Juan que seguía considerablemente picado con el asunto de Santi. Así fue como una semana que requería acordarse de algo triste acabó en tensiones crecientes que todavía no sé cómo acabaran.

 Saludos