Archivo para septiembre, 2008

SOBRE PRIMERAS CITAS Y AMORES PLATONICOS

 (ENTRADA 44)

 

Seguimos con mi salida del armario, para lo cual hay que remontarse septiembre de 1994. Y es que en la última entrada solo conté como el proceso de aceptación personal me llevó, con ayuda de amigos claro esta, a pisar mi primer bar gay.¿Y qué pasó después? Pues después de bailar durante toda la noche, y ser rechazado, eso si de una manera muy dulce, por primera vez, tocó volver… y es que eso es lo que tiene la manzana simbolizando el pecado más absoluto… una vez das el primer mordisco…. Quieres comerte el resto de la manzana… 

PRIMERAS CITAS 30-09-08

Asín que aun necesitado de compañía telefoneé a Laura en cuanto llegó el siguiente Sábado, ya tenía hasta la ropa seleccionada en uno de mis ataques de ansiedad más absolutas…. No tengo ningún problema en reconocer que fue una época de constantes ataques de ansiedad y paranoias constantes… pero supongo que es normal, cuando tu vida da un giro tan importante… ¡¡¡Qué diablos!!! Si todavía sufro de esos ataques a día de hoy, es más, me sorprende que no acabara completamente desquiciado.

Pero volviendo a mis preparativos de segunda noche gay, me enfundé mi nueva y primera camiseta negra ajustada, mis pantalones vaqueros y unos zapatos muy chulos que me acompañarían en muchas aventuras… y me presenté a recoger a mi amiga Laura: “Lo siento Danny, estoy agotada, no voy a salir esta noche”.Primer ataque de ansiedad, no puede ser, necesito que salgas conmigo, yo no puedo ir solo… En fin, que ni todas mis súplicas sirvieron para convencerla.

Asín, que muerto de miedo, nervioso y tembloroso cual flan en mal estado me dirigí a “La Casa del Árbol” yo solito. Es curioso pero los miedos suelen ser de lo más irracionales, comienzas a ir un bar gay, tu solo por tu cuenta, y piensas cosas tan absurdas como que todo el mundo te va a violar (ejem, ejem, a mis veintiún años estaba muy, pero que muy bien… cough, cough, ataque de modestia)… y catorce años más tarde te das cuenta de que no le tienes ningún miedo a ese irrealista escenario. Entré en “La Casa del Árbol, y tras una hora sujetando mi cerveza con rostro de pánico, aunque poco a poco me di cuenta de que mi cuerpo, aunque más que aceptable (cough, cough), no corría peligro alguno… y de repente me dí cuenta de que en cierta forma esto me molestaba. ¡Las Vueltas que puede dar la mente cuando piensa demasiado!

Acabé por subir a contemplar el espectáculo drag de la parte de arriba, y supongo que ahí empezó mi gran afición a los mencionados espectáculos. Observándolos lograba relajarme, te entretenías y lograbas desconectar un poco de tus miedos y fobias, y la verdad es que hice grandes amigos en el mundo del transformismo. Supongo que me convertí en algo asín como el adorable muchacho español recién salido del armario que necesitaba la protección las reinas del ambiente. A día de hoy me acuerdo de esos días, y del estilo del ambiente que existía en Charleston, y me invade la inevitable nostalgia. En fin, que quizás en cierta manera Laura solo quisiera darme ese primer empujón para que adquiriera el valor que requería ser más decidido, pues después de aquel fin de semana volvió a salir bastante a menudo a bailotear conmigo.

Entre semana, después de las clases me acercaba a menudo a “Vickery’s” uno de los bares más populares de la universidad. Allí me sentaba en la barra y acompañado de una cerveza me enfrascaba en la lectura que tenía asignada en mis clases. La camarera Trish me cogió cariño con enorme facilidad, y enseguida nos hicimos buenos amigos, era también estudiante y de vez en cuando, le ayudaba con sus tareas de español. Un día me colocó delante una pinta de cerveza que yo no había pedido y asumiendo que me estaba invitando, como era más que habitual se lo agradecí.

