Archivo para agosto, 2014

UN VERANO FUGAZ

  (ENTRADA 349)

 

Como quien no quiere la cosa nos hemos situado en el final del verano. Y es que el título de la entrada de hoy es lo que mejor puede describir como ha sido este verano. Hacía años que no pasaba con tanta rapidez, y me parece inverosímil que llegara a mi ciudad natal el diez de julio. El jueves cogeré mi coche y partiré rumbo a Madrid, aunque si he de ser sincero el retorno a la rutina me vendrá bien.

 VERANO FUGAZ

La segunda mitad del mes de julio no estuvo mal, y disfrutamos de bastante buen tiempo. Aunque solo he podido sacar mi bicicleta un par de veces, por lo menos pude volver a recuperar mi rutina de correr, y me he recuperado de la fuerte lesión que sufrí durante la primavera. Sin embargo, mentiría si dijera que la muerte de mi tía no nos dejó algo tocados. Añadido a esto, el tiempo durante el mes de agosto ha sido nefasto, y casi no pudimos disfrutar de la playa. Hacía años que no teníamos un verano tan malo en relación al clima. De todas formas, por lo menos ha servido para desconectar un poco de Madrid, y comenzar a ponerme en forma una vez más.

Durante esta semana, quedé bastante con Bea y Pablo para ir a tomar algo por ahí. Cenamos en compañía de Santi y Natalia en una sidrería en la que comimos muy bien, y al día siguiente estuvimos tomando unas cañas y repetimos en otra sidrería en compañía de Esteban y su extraña moza. Mis padres tuvieron unas excursiones el miércoles y el jueves, con lo que pude estar bastante relajado a mi aire, y sé que a mi madre le ha venido muy bien la actividad. Llegado el viernes acudí al cine por última vez, pero la película que quería ver no la echaban en los cines centro, con lo que tuve que ir a unos a las afueras en coche. Fui a ver “Lucy”, y debo decir que la película no me pareció gran cosa.

 LUCY

Como estaba algo cansado, no me animé a salir mucho el viernes noche. Me tomé una cerveza en el bar de Mónica y otra en el de ambiente, pero opté por retirarme pronto. No he triunfado mucho a la hora de ligar durante el mes de agosto, aunque en cierto modo tampoco he estado de humor para ello.

Ya el sábado celebramos la clásica espicha de toda la pandilla, y nos reunimos veintisiete antiguos amigos. Fue la oportunidad para ver a gente como Mario, Belén, Josín, Laura, Antonio, Mónica, Pedro, Chus y otras personas que no veía desde hacía ya un año. A algunos de los asistentes, para que vamos a engañarnos, tampoco me hizo demasiada ilusión volver a verlos. La comida estuvo muy bien, pero el sitio no me gustó demasiado, quizás porque el sitio se encontraba en plena ciudad. Aunque la comida del año pasado no había sido muy buena, me había gustado más el sitio a las afueras.

Juan y Nieves trajeron a una invitada “megaoperada”, con la que Esteban estuvo en pleno ataque, evidentemente olvidando que tenía una novia, y habrá que ver que acabó por pasar entre ambos, y si tendrá alguna consecuencia. Después de la cena fuimos a una cervecería, y tras esto a un pub al que solíamos ir para bailotear un poco. La verdad es que fue bastante divertido, pues no me acordaba de la última vez que había salido a bailar. Sobre las cuatro de la madrugada me retiré en taxi junto a Bea y Pablo, aunque yo decidí ir al bar de ambiente.

 ESPICHA 2014

Allí la cosa estaba bastante apagada, y tampoco fue una noche de triunfos. Me da la sensación que la gente está cada vez más sobrada en esta ciudad, aunque también puede ser que me esté haciendo mayor. Me despedí de algunos de los habituales, y me retiré bastante tarde, a eso de las seis y media de la madrugada.

Debido a la espicha no había visto a Ramón, por lo que quedé con él, así como con José y Mónica para cenar unas sardinas en la noche del domingo. Tras la cena me despedí de Ramón, y me animé a tomar un par de cervezas en el bar de ambiente. Había dos chicos bastante guapos, uno sobrado e incapaz de ser sociable, a pesar de que estaba hablando con José el camarero, y el otro sí mostró interés en servidor, aunque como he mencionado, servidor no tenía ganas de nada. Me despedí también de José y me retiré.

