Archivo para febrero, 2016

SUCESIVOS DESASTRES

(ENTRADA 428)

 

Tras regresar de los compromisos familiares y perder todo un fin de semana, ha tocado volver a la rutina. La verdad es que en términos generales estaba bastante entusiasmado. Había regresado a la rutina de la natación, mis dolores musculares parecían haber cesado, y tenía ganas de que llegara el fin de semana. Sin embargo, fue llegar el viernes y todo se vino a pique. No puedo evitar pensar que nunca encajaré en este ambiente, y que mi destino es apartarme de todo y de todos.

 SUCESIVOS DESASTRES 29-2-16

Comenzando por el principio, durante la semana he estado incrementando mi rutina de natación hasta volver a niveles normales. Solo coincidí un día con Greñas, y su sonrisa será lo único positivo de esta semana. Así que en términos generales la semana iba bastante bien. Llegado el jueves me animé a salir a tomar algo al bar habitual, encontrándome con Juan. Miguel y Santi no estaban esta semana debido a sus vacaciones, con lo cual estuvimos con Ángel riéndonos ante algunas anécdotas que había experimentado durante la semana. Lamentablemente, apareció Gustavo que seguía en la ciudad y siguió dándome la vara durante un buen rato, hasta que optó por marcharse.

El viernes fue el primer día que pude experimentar el retorno a la rutina completa. Tras comer algo realicé una muy necesaria limpieza completa de mi casa, que debido a mis lesiones había dejado muy desatendida. Me animé a salir, encontrándome con los dos Juanes. El local estaba algo flojo, y Ángel estaba acompañado por el anterior recogedor de vasos, Jesús. También apareció por allí Adolfo, y la verdad es que me encontraba bastante animado, llegando a bailar un poco. Sin embargo, llegó el momento en el que tuve que enfrentarme a un desplante de considerable nivel de grosería. Ángel estaba firmando un talón y yo me acerqué a decirle en broma que lo pusiera a mi nombre. Para mi sorpresa, Jesús se acercó a taparme los ojos, como si me interesara lo más mínimo la cifra que estaba escribiendo. Lo peor fue que gente fuera de la barra pudo observar el detalle, con lo cual quedé públicamente como una especie de cotilla. El cabreo que me cogí fue monumental, y aunque Juan intentó calmarme, opté por marcharme sin despedirme, decidido a dejar el bar de forma definitiva. No solo por el suceso, sino por varios desplantes que ya llevo experimentado. Tal fue el cabreo que no pude evitar desahogarme el Facebook, aunque al día siguiente opté por borrar la entrada.

Al día siguiente tenía un mensaje de Jesús llamándome bobo porque solo era una broma, y de Ángel reiterando que según él solo había querido darme un toque. Soy muchas cosas, pero de tonto no tengo un pelo. Incluso admitiendo que fuera una broma, que no lo creo, sería una de muy mal gusto. Además nunca había tenido un muy buen presentimiento con éste tío, que en lugar de disculparse para arreglar las cosas había optado por llamarme bobo. Lo peor es que José también me está agobiando a mensajes, y siendo amigo del susodicho no me queda otra que darle largas. Aunque está empezando a ser bastante pesado. Como el sábado no tenía comida familiar, opté por ir a nadar de nuevo y me sentó bastante bien. La noche la pasé en casa, sin ganas de salir.