“No viene de mi, es una invitación de otra persona”, me contestó. Bombazo para el ego, el sistema de ligar en un bar invitando a algo de manera anónima, o directa, era muy habitual… en España no me ha pasado jamás… “Trish me tienes que decir quién viene esta cerveza, no puedes dejar así, con la dudaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa”, Trish se reía mientras contemplaba al new gay boy en un ataque de nervios propio de un quinceañero.Pero Trish, que llevaba mucho tiempo detrás de una barra supo como jugar las cartas necesarias para que la situación se fuera inflando: “Te diré que viene de un chico, y que es guapo… nada más.”

El futuro licenciado en Antropología no necesitaba más información… y es que si me estaban enseñando algo en la carrera que había elegido cursar, era a observar y deducir. “Vickery’s” se convirtió en mi destino diario, y cada vez que me recibía una pinta de cerveza de mi tímido admirador secreto, observaba cada rincón del bar, y comenzaba a descartar, como cuando jugaba al “Quién es Quién”. Una semana y media y ya tenía claro que tenía que ser otro camarero, el resto de habituales habían sido descartados, y a base de descarte de detalles concluí que se trataba de uno guapísimo. A la escucha me quedé hasta que oí a otra de sus compañeras llamarle Gary.

Asín pues, al día siguiente le solté a Trish: “Ya se que es Gary quién me invita a las cervezas.” Trish se  quedó helada y no me lo negó, cuando le pedí que le entrega mi número de teléfono que había apuntado en un papelito, me dijo que se acababa de marchar. Asín, raudo y veloz, salí corriendo, gritándole a Trish que le pagaba a la vuelta, dispuesto a tener otro de mis fabulosos momentos Meg Ryan.Alcancé a Gary a la vuelta de la esquina y esta vez no monté un trabalenguas, fui directamente al grano, ante un sorprendidísimo Gary, diciendo: “Gary, quería darte las gracias por todas esas invitaciones, y darte mi número de teléfono, por si un día quieres quedar a tomar algo.” Y di media vuelta.

Así tuve mi primera cita, Gary me llevó a otra discoteca llamada el “Arcade” que se convertiría en otro sitio verdaderamente importante en mi vida, y después me llevó a su casa, y no para debatir sobre el medio ambiente precisamente.Pero aquí es donde la historia toma el giro proporcional a la inexperiencia e inocencia que yo tenía entonces. Mientras yo creía haberme enamorado ya, y tener novio formal, Gary solo había tenido lo que era un nuevo concepto para mí… “una aventura de una noche”. Así pues, mi corazón se hizo añicos, y monté un drama de proporciones dantescas, uno de mis momentos Melania Hamilton… cuando en realidad no si quiera conocía al muchacho… Pero el tiempo lo cura todo, y en lo relativo a las aventuras de una noche, se desarrolla un factor curativo como el que tiene Lobezno de los X-Men, cuanto más se práctica, más rápido se cura uno.

Curiosamente un año más tarde, Gary se convirtió en un buen amigo, y pasamos muy buenos ratos juntos compartiendo trastadas y risas propias de veinteañeros tempranos con toda la vida por delante. Como echo de menos aquellos días, pues cada uno tiene su sorpresa, su sentimiento, su absoluta novedad… pero la manzana termina por acabarse… y el resto de las frutas no son tan interesantes, porque no están prohibidas.

 Besazos y Abrazazos 


SALIENDO DEL ARMARIO

  (ENTRADA 43)

 

Érase una vez un Danny Boy metido en un armario, con miedo al que dirán, con miedo a ser un bicho raro diferente al resto de la humanidad. En definitiva no era más que un Danny Boy que creía que el hecho de que le gustaran los hombres le hacia único en el mundo, ni se podía imaginar por un solo momento que no estaba solo. Así que cuando llegó el momento de darse cuenta de que esto no era así, se comenzó un proceso que he de suponer resulta diferente dependiendo de cada uno… salir del armario.

SALIENDO DEL ARMARIO 22-09-08

El miedo al rechazo es una fuerza bastante poderosa, y difícil de conquistar, sobre todo cuando eres un joven introvertido, bastante reservado. En mi caso creo que hubo tres pasos definitivos para salir del armario. El primero fue la aceptación personal, el segundo la de mis amigos, y el último, que tardó mucho más en llegar, la de la familia (que tiende a ser la que más temen muchos).

