Archivo para febrero, 2015

DESPERTANDO CON LA RUTINA

(ENTRADA 375)

 

Después del considerable bajonazo de la semana anterior, en la nueva semana que la ha sucedido me he limitado a volver a la normalidad de la rutina. La verdad es que he estado bastante tranquilo, optando por concentrarme en los logros de lo poco que lleva de año. Llevo un mes nadando cien largos de veinticinco metros diarios, y el mismo tiempo sin fumar un solo cigarrillo. La verdad es que no echo de menos el salir por las noches, algo que al final no me otorgaba nada. Así he espabilado despertando de sueños inútiles.

 DESPERTANDO CON RUTINA 23-2-15

Pasó el fin de semana de celebraciones como carnaval o San Valentín, y tal como esperaba, a nadie se le ocurrió darme un toque para quedar. Sin embargo, si hay algo que finalmente he decidido es dejar de ir detrás de la gente para nada.

En lo relativo a la natación, sigo mejorando considerablemente, y he pasado bastante del Greñas, aunque la verdad es que solo coincidimos en una ocasión durante esta semana. La verdad es que me limitó a ir a nadar, hacer mi ejercicio y marcharme.

Es curioso, pero cuanto más monótona es la semana, más rápido pasa. Por las noches, antes de ir a dormir, siempre intentó leer un buen rato, y mi sobrina ha conseguido que me enganche de forma intensa a la saga de “Cazadores de Sombras”. Ya he acabado el primer libro, y he devorado la mitad del segundo. La verdad es que me encantan estos libros de temática fantástica.

Por lo demás, el fin de semana fue igualmente tranquilo. El sábado quedé para mi habitual comida familiar. Como mi hermano no iba a venir, fuimos a comer cordero en compañía de mis sobrinas y primo político. Mi hermano se presentó cuando ya casi habíamos acabado de comer. Tras esto fui a hacer la compra semanal al Corte Ingles, y aproveché para darme un rapado. La verdad es que tenía el pelo demasiado largo, y cada vez me resultaba más difícil controlarlo. Aunque me hubiera gustado esperar al buen tiempo, opté por rapármelo y así desentenderme del mismo una buena temporada.

El fin de semana también acudí a nadar, aunque debo reconocer que me encontré con que la piscina estaba bastante llena ambos días. Por lo demás, el tiempo ha mejorado bastante, aunque todavía falta un mes para el ansiado cambio de hora, que nos otorgará más luz.

 

Saludos


NO SOLO SE APAGÓ LA LUZ

(ENTRADA 374)

 

Ha sido una pésima semana, y la verdad es que hacía tiempo que la suerte no me abandonaba de una forma tan contundente. Esto ha provocado que me dé un bajón considerable. Añadido a esto he tenido que pasar por el asqueroso Día de San Valentín que tanto odio, aunque eso ha sido lo de menos. El fin de semana solo me ha servido para sacar fuerzas de flaquezas, y levantarme de las decepciones una vez más. La luz de la esperanza se apaga de nuevo, aunque supongo que mientras la chispa perdure, algo quedará a lo que aferrarse.

 NO SOLO SE APAGO LA LUZ 16-2-15

Como ha sido habitual en el último mes, me he concentrado en mi natación intentando machacarme el cuerpo al mayor límite posible. Todo parecía irme bien, hasta que el miércoles me vine abajo considerablemente. Durante mi rutina de natación, una de las monitoras me paró para que indicara que dejara pasar a una tía que iba más rápido que yo. A mí me han estorbado muchas personas nadando, pero siempre me he tenido que limitar a aguantarme, ya que ninguno de los monitores parecía interesado en intervenir. También me jodió porque llevaba ochenta y cinco largos seguidos, y claro no es lo mismo hacer eso que los pánfilos que van a hacer veinte largos, descansando diez minutos cada tres, convirtiéndose en un estorbo en una calle que está designada como rápida. Como no me interesaba crear conflictos en la piscina, me limite a obedecer. Justicia poética, a los cinco minutos, la misma monitora no tuvo otro remedio que llamar la atención a un ti que me estaba estorbando a mí.

