Archivo para febrero, 2011

CUANDO EL CUERPO DICE BASTA

  (ENTRADA 167)

 

La semana ha sido decepcionante, con un extraordinario comienzo, y un lamentable final. El buen tiempo me impulsó a salir a correr por el Retiro de lunes a jueves, y la verdad es que me sentía fenomenal. Sin embargo llegó el viernes, y me cayó encima un gripazo de esos que hacen órdago, llegando a tener cuarenta de fiebre, algo que no me pasaba en años.

 

Ya el jueves me levanté un poco raro, pero como no tenía fiebre, pues me animé y salí a correr, después de lo cual me sentí mucho mejor. Por la noche mi buen amigo Javi y servidor celebramos nuestro habitual cinepizza de terror con la película “La Noche de los Demonios”, con la que nos reímos bastante.

Sin embargo, el viernes me levanté bastante hecho polvo y con unas decimillas. Decidí no salir a correr, y estuve tranquilito todo el día, pues tenía que acudir al ver una obra con mi grupo de teatro. Para dicha hora ya estaba mucho mejor, así que me dirigí a ver “Un Bobo Hace Ciento”. Por primera vez una obra del Teatro Pavón me decepcionó por su ruidoso, absurdo, y fuera de lugar montaje en escena. Los actores gritaban demasiado, hacían demasiado ruido, en ocasiones no vocalizaban, y no se les entendía, y la acción resultó demasiado “ágil” para un clásico de estas características. El público debió estar de acuerdo, porque los aplausos fueron más bien escasos. Pero el mayor problema fue cuando durante la obra me fui poniendo más malo. Me retiré a casa entre temblores, y tras comprobar que tenía cuarenta de fiebre, me pegué una ducha de agua fría, y me acosté tras tomar un par de Nolotils. Al día siguiente estaba mejor, aunque con fiebre, con lo que me trasladé a casa de mis padres, para pasar lo peor de le gripe en compañía. Hoy me he vuelto a casa, encontrándome mejor, aunque la fiebre me oscila a lo largo del día entre el normal 36,5 y un 38 de máximo al acercarse la noche. No queda otra cosa que reposar, sudar, y tener un poco de paciencia, aunque odio estar malito.

 

Besoides


ANTIGUAS COSTUMBRES CONTRA TERAPIAS ACTUALES

  (ENTRADA 166)

 

Esta semana me he concentrado en continuar mi lucha contra el tabaco, que he logrado volver a dejar tras un pequeño bache, y volver a rutinas como ir a correr al Retiro, y volver a sentirme físicamente en forma. Quiero creer que al sentirme físicamente bien, mi recuperación acerca de mi agotamiento mental será más rápido. También ha servido para que mi buen amigo Javi y servidor reanudáramos nuestras sesiones de “cinepizza” del terror. De esta forma quedamos para ver “Pacto de Sangre” y “El Terror Llama a su Puerta”.

 

Como siempre pasamos un muy buen rato, la primera película nos sorprendió gratamente, y la segunda fue tan mala que no pudimos evitar reírnos a más no poder. Como siempre la película no solo fue acompañada de pizza, sino también de gominolas, que siempre han sido mi más absoluta perdición.

El fin de semana, mi buen amigo Javi partió a Torrejón para visitar a su familia, y servidor quedó con Edu una vez más. Esto supuso un poco más de terapia, pero por fortuna, ambos estábamos bastante cansados, con lo que optamos por retirarnos más temprano.

Al día siguiente me tocaba comida familiar, tras lo que terminé yendo a realizar unas compras en el Corte Ingles, y regresé a mi casa. Es curioso como en mi tercer mes en mi pequeña morada, las cosas parecen ir encajando con una facilidad más usual de lo normal. Vamos que no he tardado en sentirme como en casa. Por la noche volví a quedar con Edu, y acudimos a nuestro bar habitual que estaba bastante más flojo de lo habitual. A pesar de esto acudimos a bailotear un poco, y Edu se mantuvo bastante animado. Solamente hubo un momento en el que estuvo a punto de echarse a llorar, aunque logré obligarle a reaccionar y seguir divirtiéndome. También le hice ver, que dos meses después de la tragedia, ha llegado el momento de que comience a hacer un esfuerzo por interiorizar sus bajones, sobre todo cuando la gente esta intentando pasar un buen rato y desconectar de sus problemas. Y es que otro grande problema de las grandes tragedias es que uno tiende a pensar que los problemas o agobios del prójimo no son lo suficientemente importantes. Supongo que ahora es cuando me toca tener la suficiente fuerza de carácter como para saber cuando apoyar, y cuando frenar.

Por fortuna, de regreso a casa me salió un ligue que me ayudó a…. ¿Cómo lo expresaría?… relajar tensiones acumuladas. Y relajando tensiones me dio las nueve de la mañana, ante lo cual terminé por dormir hasta las seis de la tarde.

 

Besoides


AGOTAMIENTO MENTAL

  (ENTRADA 165)

 

La semana ha seguido por la misma rutina, y comienzo a echar de menos un poco de tiempo para mi mismo. Parece que esta resultando el trimestre de las malas noticias, y desde luego no puedo negar que esto desemboca en un agotamiento metal absoluto.