Hoy el sol se ha decidido a salir, quizás demasiado tarde. Aproveché para salir a correr, y después para ir a la playa, la cual apenas he pisado seis veces durante todo el verano. Ya solo quedan dos días de verano en mi ciudad natal, tras lo cual regresaré a Madrid a comenzar una nueva temporada. Veremos que tal viene esta vez…

 

Saludos


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  (ENTRADA 348)

 

Lo más destacable de la semana ha sido, una vez más, mi cumpleaños. Así como quien no quiere la cosa me ha caído ya la friolera de cuarenta y un años. Ya he llegado a un punto en el que cumplir años es una molestia, pero supongo que no queda otro remedio más que aceptar que inevitablemente los años pasan, y cada vez más deprisa. Eso sí, creo que sigo sin aparentar la edad que tengo.

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La Semana Grande no ha sido gran cosa, sobre todo porque el mal tiempo ha regresado a mi ciudad natal. De hecho, no recuerdo un verano con un clima tan malo con el de este verano. Exceptuando las últimas semanas de julio, parece que las nubes y la lluvia se han decidido a dominar el mes de agosto. La verdad es que el mal tiempo me empujó a no salir durante la semana, así que tampoco acudí a ningún de los conciertos, aunque si he de ser sincero, ninguno me llamaba demasiado la atención. Por eso decidí concentrarme en mis carreras de por las mañanas, y debo reconocer que noto como voy haciendo mejores tiempos al correr. Con un poco de suerte, llevaré una rutina de deporte más intensa durante el otoño, volviendo a incluir la natación. También quedé con mis amigos para tomar algo por la tarde y cenar en un italiano. Además de Bea, Pablo, Santi y Natalia, aparecieron Javi, su novia, Juan y Nieves. Por supuesto hubo que añadir toda la cuadrilla de niños. El italiano donde cenamos no estuvo muy allá, con raciones escasas, y de calidad regular. Como siempre, nos tocó pagar lo de los críos, que ya comen como carpantas, algo que no me hace demasiada gracia. Al día siguiente, miércoles, quedé con Pablo y Bea, y le comenté lo mal que me había parecido la jugada, algo con lo que Bea coincidía.

El gran día fue el de los fuegos, más específicamente la noche del jueves. Quedé con mis amigos para cenar con los críos, para luego ir a ver los fuegos. Pablo, Bea, Santi, Natalia, Yogui, Carmen, Javi y su novia, Juan, Nieves, Jorge, María, Rafa y su esposa, y un servidor quedamos en una cervecería, tras lo cual fuimos a cenar. Bea le dejó claro a Javi, que el reparto de costes debía incluir a los niños y así se hizo. Tuve un ligero enfrentamiento con Natalia, cuando sus niños y los de otros comenzaron a molestar a una mesa de adultos. La actitud de Natalia era que tenían que aguantarse porque era una noche de barullo, y yo no quise discutir con ella. Bea y Pablo me dieron la razón más tarde, y es que cada vez me sorprende más la cantidad de adultos que se creen con el derecho de someter al resto el comportamiento de sus hijos. Tras ver los fuegos artificiales, tomamos unas últimas cervezas, hasta que solo quedamos Jorge, Pablo y un servidor. Una vez estos se retiraron, yo acudí al bar de ambiente que por una vez estaba bastante animado. Estuve tomando algo allí hasta tarde, aunque una vez más no ligué nada. Mucha miradita y estupidez, pero parece que la gente ha perdido la capacidad de algo tan simple como el ser sociable.

Al día siguiente tocó a ir a comer con la familia, aunque ahora se encontraban aquí mi primo, su mujer y sus tres terremotos. Me tocó llevar a mi tío en coche, y tuve un enfrentamiento con mis padres al volver, porque me negué a parar en un sitio en el que no se podía realizar tal maniobra. Esto me dejó bastante alterado toda la tarde. Tras dormir una necesaria siesta, me animé a ir al cine a ver “Guardianes de la Galaxia”. Está se convirtió sin duda en mi película favorita del año por sus dosis de acción, humor, y una banda sonora excepcional. La verdad es que la película me hizo sentir como un niño otra vez.

 GUARDIANES DE LA GALAXIA

Tras la película, me decidí a visitar a Mónica en su bar. Toda la zona del Carmen estaba desierta, y es que después del día grande, se notaba que la gente se había tomado el día de descanso. En el bar de ambiente las cosas estaban igual, por lo que terminé por retirarme a una hora temprana.

El sábado tocó reconciliación. Mi padre había salido a pescar, con lo que fui a comer a un italiano al lado de casa en compañía de mi madre. Por la noche quedé con Ramón y estuvimos tomando algo en el bar de Mónica. La noche se tornó particularmente fría, y es que el tiempo se niega a mejorar. Aparecieron por allí su prima y Tomás y estuvimos charlando un rato. Tras esto, Ramón y yo acudimos como de costumbre al bar de ambiente, aunque Ramón se retiró más pronto que yo. La verdad es que observé como un chaval se fijaba en mí, o eso me pareció, pero debo reconocer que este verano no estoy de humor para juegos y tonterías.