Sin embargo, con el esfuerzo al que me someto, me retiré bastante desmoralizado a los vestuarios, donde coincidí con el Greñas una vez más. Sin embargo, durante la semana, me había ignorado de forma considerable. Cuando entré en el baño a peinarme, la luz del vestuario se apagó dejándonos a todos a oscuras, y provocando las risas de los allí presentes. Solo fue cosa de segundos, pero en el baño estaba el Greñas. Al volver la luz, sonreí ante el suceso, pero se mostró serio, frío y completamente distante. De esta forma, me di cuenta de que una vez me había hecho ilusiones, y que probablemente había imaginado las percepciones que había sentido. De esta forma, no solo fue la luz artificial la que se apagó, sino también la de mis esperanzas. Quizás haya llegado el momento de aceptar que ya sumido en la cuarentena, se me ha pasado el arroz, y que el amor no llamará a mi puerta. En la última década he sentido atracciones en contadas ocasiones, y es descorazonador comprobar como siempre se esfuman.

Tras este bajonazo, no me quedó otra que tirar de mí mismo el jueves para seguir con mi rutina y no rendirme. Por lo menos las obras finalizaron en la piscina de mi casa, así que he podido descansar. Sin embargo, otra mala noticia había de llegar el viernes. Al recoger mi medicación, me enteré de que ya no teníamos la pastilla única disponible por cuestión de precios. De nuevo, me veo empujado al comienzo, con una medicación de dos pastillas diarias. Hay veces en que la suerte se vuelve en contra de uno mismo, y esto puede resultar desesperante.

El sábado no solo fue el nefasto San Valentín, sino que además era Carnaval. De nuevo, me negué a salir. La verdad es que durante el mes que he dejado de hacerlo, nadie se ha molestado en llamar o enviar un mísero mensaje. La única excepción fue Miguel, quien me envió alguno que otro mensaje durante la semana. Así que sin más me quedé en casa. A mediodía había acudido a comer con mi familia, y mi primo Pablo se nos unió con su esposa e hija. De esta forma, el fin de semana pasó sin mayores acontecimientos, que acudir a nadar y descansar un poco. Fue gracioso ver como el sábado, un monitor de cuerpo escultural daba clases de aquagym, y un paisano mayor fingía ahogarse en broma suplicando sus atenciones en tono jocoso. El domingo quedé con Luis, pero la vez es que el encuentro no me produjo gran satisfacción.

Ya hoy lunes volví a acudir a nadar, y aunque coincidí con Greñas, me limité a ignorarle. Hay que pasar página, seguir adelante, y dejar de soñar.

 

Saludos


DUDAS SANAS

(ENTRADA 373)

 

La semana ha sido muy tranquila, quizás demasiado. Sigo muy concentrado en mi afán por superarme en la natación, y la verdad es que estoy notando claros progresos. En parte puede tener que ver con que lleve tres semanas sin fumar, y el mismo tiempo sin salir por las noches. Sigo coincidiendo con el Greñas, pero la verdad es que comienzo a descorazonarme. Ya no sé si el atractivo nadador me mira o no, o si me lo imaginado invadido por mis románticas esperanzas, o desesperanzas, según se mire.

 INEVITABLES DUDAS 9-1-15

En fin, que es evidente que sigo babeando, y la verdad es que hacía tiempo que no me daba algo tan fuerte por alguien. El martes solo coincidí con él en el vestuario, tanto a la llegada como a la partida. Esto probablemente se debió a que acudió al gimnasio de arriba en lugar de a la piscina. Sin embargo, el jueves y el viernes volví a verle. Sobre todo coincidí con el viernes, con su arrebatador bañador morado suelto y largo. Es curioso, porque cuando estamos a distancia juraría que nuestras miradas se cruzan ocasionalmente, aunque cuando estamos cerca el uno del otro parece que evitamos mirarnos. Empiezo a temer que mi imaginación ha exagerado mis percepciones, lo cual era una de mis constantes en el pasado. El viernes estuvimos en la zona de calentamientos, pero para cuando me marché, él todavía no había bajado por los vestuarios.

Llegado el fin de semana, volví a tomarme las cosas con tranquilidad. Parece que las obras en la piscina de mi casa prosperan a gran velocidad, y es posible que pronto se acabe el ruido molesto de las mañanas. También he ido recuperándome del catarro que me ha asolado durante la última semana, y puede que el deporte me haya ayudado en este sentido. Tanto el sábado como el domingo fui a nadar temprano, y estrené el reloj con cronometro y GPS que me había regalado mi hermano por Navidad. La verdad es que el cacharro es bastante efectivo, dando múltiples datos sobre el esfuerzo al que uno se somete. Escogí seguir sin salir, y es que no veo sentido alguno al hacerlo. Mis amigos han desaparecido, y yo me he recluido en el deporte, la lectura y la tranquilidad de mi casa. Quizás sea mejor estar solo por las razones correctas que acompañado por las equivocadas.

Sin embargo, debo reconocer que me gustaría que por primera vez en mi vida, las cosas se torcieran a mi favor para variar.