 

Mis temores comienzan a confirmarse, y Edu se esta aficionando demasiado a la compasión ajena, sin darse cuenta del efecto que esto puede tener en el prójimo. Es tal el efecto que esta teniendo en él, que sin darse cuenta muestra determinados signos de poca consideración que comienzan a molestarme. Entre sus lamentos, sus historias con cierto chaval que ha conocido y le tiene rallado, y otros menesteres ha conseguido bloquearme completamente. Evidentemente es mi colega, y seguiré estando por ahí, pero cada vez estoy más determinado a frenarle en estos comportamientos que no solo me agobian, sino que a la larga son perjudiciales para él a largo plazo.

El viernes salimos a bailar, y se nos unió un chaval con el que había estado conversando, y por qué no admitirlo, ligando un poco. La sorpresa salto cuando este le metió a Edu un morreo en pleno baile. Esto es algo que no se puede evitar, los gustos son los gustos, pero consideró que un amigo, consciente de lo que busca el otro, tiene que poner freno a determinados avances y no aficionarse de manera tan arriesgada al protagonismo. Así se lo hice ver, y aunque de primeras tendió a excusarse, creó que fue capaz de entenderlo.

El sábado volvimos a salir, y acudimos a una fiesta de San Valentín (que tanto odio), donde nos echamos unas cuantas risas. La fiesta no estuvo demasiado currada, y como yo no me callo, se lo hice ver al dueño Pedro, que para esto están los clientes asiduos. Fuimos a bailotear de nuevo, pero la verdad es que estaba demasiado agotado, y me retiré pronto.

El domingo suele ser un día que me dedicó en exclusiva, pero Edu quiso salir de nuevo, y estuve un rato con él. Cuando se retiró seguí un poco por mi cuenta y quedé con chulazo para echar un polvo. Aunque no estuvo mal, y le niño estaba de escándalo, me tocó uno de esos dedicados a que el otro haga todo el trabajo. O eso, o al verme no resulté su tipo (porque la verdad es que era de esos que me ven en un bar, y probablemente pasen). En fin, de esta guisa terminó la semana, y la verdad es que voy a tener que organizarme un poco para dedicarme un poco de tiempo, que no se puede estar siempre para los colegas desatendiéndose uno. Lo que me jode es lo solo que me he quedado en la misión de levantar a Edu de su bajón, la gente no deja de sorprenderme, y cada vez estoy más convencido que las tragedias siempre ejercen de colador para que la gente que no merezca la pena desaparezca. Solo espero que llegué la primavera, y con ella comience a levantar cabeza.

 

Besoides


NUEVOS CAMBIOS EN FEBRERO

  (ENTRADA 164)

 

La verdad es que ha sido un fin de semana movidito, y el estrés continúa en esa remontada que estamos pasando a la hora de ayudar a colegas, aunque sigo bastante agotado, y no me importaría un poco de atención. Quizás por eso me dio la vena este fin de semana, y me corte la coleta, y pegue un rapado radical. Aunque me siento un tanto extraño con el nuevo look, por lo menos debo decir que es cómodo.

 

El viernes, nuestra amiga Patricia se unió a Edu y a servidor para ir a bailar, ya que al día siguiente teníamos comida con el hermano y primas de Raúl, y varios amigos en las cuevas del Molar. Se nos unió un colega, y mientras ellos durmieron en una habitación, yo me quedé algo solito… debo decir que echo de menos algo de compañía a la hora de dormir. Por otro lado fue la primera vez que visitaba la casa de Raúl y Edu desde el fallecimiento del primero, y noté la falta de este de una manera impactante.

A la mañana siguiente partimos hacia las cuevas, donde nos pusimos hasta arriba de comida, vino, y muchas risas. A pesar de esto, Edu tenía sus momentos de bajonazos. Yo ahora me encuentro en esa fase en la que intento que mi colega no cruce la peligrosa barrera de la autocompasión, e intento que reaccione en esos momentos. A pesar de eso, resulta difícil, y en ocasiones agotador. El dolor es como una droga, y uno corre el peligro de aficionarse a este, y depender sin necesidad alguna de la compasión de los que te rodean.

De vuelta a Madrid, Patricia, Edu y servidor nos fuimos a bailar una vez más, bastante agotados, pero decididos a quemar todo el fin de semana. El detalle vino por parte de Patricia que me llevó fuera para interesarse sobre el esfuerzo que llevo realizando en este último mes. La verdad es que fue agradable poder desahogarme para variar, sobre todo considerando que no lo había hecho más que a través de este blog.

El domingo salí a tomar algo, y conocí a un italiano llamado Federico, y bastante arrebatador, que para mi sorpresa me plantó todo un besazo, aunque la cosa no fue más allá de eso. Agotado me retiré para dormir. Esta mañana, mis padres volvieron de Asturias, y me acerqué para comer con ellos y comentar su fin de semana. Veremos como sigue Febrero, aunque de por si, me encanta que de momento estemos teniendo un invierno benigno.

 

Besoides