 El primer paso es siembre el más fácil, o por lo menos lo fue en mi caso, aceptar que uno se homosexual resulta algo más llevadero cuando uno se da cuenta de que no es único en el mundo y que el autoengaño no es una vía de escape, y la verdad es fundamental en la vida de cualquier persona. Los siguientes pasos ya eran más temidos, y difíciles de aceptar. En ese sentido tuve una ventaja considerable, y esa fue el estar viviendo en el extranjero. Fue mi segundo año de universidad donde por fin me introduje en el mundo gay, y construí la base fundamental sobre la cual años más tarde lograría abrirme a mi familia.

La verdad es que no comencé demasiado bien, mi técnica ante el pánico era el mostrarme públicamente en contra de la homosexualidad. En parte por pánico, en parte por negación personal, y a día de hoy pienso que también se trató de una forma retorcida de poner a prueba a las amistades que me rodeaban, y comprobar quien estaba de acuerdo con “mis ideas”. Afortunadamente pocos lo estaban, la gran mayoría se mostraron enormemente sorprendidos de una postura que no era para nada acorde a mi manera de ser. Creo que sin pretenderlo di el primero paso, ya que mi actitud tan negativa impulso a que muchos de mis amigos sospecharan que era lo que estaba ocurriendo. La primera de ellos fue Miriam.

Recuerdo perfectamente la noche en que las cosas comenzaron. Yo me encontraba cenando en la cafetería de la Universidad, estaba frustrado, harto y de mal humor, mi incapacidad de actuar me impedía dar pasos en una dirección positiva. Miriam era una estudiante internacional, estaba solo en Charleston durante un año, y solo la conocí durante ese año, pero cambió mi vida para siempre. Esa noche Miriam se sentó en frente y no me dejó ni saludarla: “¡Basta de tonterías! ¿Eres gay?”… y todavía recuerdo los nervios, la sensación de que una bomba iba a estallar dentro de mí, y como comencé a negarlo, y en el proceso soltar unas cuantas tonterías impropias de mí y… “Enough, Danny Boy!”…. y es que el mote que uso en Internet era mi apodo en años de universidad.

Miriam pegó un grito en su peculiar acento francés que resonó en toda la cafetería, y yo asentí, y afirmé lo que ella, y otros muchos ya sabían… Realmente no se lo estaba diciendo a ella, simplemente estaba diciendo lo que ya sabía en voz alta. De esta manera, poco a poco se confirmó lo que era de conocimiento popular, y tocaba dar el siguiente pasó, que me resultaba completamente imposible, entrar en un bar gay. El solo acercarme a uno me causaba un pánico tremendo, dentro de un cierto aspecto ridículo e inmaduro, me figuraba todo bar gay como el emblemático “Ostra Azul” que salía en la película “Loca Academia de Policía”. Me veía  mismo entrando en un bar donde hombretones enfundados en cuero se me lanzarían encima. A día de hoy no puedo evitar reír cada vez que me vienen a la memoria ciertos miedos absurdos que tenía en aquel entonces.

Entró en escena Laura, la joven de Atlanta que decidió que si tenía que hacerme entrar en un bar gay, lo haría a empujones. Laura era muy divertida, y mi compañera de baile country favorita… lo bailábamos todo, aunque no supiéramos… y me enseñó los secretos del tequila erótico. Aquel era el último año de “Tree House” un bar que invitaba a la diversidad, aunque predominaba la gente gay. Siempre me ha dado la sensación de llegar al final de todas las cosas. En su puerta se leía (y traduzco): “La Casa del Árbol es un club mixto, gay, heteros, negros, blancos, asiáticos, judíos, gentiles, vampiros y marcianos. ¡Todos sois bienvenidos. Todas las Persuasiones, sin agresiones” (Si, el saludo de mi blog esta inspirado en lo primero que leí al entrar en mi primer bar gay). La primera planta era discoteca donde se ponía todo tipo de música, y subiendo por las escaleras se llegaba a un pequeño cabaret donde se podía disfrutar de los mejores espectáculos de transformismo.