De fin de semana, acudí a comer con mis padres tanto el sábado como el domingo, y la verdad es que también parece imperar la tranquilidad. Quizás influya el hecho de que yo también me siento tranquilo, y eso ayuda. Hoy he vuelto a ir a nadar, aunque ha sido bastante frustrante, pues la calle rápida estaba llena de personas que apenas sabían nadar, y que ralentizaban a algunos. Greñas apareció por allí, y en esta ocasión coincidimos en las duchas. Debo admitir que casi me pongo malo viendo cómo se duchaba. Aunque parecía que íbamos a salir al mismo tiempo del gimnasio, no fue así. En fin, sigo acosado por las dudas, pero por lo menos son dudas razonables, que no me inquietan ni me alteran. Al mismo tiempo, nunca he considerado que soñar sea algo malo.

 

Saludos


COLGADO DE UN GREÑAS

(ENTRADA 372)

 

Solo ha habido un aspecto negativo de esta semana, y ha sido el comienzo de las obras para cambiar la barandilla de la piscina de mi casa. El ruido no es tan molesto como cuando los locales de abajo estuvieron en obras, pero me siguen despertando a intempestivas horas de la mañana. Esperemos que logren acabar en el plazo de tres semanas que han señalado. Por otro lado, he incrementado mi natación a cien largos diarios, coincidiendo siempre con el famoso Greñas. Por muy ridículo que suene, no logro sacarme al atractivo chico de las greñas de mi cabeza.

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En cierto modo me gusta que coincidamos, ya que su presencia me motiva a nadar más y mejor. Cada vez que nos cruzamos en la calle, no puedo evitar fijarme en sus estilizadas piernas. En ocasiones juraría que me observa, pero en otras me da la sensación de que llanamente me ignora. Es en esos casos, cuando uno se arrepiente de ser tan tímido. Aunque hay mucho gay en la piscina, no sé si el chico lo es. Por otro lado, nunca he tenido la habilidad de dirigirme a alguien que me atrae, así que me limito a intentar romper mi timidez observando desde lejos. También es cierto que perdí una oportunidad de oro para que nuestros brazos se rozaran. En un momento de descanso, me apoye en el borde de la piscina, y el también paro a mi lado. Sin embargo, me retire un poco hacia mi izquierda para hacerle sitio, lo cual fue una estupidez ya que perdí la oportunidad de ver qué pasaba ante un simple roce. También he coincidido con él en los vestuarios, e incluso peinándome ante el espejo del lavabo, pero nada. Me temo que si él no da un primer paso, poco voy a poder yo. ¡Jodida timidez! Al mismo tiempo me conformo con su presencia, me encanta su pelo rizado y con greñas, pero siempre limpio. Claro que yo tengo un cuerpo medio, y él tiene un cuerpo fibrado espectacular. En fin, veremos cómo va la cosa mientras continuamos viéndonos. Aunque me gustaría poder conocer su nombre por lo menos.

Por lo demás, la semana ha sido más bien tranquila. Una excelente noticia es que el finalizar enero, el local de abajo cerró definitivamente al no lograr funcionar. Con esto ha finalizado el problema de los ruidos, los eventos nocturnos que organizaban hasta altas horas de la noche y demás historias. Cuando el sábado pude ver ya el local vacío, me entró una alegría definitiva. Aparte de las molestias que me han generado, no se habían tomado el negocio en serio, y eso a la larga se paga. Por otro lado, tal y como me imaginaba, Vázquez no me dio ningún toque para quedar a merendar y contarme sus peripecias con su nuevo bar. Quizás debido a esto, y a que nadie contaba con un servidor últimamente, opté por no salir en todo el fin de semana. En lugar de eso, me levanté temprano el sábado y fui a nadar otra vez para finalizar el mes. Fue ese día cuando por primera vez hice los cien largos seguidos y sin descanso, por primera vez. La piscina estaba casi vacía, y tuve una calle para mí solo durante cincuenta largos. Aunque ese día, el Greñas no acudió.

Las comidas familiares estuvieron bastante bien excepto el domingo, día en el que mi madre tuvo uno de sus días insoportables. El sábado también me animé a salir de compras, adquiriendo algo de ropa nueva, ya que hacía tiempo que no reanudaba el vestuario.

Hoy he vuelto a reasumir la natación, y cuando llegué, el Greñas ya se encontraba allí. Hubo cruce de miradas, pero él se retiró antes que un servidor, que no puede dejar de pensar en él. Hacía tiempo que no me pasaba algo así.

 

Saludos