De domingo tuve comida familiar, con mi hermano y mi madre bastantes insoportables. Además era el aniversario de la muerte de mi primo Esteban, algo que teníamos todos presentes. Yo no podía evitar pensar en cómo hace un año, dicho evento me había llevado a cambiar mi vida social hundida de nuevo. Tras la comida y hacer la compra semanal, decidí pasarme por el Bar H. Había algún conocido como Manolo y el pesado de los pelos, pero sentí que el bar tampoco encajaba conmigo. De hecho los camareros se mostraron bastante distantes conmigo, excepto Sergi que vino a darme un par de besos con una sonrisa. También volvió a aparecer el pesado de Gustavo, como siempre para pedir dinero, algo a lo que me negué. Tras tomar unas cervezas regresé a casa, y pasé la tarde jugando a la consola. Ni Miguel, ni Ángel, ni nadie me dieron un toqué para interesarse por un servidor, y es que cuando las cosas van bien para muchos, es fácil de olvidar a los que quedamos atrás. José sigue abrasándome a mensajes, y yo no me veo en la situación de darle largas y quedar como más cabrón de lo que la gente ya me considera. Otra sorpresa fue comprobar como Dioni, al que le he aguando más de un desplante, me había bloqueado del Facebook. No es que me preocupé mucho la opinión o actitud de un lameculos profesional, pero uno no puede evitar quedar alucinado ante ciertas actitudes. Así que toca aislarse de nuevo.

 

Saludos


COMPROMISOS INENUDIBLES

(ENTRADA 427)

 

La verdad es que ha sido una semana que se ha caracterizado por la necesidad de cumplir compromisos. Y es que el fin de semana tuvimos que partir a nuestra ciudad natal para acudir a la boda de mi primo David, algo que me apetecía más bien poco. Evidentemente, no tengo nada en contra de mi primo, pero tampoco he tenido gran relación con él, ni he formado parte de su grupo de amigos como mi hermano, por lo que sabía que iba a sentirme algo fuera de lugar. Sin embargo, la familia siempre cierne ese sentimiento de compromiso.

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La primera parte de la semana supuso un regreso a la actividad deportiva, después de un pinzamiento del que todavía me resiento. Por este motivo, decidí tomármelo con mucha calma, y solamente hice la mitad de mi rutina, cincuenta largos. Aunque el lunes resultó complicado, poco a poco noté que mejoraba considerablemente, pero el abdomen todavía me da dificultades a día de hoy. Me crucé con Greñas en una ocasión en el pasillo, y con el pelo tan largo como lo lleva es todavía mucho más adorable. Por las tardes me tomé las cosas con calma, disfrutando de “Teen Wolf” sentado en mi cómodo sofá.

Llegado el viernes acudí a casa de mis padres, y partimos en el coche de mi padre a mi ciudad natal, parando a comer en el camino. Al llegar, salí a dar un paseo por el muro de la playa y ver de nuevo el mar. Me había llevado el disco duro para ver alguna serie, pero se me olvidó el mando a distancia. Por lo menos pude utilizar un ordenador viejo de mi padre. Otra dificultad surgió cuando mis padres se dieron cuenta de que se habían olvidado el pantalón del traje de mi padre. Por fortuna, mi prima pudo ir a recogerlos para enviarlos por correo rápido. Por la noche, opté a pasar por el antro, donde un jovenzuelo acabó liándose con varios. Pude ver a conocidos como Juan, y Ramón también apareció a tomar algo. Así que pude charlar algo con él, aunque me retiré pronto pues estaba cansado.

Al día siguiente comí con mis padres, mi hermano y mi primo Jorge para comer algo. Después tocó trajearnos para ir a la ceremonia, que resultó algo divertida para mí por la brusquedad del párroco. También debo señalar que la novia llevaba el peor vestido que he visto en una boda. Tras la ceremonia acudimos a la cena, y tomamos los pinchos en la terraza, pues tuvimos la suerte de contar con un tiempo excelente. Fue una oportunidad de volver a ver a los primos paternos, ya que la mayoría nos los veo con la excepción de bodas. La mesa que me tocó no estaba del todo mal, ya que estaban mi hermano, Jorge, y mi prima Cova con su novio, que me pareció absolutamente encantador. Llegado el baile, yo me apagué bastante pues como me imaginaba, estaba fuera de lugar. Viendo a Cova y Alvaro, no pude evitar sentir celos, aunque de lo más sanos, al observar como disfrutaban y lo bien compaginados que estaban. Tuve una temporada en la que disfrutaba de las bodas, pero ahora no hacen sino recordarme que lo más probable es que nunca encuentre a alguien. No llevo mal la soledad, ni soy de los que se lamentan, pero en ocasiones como una boda familiar es complicado no sentirse algo más solo. Ya con el baile algo avanzado, decidí retirarme con mis padres. Me cambié en casa y acudí al antro, donde me reuní con Ramón. También estaba allí Alex, mi desastre navideño, con el que no crucé palabra. Ya bastante cansado, decidí retirarme con ganas de que acabara el fin de semana.