Así pues me arrastró a “La Casa del Árbol”, y recuerdo el nerviosismo, la excitación, y los ojos como platos viendo tal cantidad de gente gay, comportándose de manera libre demostrando su cariño entre ellos. Incluso me presentó a algunos amigos. Fue la primera noche cuando descubrí mi más absoluta inutilidad  y torpeza para ligar. Laura me presentó a su amigo Randy, y yo me quedé prendado cual princesa procedente de un cuento de Walt Disney. Randy era rubio, ojos azules, atlético, y además encantador. Estuvo con nosotros bailando un poco de dance step, muy elemental en el country que tanto nos gustaba, y se tuvo que retirar temprano. Estaba llegando ya a la puerta cuando decidí salir disparado en el primero de los muchos momentos Meg Ryan que tendría. Le paré y solté algo asín, sin pararme a respirar: “Randy, mira, veras, me preguntaba, que si no te parece mal, aunque si te parece mal lo entenderé, pero si no creyera que te fuera a parecer mal, no te preguntaría, pero pensé tengo que preguntarte antes de que se vaya, pero fin quizás te parezca una estupidez, pero pensé que no pasa nada, pero si tu no quieres tranquilo, pero tenía que intentar decirte, que en fin, por favor deja de sonreír que me desconcentras, por favor ya no se ni por donde voy, pero bueno, yo…. “

“Danny Boy, ¿me estás pidiendo una cita?”, Randy por fin cortó mi caos lingüístico, y tuve que asentir que sí con rostro de “ouch, ouch, ouch, que ridículo más grande”.Randy contestó sin dejar de sonreír, “Veras Danny, ya estoy saliendo con alguien, pero por favor no te sientas mal, nunca me habían pedido una cita de esta manera, me ha encantado, estabas monisimo». Randy se fue, tras darme un beso en la mejilla, y claro yo me quedé más cortado que otra cosa, supongo que era mucho pedir que en mi primer día en un bar gay, fuera del armario me echase un novio, encima uno guapo y encantador… quedaba aún tanto camino, tantos tropezones, momentos románticos, momentos vergonzosos, tristes… pero el primer paso estaba dado, y habría que ir poco a poco. Laura me cogió de la mano, sonaba una canción de Dolly Parton, y era momento de bailar en línea. Laura sonreía y yo la recuerdo con cariño, no tengo fotos de ella, como recuerdo su sonrisa y los bailes con ella hasta horas tardías, ese mismo año se graduó y se marchó. Ese fue mi primer día fuera del armario, y lo recuerdo con mucho cariño…

 Besazos y Abrazazos


ALMA EN FOTOGRAFÍAS

  (ENTRADA 42)

 

Como inicio de temporada ayer me dispuse a ordenar un poco la habitación desde la que os escribo siempre. Más o menos la misma rutina, tirar aquellas cosas que ya no voy a necesitar, y hacer espacio para la cantidad de tebeos que supuestamente me van a llegar mañana. Preparar proyectos para la nueva temporada, en fin lo que se suele hacer a la vuelta de las vacaciones. Acabé sacando antiguos álbumes de fotos, y contemplando cada una mientras me tomaba un té bien caliente descalzo y sentado en la alfombra. Las fotos a las que le tengo más cariño son aquellas que saqué durante mi etapa de estudiante universitario en Charleston, Carolina del Sur.

ALMA EN FOTOGRAFIAS 15-09-08

Me acuerdo de ellos a menudo, y me pregunto que ha sido de sus vidas once años después. Cuando abandoné la que sigue siendo ciudad de mi corazón, no había todavía móviles, o no eran asequibles, y el uso del email no estaba tan extendido como es el caso ahora. De hecho en toda mi carrera no tuve conexión a Internet ni nada parecido, solo usaba los ordenadores de la biblioteca para escribir los ensayos que me asignaban. Esto provocó que hubiera una separación definitiva, ni siquiera cuando volví de vacaciones a final de 1998. Me fui del país donde había construido a la persona que soy ahora, y perdí el contacto con los increíbles amigos que había hecho. También era de esperar pues Charleston era una ciudad universitaria, y el noventa por ciento de la gente que conocía no era de allí. En definitiva, cada uno tomamos nuestro camino. 