El domingo fue un día muy tranquilo, tuvimos que cambiar de restaurante a petición de mi prima política, para que los críos tuvieran zona ajardinada donde poder jugar. Por la tarde, fui a tomar algo con Ramón, José, Mónica y el chaval de estos dos últimos, que a veces me parece bastante impertinente.

Hoy lunes fue mi cumpleaños, y me cayeron cuarenta y un años. Aunque mi familia me felicito, mi madre me confesó no haberse acordado con tiempo para regalarme nada. Esto es algo que consideré de lo más comprensibles, considerando el verano tan trágico que hemos tenido. Recibí llamadas y mensajes de bastantes amigos y conocidos, entre ellos mi amiga Elena, quien me comunicó la feliz noticia de que está embarazada de mellizas. Quedé para tomar algo con Bea y Pablo, con los que luego fui a cenar en compañía de sus hijos. Así concluyó un cumpleaños más, que me ha obligado a plantearme como debe seguir mi vida a partir de este momento.

 

Besoides


ESTRENANDO BICICLETA

  (ENTRADA 347)

 

Durante la semana el tiempo ha mejorado considerablemente, y yo he seguido con mi recuperación física. Añadido a mis carreras por la mañana, por fin he estrenado mi bicicleta, la cual fue mi regalo de navidades. Con ella he acudido en dos ocasiones a la playa nudista, añadiendo más actividad a mi rutina de deporte de verano.

 ESTRENANDO BICICLETA 11-8-14

La verdad es que la nueva bicicleta resultó fantástica, muy ligera comparada con la anterior y me fue fácil cargar con ella. El único problema era que el manillar era considerablemente más largo que en la anterior, por lo que meterla en el ascensor era todo un suplicio. Por fortuna mi padre ha terminado por ajustar dicho manillar, con lo que debería dejar de ser un problema. Acudí a otra playa nudista de la habitual, pues esta última estaba más lejos y no quería machacarme demasiado, pues sigo en proceso de recuperación. Fue todo un esfuerzo añadido, pero la verdad es que lo llevé bastante bien. La única pena es que me tocó marea muy baja en la playa, y era imposible nadar debido a las rocas que habían quedado al descubierto. A pesar de esto, acudí allí dos días y lo pasé considerablemente bien. Cada vez noto que me encuentro mejor en lo relativo al deporte, y eso me relaja mucho.

El viernes se estropeó el tiempo bastante, pero no me importó porque ya había quedado con Pablo y Bea para ir a la Feria de Muestras. Allí acudieron también Esteban, Santi, Natalia y todos los críos correspondientes. Me encantó ver cosas como una exposición de “Lego” bastante chula. Sin embargo, nos calló una buena chupa de agua y tuvimos que refugiarnos para comer en un sitio que no fue demasiado afortunado. Lo que sí me pareció curioso fue que el reciento estaba repleto de “ejemplares” de lo más atractivos. Justo cuando salimos, comenzó a llover con fuerza una vez más. Afortunadamente había ido en coche, con lo cual pude volver sin problema, y los chicos me dieron dos entradas para que mis padres pudieran ir también a la Feria. Tras el día de feria, estuve cenando en casa de Pablo y Bea, precisamente unos cachopos que Bea había comprado en la Feria. Sin embargo, el día me dejó tan agotado que opté por no salir, y me retiré a dormir temprano justo el día en que empezaba la semana grande de mi ciudad natal. La verdad es que el hecho de que lloviera con fuerza me animó a hacerlo.

Ya de sábado me animé a ir al cine por la tarde para ver “Transformers: La Era de la Extinción”. La verdad es que a pesar de tener formidables efectos especiales, la saga sigue flojeando en guiones que no saben tomarle pulso a determinadas escenas de comedia, aunque agradecí el cambio de reparto.

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Tras la película acudí a tomar algo a la zona del Carmen, donde había quedado con Ramón. Debo decir que esa fue una noche en la que Ramón me agobió bastante, ya que apareció su prima y marido, así como Poli y su sequito que habían estado cenando por ahí. A Ramón le dio por comenzar sus clásicos discursos de política y se puso bastante impertinente. Ese es su mayor problema, y la razón por la que termina a mal con mucha de la gente que conocemos en común. Nunca entenderé la necesidad de algunos de probar su inteligencia ante los demás. Además terminamos perdiendo el tiempo en ir a una terraza en el puerto, lo cual me pareció igualmente aburrido. Llegamos al ambiente, pero tampoco estaba la cosa especialmente animada, exceptuando los clásicos guaperas y cachitas luciéndose para nada.