El domingo fui a comer con mis padres, y pude disfrutar de unos excelentes calamares en su tinta. Tras descansar un poco, quedé para tomar unas cervezas con Ramón, Mónica, José y el hijo de estos últimos, quienes ya habían regresado de Madrid de presentar al chaval para unas pruebas de baile. Tras esto, regresé a casa.

Hoy por fin regresé a Madrid, tras un fin de semana no demasiado divertido para un servidor. Ya solo toca regresar a la rutina, sin más compromisos hasta que llegue el verano.

 

Saludos


SOBRECARGADO

(ENTRADA 426)

 

Esta ha seguido siendo una semana de recuperación. Aunque el catarro ha remitido, y el dolor del pinzamiento ha disminuido, he seguido en fase de recuperación. Lo más frustrante ha sido aparcar la piscina, ya que la natación se ha convertido en algo esencial y necesario para un servidor. Así que básicamente ha sido una semana de paciencia, frustraciones, y alguna que otra sorpresa inesperada que no sé qué me deparará en el futuro.

 SOBRECARGADO 15-2-16

No fue hasta el jueves que me animé a salir a tomar algo, y fue porque básicamente ya se me echaba la casa encima. Al acudir al bar habitual, me encontré con Juan y con Miguel. Ángel no estaba trabajando, pues su madre ya estaba en fase terminal. La verdad es que estuvimos muy tranquilos comentando algunos eventos recientes, hasta que opté por retirarme a descansar.

Llegado el viernes, ya estaba mucho menor. Una de las cosas que me aliviaron esta semana tuvo lugar en el italiano al que suelo ir a comer. La encargada que tan bien me caía había desaparecido desde el comienzo de año hasta la fecha. Yo pensaba que habría cambiado de trabajo, pero resultó que había estado de baja por una operación y esta semana volvió al trabajo. La verdad es que fue una alegría, porque es la más maja de todo el personal, aunque también hay un vasco muy majo y que quita el hipo, aunque me da que es hetero a más no poder. En fin, que por la noche volvía a salir y me encontré con los Juanes. La madre de Ángel había fallecido esa misma noche, por lo que Santi estaba de camarero para ayudar a Miguel, y la verdad es que el pobre se veía muy agobiado. Por lo menos pudimos echarnos unas risas, y relajarnos un poco.

Llegado el sábado tuvieron lugar una serie de acontecimientos que no me dejaron tan sorprendido, ya que se veían venir. Una sorpresa agradable fue que Antonio y su marido Ángel Luis se animaron a salir esa noche. Antonio es probablemente la única persona madura y sensata que conozco en el bar, y ya en su día fue agradable trabajar con él. Tuvimos la oportunidad de ponernos al día sobre acontecimientos, ya que no le veía desde antes de Navidad. La verdad es que fue una noche en la que me sentí particularmente atractivo, dándome cuenta de que un par de personas se fijaban en un servidor. Si el día anterior Santi se había sentido agobiado por el trabajo detrás de la barra, un sábado lleno de gente probó ser todo un reto para el pobre. Las cosas tomaron un giro no tan inesperado cuando José apareció con sus amigos. Del lunes al miércoles no había sabido nada de él, pero el jueves me envió varios mensajes y le comenté acerca de mis recientes lesiones. En fin, que llegó con sus dos amigos habituales, que para mi sorpresa terminaron por retirarse dejándole solo con nuestro grupo. Cuando el bar cerró y yo me disponía a volver a casa, me encontré con que me esperaba fuera. En fin, que acabó viniendo a casa, donde retozamos un poco. La verdad es que agradecí un masaje que me dio, pero yo estaba realmente agotado con tanto folclore. La verdad es que debe de ser el único tío normal que le me he ligado en el bar, pero no veo que surja la chispa para que lleguemos a algo más. Solo espero que la cosa no acabe mal, porque no me gustaría una complicación adicional.