Me parece increíble como durante cuatro años determinada gente se convierte en indispensable en la vida de una persona, y como por circunstancias externas desaparecen para no volver a ser vistos. Esto no quiere decir que se les olvide, yo desde luego los tengo muy presentes y en un futuro os hablare de ellos en pequeñas secciones. Supongo que por este motivo me resultó muy difícil reaclimatarme a mi país de origen cuando regrese. Por ello me resulta muy triste mirar fotografías del pasado, a veces me da la sensación de que la persona que experimentó todas aquellas vivencias es otro, al que observé desde la distancia. Es como si no fuéramos una unidad con continuidad ligada. Me resulta difícil expresar lo que siento.

Pero al mismo tiempo, me gusta disponer de esas pequeñas ventanas al pasado, por muy nostálgico que me ponga. A fin de cuentas se trata de una época en que la amistad era sencilla, menos torcida, quizás debido a lo jóvenes que éramos, y a que todos nos encontrábamos de una forma u otra, en un proceso de búsqueda sincero. Cuando hay aspectos, o vivencias comunes, las cosas resultan más sencillas. Con la edad la amistad en su estado más pura es algo más complicado de hallar. Hay muchos factores que entran en juego, y que ni siquiera se llegan a considerar cuando se es joven y se tiene toda la vida por delante.

Hoy en día creo poder contar los amigos verdaderos con los dedos de una mano, y me sobran dedos… gente conocida, tengo mucha, y los hay especialmente agradables y me caen, hasta diría, muy bien… pero amigos, esos son los que cuando todos salen, se deciden a entrar. Hay mucha gente que ha aportado singulares piezas al conjunto que yo soy como persona, y que ya no están conmigo. Tomaron diferentes caminos y allá donde esten, solo deseo que alcancen el potencial absoluto de su felicidad, esperando que de vez en cuando se acuerden de mí. Esas personas residirán en mis recuerdos siempre, y leeréis más sobre ellos en un futuro. Por lo demás, esta semana ha supuesto mi retorno a la rutina de Madrid, saliendo a tomar algo y acudiendo al cine en compañía de mi buen amigo Javi para ver la película «Wanted», que nos ha encantado a ambos.

????????????????????????????????????????????????

 El fin de semana pasó con muchas risas mientras la Tremenda actuó en la Noche Blanca de Madrid, y su sobrina Amparito también hizo una aparición especial, así que nos pasamos una noche de risas y buenos momentos de los cuales para mi los más desternillantes fueron cuando Amparito y se preparaba en el camerino en compañía de un servidor, son esos momentos gamberros de muchas risas y complicidad que se quedan atesorados en la memoria, y con un poco de suerte en una foto gamberra. No hay nada como momentos de risas compartidos. La Noche Blanca transcurrió con recuerdos del ayer que vuelven, y no voy a negar que no pude evitar recordar momentos del ayer que para mi siempre darán un significado especial a la mencionada noche.

Besazos y Abrazazos


COMIENZA LA 2ª TEMPORADA

  (ENTRADA 41)

 

Quién sea observador se habrá dado cuenta de que no escribí nada la semana pasada, y es que para terminar el verano, me agarré un catarro de esos que hacen época. Como soy muy tozudo, me fui a correr el pasado Lunes de todas maneras, y claro volví hecho una pena, penita, pena…que diría la canción. De esta forma comienzo la segunda temporada de este blog con un buen trancazo.

COMIENZA LA SEGUNDA TEMPORADA 08-09-08

Y es que, cuando se tiene un poquito de fiebre, no más de treinta y siete y medio de temperatura, hacer un poco de deporte no viene mal (ayuda a liquidar virus). Pero si lo que se tiene es  catarro, la cosa cambia. El exceso de moco, flema, o sustancias similares complica el ejercicio físico. No se puede respirar bien, no llega suficiente oxigeno a la sangre. En fin, que no es inteligente salir correr doce kilómetros… y Danny Boy, como es testarudo, cabezota y un poco mula, pues decidió que si podía (aún no me explico como lo hice). En definitiva, que acabé mallado, que decimos en mi tierra (destrozado, agotado…).