De domingo, quedé de nuevo con Ramón y con Mónica para tomar unos vinos en un día de nuevo lluvioso. Se nos unieron José y Nico que ya habían regresado de su periplo por Barcelona. Yo acudí de nuevo al ambiente, donde estuve tomando algo y charlando con el camarero José. Apareció por ahí Rubio con su marido, pero acompañado de un tío que me cae como el culo. Rubio estaba en uno de esos momentos arrogantes, contradiciéndose como era costumbre, por lo que opté por retirarme sobre las tres. La verdad es que el fin de semana no fue un comienzo muy destacable de la Semana Grande.

 

Besoides


FIN DE SEMANA TORMENTOSO

  (ENTRADA 346)

 

Como quien no quiere la cosa, el mes de julio ha finalizado y nos hemos introducido en el de agosto. Parece increíble que casi la mitad del verano haya transcurrido. Después de un fin de semana agotador tras el fallecimiento de mi tía, me tocó reanudad mis ejercicios habituales, y antes de que me diera cuenta nos habíamos situado en un nuevo fin de semana, el cual se caracterizó por un temporal de duras e intensas tormentas de verano.

 TORMENTAS 4-8-14

Tras el difícil lunes, reanudé mis carreras, y me decidí a acompañar a mi madre a la playa algunos días. Para cuando llegó el viernes, ya había logrado subir a los seis kilómetros de recorrido, aunque debo de admitir que la experiencia me dejó considerablemente agotado.

Por lo demás, el martes se organizó una cena, la cual curiosamente tuvo lugar en el restaurante al que acudo con mis padres durante los fines de semana. Allí acudimos Pablo, Bea, Santi, Natalia, Graciela y su nuevo y algo exasperante nuevo novio (aunque debo reconocer que parece majo). La verdad es que compartimos una excelente cena hasta las tantas de la noche, exactamente la una y media de la madrugada.

Llegado el viernes, y tras el agotador entrenamiento, decidí acudir a tomar algo al bar de Mónica, quien se había quedado sola, ya que José y Nico se habían trasladado durante dos semanas a Barcelona para intentar lanzar los estudios de baile del muchacho. Una vez acabamos de tomar algo, ayudé a Mónica a cerrar el local y recoger todo. Acudí al bar de ambiente, el cual se encontraba bastante apagado debido a las lluvias. Tomé algo, charlé con Rubio pero opté por retirarme.

El sábado las lluvias y tormentas se intensificaron por lo que decidí ir al cine. La verdad es que el día se prestaba a ello, pues comenzó a llover con gran intensidad. De hecho, llegué al cine completamente calado a pesar de llevar una chaqueta, aunque en la sala quedé bien seco. También estrenaba mi camiseta de tirantes de “Juego de Tronos”, y disfruté de la película “Como Entrenar a tu Dragón 2”.

 COMO ENTRENAR A TU DRAGON 2

Al acabar la película volví a visitar a Mónica, y apareció por allí el Rumano con su novia, una petarda de las de “quiero pero no puedo”, y además fea. A mí, que me lo expliquen. Acudí al bar de ambiente solo, ya que ese fin de semana Ramón trabajaba todo el tiempo. La verdad es que la noche no estuvo nada mal. Acudieron algunos chicos guapos a última hora, pero volvemos a los mismos problemas de siempre en mi ciudad natal. Para estar sometidos los unos a los otros todo el invierno, van demasiado de “divinas”, y a mi ese rollo no me va para nada. Eché unas risas con algunos de los habituales, pero debo admitir que se echa de menos al genial Amador, que tantas risas nos proporcionó el verano pasado. Ya siendo bastante tarde, opté por retirarme.

El domingo fui a tomar algo con Ramón y con Mónica, y los dos coincidimos en que el camarero de uno de los bares, emparejado con la brasileña más sosa que he podido conocer, estaba como un queso. Estuvimos rodeados de perros como Sastre, el de Mónica, y el del muchacho. Y quiso el destino que me cruzara con Nandi, un antiguo amigo de mis días del Club de Tenis. Tras tomar ese algo, fui al bar de ambiente a tomar algo. Aunque pude ver a un chaval que estaba bastante bien, bailando en el desierto local, no me animé a entrarle, pues estaba demasiado cansado.

Ya el lunes volvió a salir el sol, con lo que la semana se presenta algo mejor, o por lo menos eso espero.

 

Besoides