No dormí demasiado, y el domingo acudí a comer con mis padres y concretar el viaje a nuestra tierra natal el próximo fin de semana, pues tenemos la boda de un primo. La verdad es que no me puede apetecer menos, pero no hay remedio. La tarde la pasé jugando con la Play, y ya por la noche acudí al bar habitual percatándome del frío que hacía debido al descenso de las temperaturas. El bar estaba prácticamente vacío con solo los Juanes, Miguel, Santi y yo más algún que otro espontaneo. Así que aprovechamos para ver algunos videos eurovisivos. Ya casi al cierre, me retiré a descansar.

Hoy ha sido el día de retomar la natación aunque no esté del todo recuperado. Solo hice cincuenta largos, los últimos con alguna dificultad al sentirme algo dolorido en el costado. Había perdido el candado de la taquilla, con lo que usé otro que no pude abrir. Por fortuna, uno de los encargados de mantenimiento me echó un cable rompiendo el candado para poder sacar mis cosas. Ahora queda una semana normalita en la que espero recuperarme del todo, y aguantar la puta boda de los cojones.

 Saludos


CARNAVAL CON PINZAMIENTO

(ENTRADA 425)

 Ha sido una semana agotadora. Entre el catarro, que me dejó machacado durante la primera mitad de la semana, las agujetas posteriores del esfuerzo, y un pinzamiento terrible que me dio en el hombre izquierdo, me he quedado baldado. A pesar de esto, me animé a enfundarme mi clásico uniforme de confederado, por cuarta vez en mi vida. La última vez había sido hace ya cinco años, con un grupo de amigos ahora ya desaparecidos.

CARNAVAL CON PINZAMIENTO 08-02-16

A pesar del catarro de la semana, me empujé a ir a nadar durante la misma. Creo que fue un error, no tanto por el catarro, sino por lo machacado que tenía el cuerpo debido a los esfuerzos de la tos. De hecho, me acabó por dar un pinzamiento en el hombro izquierdo, que notaba en la forma de un agudo dolor cada vez que nadaba. La vida en la piscina sigue igual. Solo coincidí con Greñas el viernes, y no nos cruzamos mirada alguna al no vernos de forma directa. Sin embargo, sigo observándole desde la distancia. Hay otro nadador bastante majete que suele acudir ahora a la misma hora. Es alto, guapillo, y la verdad es que nada muy bien. Pero bueno, volviendo a lo importante, la natación fue toda una tortura a lo largo de la semana. Por la noche me limité a tomar caldos, vasos de leche caliente con miel, y poco a poco la tos remitió. Sin embargo, el pinzamiento persistió, y hasta el día de hoy me tiene completamente machacado.

Así que tras una semana hecho una mierda, y para mi sorpresa, me animé a salir el viernes aunque fuera para tomar algo. Había bastante gente en el bar habitual, y yo estuve acompañado mayormente por Juan y por Santi, con quienes estuve concretando las celebraciones del día siguiente. Hubo un detalle que no me gustó, y es que al llegar solo, Miguel y Santi se fueron a tomar unos chupitos por allí y me quedé más colgado que la una. No sé, antes era yo quien acompañaba a Miguel. Aunque entiendo que ahora tiene una pareja nueva, siempre me ha dado rabia la gente que descuida a los amigos cuando encuentra lo que necesita.