En dos días ya estaba recuperado y el miércoles llegó el momentote coger el tren que me llevaría de regreso a Gijón. La verdad es que la última semana en Gijón pasó sin pena ni gloria, sobre todo porque el tiempo se tornó nublado y más bien fresco. El mar también se volvió violento, y había que nadar con mucho cuidado.El sendero que baja a la playa y por el cual yo he bajado, bicicleta al hombro infinidad de veces oscureció de una manera profética, que parecía indicar el final del verano. De todas maneras tengo claro que no ha sido un mal verano, de hecho lo calificaría de realmente positivo. El tiempo ha estado bien, hemos tenido sol prácticamente todos los días, y mi superación de determinados complejos, me ha permitido disfrutar de una playa tranquila y aislada. Si es cierto que aislamiento, aunque en mi caso llevadero, resulta difícil de llevar, pero mi mejor compañía la ha proveído mi más fiel compañera… mi bicicleta. La pobre ha recibido un tute sin precedentes hasta el punto de batir el record de cuatro pinchazos, con sus cambios de cámaras correspondientes, e incluso cambios de cubiertas para las ruedas que ya estaban demasiado erosionadas. Allí ha quedado, en mi habitación, a la espera de nuevas aventuras el verano que viene.

 Así que sin más opciones, durante la semana nublada aproveché para ir a ver las películas «Star Wars: Las Guerras Clon», y la de Hellboy II: El Ejercito Dorado». La primera me pareció floja, y espero que la serie este mejor, y la segunda excepcional.

STAR WARS LAS GUERRAS CLON

HELLBOY II

Finalmente llegue a Madrid en tren, y del allí me dirigí a mi casa. Mi cuarto es como mi santuario privado. Más que un cuarto parece una especie de biblioteca de tebeos, y museo de personajes de fantasía y ciencia ficción. Hay pocos sitios  en los que me siento tan tranquilo y en paz como entre esas cuatro paredes, desde donde ahora escribo estas líneas.

El viernes me reuní con La Tremenda, a quién he echado muchísimo de menos, que además me recibió con un regalo de cumpleaños… el único que he recibido este año. Como conoce mis gustos muy bien, nada mejor que una película de animación de Batman, con camiseta súper chula…. Y sorpresa, había encontrado la película de “Flash Gordon” de 1980. Dicha película la había comprado hacía unos años, pero como tengo la costumbre de dejar mis cosas, dicha película fue victima de un caso  de no retorno… y si te he visto, no me acuerdo. La mala suerte quiso que encima descatalogaran la película, cosa que me dio una rabia inmensa. No puedo entender a la gente que no devuelve las cosas que no son de ellos, bajo mi humilde punto de vista, eso es como robar, a mí desde luego, no se me pasaría por la cabeza hacer algo así. Después fuimos a tomar algo por ahí, y siempre se da cuenta uno de quien se alegra de verle y quien no tanto. Al día siguiente volví a salir, esta vez solo, ya que La Tremenda se iba de bodorrio. Pero en Madrid me pasa al contrario que en mi ciudad natal, me siento más en mi salsa, nada acomplejado, y la gente me parece más abierta y sociable. A parte de que conozco a muchísima gente. Así que en un momento me reuní con todos los habituales de “Picardías”, que ya habían regresado de sus respectivas vacaciones, y tras unas cervecitas, pasamos a bailar.

Regreso entonces “La Tremenda” de su bodorrio, todo trajeado… y hay que decirlo, muy pero que muy guapo, causo toda una sensación entre los allí presentes. Ya más tarde toco la retirada… de lo que sin duda es un nuevo comienzo. 

 Por lo demás toca volverse loco mientras se vuelve a la rutina, rellena la nevera, se encargan todos los tebeos que me he perdido durante el verano  (vaya pedido me espera)… no me cabe duda que habrá nuevas historias que contar, y alguna que otra que vuelva del pasado… en esta nueva temporada…

 Besazos y Abrazazos