El sábado llegó el gran día, aunque yo no estaba del todo recuperado. Primero acudí a comer con mis padres y mi hermano. Tras esto recogí mis pantalones con los galones bordados. Al ir a hacer la compra, aproveché también para comprar nuevas gafas de natación ya que las que usaba se me habían roto. El resto de la tarde intenté relajarme jugando a la consola. Llegada la hora, me costó un enorme esfuerzo meterme en la casaca. La verdad es que es uno de los recuerdos que tengo de mi estancia en Charleston y, claro está, uno ya es un veinteañero. Tras grandes esfuerzos logré enfundarme de nuevo en el disfraz. Ya preparado, acudí al bar donde me encontré con Miguel y Santi caracterizados de escoceses. Juan también terminó por llegar caracterizado de andaluz. Aunque el carnaval ya no es lo que era en Madrid, me sorprendió la cantidad de gente que acudió al bar disfrazada. Entre un grupo de animadoras, un par de lagartos de “V”, y otros disfraces francamente graciosos. Alguna mirada me llevé gracias al uniforme, aunque tampoco triunfé ni nada por el estilo. Mundial estaba Ángel, vestido de una especie de hibrido entre gitana de la buenaventura y mesonera de posada antigua. La verdad es que hubo momentos de franca diversión, aunque personalmente estuve bastante incomodo con el disfraz. El portero tuvo la amabilidad de quedarse con mi tabaco y mechero, ya que para mí era imposible tenerlos en mi bolsillo, cubierto con mi fajín. Algunos de los habituales estaban particularmente pesados, pero todo fue soportable. Pasó por allí también mi pretendiente, que ésta vez no solo me besó sino que me pidió una cita. Me da rabia, porque el chaval es majo, pero no veo punto de conexión alguna con él. Mi idea era acompañar a Miguel y Santi a una discoteca, pero al final de la noche estaba tan incómodo que opté por marcharme a casa. Liberarme del disfraz fue todo un respiro, y me temo que esta es la última vez que me lo pongo.

Por fortuna, había quedado en no ir a comer con la familia el domingo, por lo que pude estar en la cama hasta casi las cinco y media de la tarde. Tras estar jugando a la consola y desconectando, pasé de nuevo por el bar para tomar algo con los Juanes y Santi. No pasó mucha gente por el bar, pero estuvimos de charla y viendo algunas fotos del carnaval. La verdad es que todos estábamos machacados, pero yo particularmente, así que no tardamos en retirarnos, después de ver a los perris de Miguel, tan salaos como siempre. Esta semana, aunque no me guste, toca descansar y evitar el gimnasio, hasta que el pinzamiento haya remitido.

 Saludos


TRANCAZO INCOMODO

(ENTRADA 424)

 

Con tanto cambio de tiempo tan radical, librarse del trancazo que tengo está resultando todo un reto. Aunque fiebre no tengo, los ataques de tos están siendo un auténtico coñazo. A pesar de esto, no he abandonado mis rutinas de natación, que me siguen dejando como nuevo a nivel físico. Sin embargo, no hay nada peor que un trancazo para que los días sean de lo más incomodos.

 TRANCAZO INCOMODO 1-2-16

La verdad es que me tomé la semana con bastante tranquilidad, acudiendo al gimnasio. Sin embargo, no coincidí ningún día con Greñas, algo que eché en falta. Hay otro sujeto que me pone de los nervios en la piscina. Es excelente nadador, y muchas veces que me viene detrás le cedo el paso. Eso no es un problema. Sin embargo, realiza unos virajes tremendos sin darse cuenta de si hay alguien o no en la pared; y en general actúa como si la calle fuera suya. Pues bien, quiso el destino que uno de los días apareciera alguien más rápido que él, y el sujeto no le cedió el paso en ningún momento. Ver para creer. Pero lo que me encantó fue que el nuevo nadador le paró para indicarle que debía cederle el paso, y como era muy tocho, el chulito no se atrevió a ser borde. Por supuesto, los monitores pasaban olímpicamente de todo.

El jueves quedé con Luis, más que nada para quitármelo de encima, pues llevaba una temporada muy pesadito. Fue cuando empecé a coscarme de que tenía algo de catarro. Sin embargo, me animé a salir algo por el bar habitual, donde se encontraban Juan y Miguel. También había un supuesto amigo de éste último, que nunca he podido aguantar demasiado y que acabó en un extraño trío. Ya cansado me retiré temprano, pues la tos me estaba dando bastante la brasa.

Ya de viernes volví por el bar, que no estaba demasiado animado. La verdad es que no me extrañó, ya que era fin de mes y la gente comienza a verse sumida en la cuesta post gastos navideños tan habitual. Así que me imaginó que esta será la temporada de los sábados. Por allí estaban los Juanes y Santi, con quien pasé casi todo el rato. Comentamos la desaparición de Luis con Miguel, y hasta bailamos un poco. Curiosamente apareció por allí un comentarista deportivo, que según parece es “prima”. La verdad es que aparte de esto había por allí varios habituales bastante desenfrenados, bailando y profiriendo exclamaciones. Hacia el final de la noche quedamos unos pocos, y comenzamos a charlas sobre los inminentes carnavales de la semana que viene. Carlos el portero estaba encantado de no tener que disfrazarse, ya que en otro bar le habían obligado a ir de uno de los personajes de los Increíbles en otra ocasión. Ya cansado de nuevo, me retiré a dormir.

El sábado estaba mucho mejor, entre otras cosas porque no tenía comida familiar y pude dormir hasta las tres y media de la tarde. Decidí acudir a la piscina, llegando sobre las cinco y encontrando que prácticamente todo el rato tuve la calle para mí solo. Después de nadar pasé por la tienda de tebeos para hacerme con alguna adquisición, y realicé una especie de merienda cena. El resto de la tarde me sumergí en el juego “Battlefront”, avanzando considerablemente en el juego. Ya avanzada la noche, acudí al bar. Tal y como esperaba estuvo hasta arriba de gente, entre ellos Iván que como de costumbre ni saludó ni hizo gesto alguno de conocerme. Aparecieron un par de amigos de Santi, uno de ellos muy majo, aunque me sorprendió que Santi no se molestara en presentarles, y así se lo hice saber. También me quedé algo preocupado por Eugenio, que apareció completamente calvo tras haber perdido el pelo en un tratamiento fuerte, según sus palabras. Juan apareció algo más tarde y estuvimos de charla. También apareció José y sus amigos. José me plantó algún beso más, lo que me empieza a preocupar debido a que el chaval no encaja conmigo. Sin embargo, su pandilla se retiró antes del cierre para ir de discoteca. Ya bastante cansado, hice lo mismo.

El domingo no me libré de comida familiar, y fue el día en el que volví a empeorar considerablemente del catarro, probablemente porque apenas descanse. Además se celebraba el cumpleaños de mi sobrina, que ya cumple quince años. Tras la comida fui a hacer la compra y pasé la tarde jugando a la consola. Por la noche, volví a pasar por el bar, que estaba prácticamente matao. Ángel estaba en la barra, y también estaban allí los Juanes. Inicialmente estaba Pedro, celebrando su cumpleaños, quien nos invitó a chupitos y champagne. Pronto se fue con unos amigos de celebración. Como estábamos en familia, nos dedicamos a ver videos musicales ochenteros y de musicales. Charlé más con Ángel, quien por fin nos presentó a su hermana cuando pasó por el bar. Terminé por retirarme, ya con grandes excesos de tos. Solo espero recuperarme a lo largo de esta semana.

 

Saludos